Capítulo 9

13 2 0
                                    

Capitulo 9: Revelaciones.


«No vemos lo visible, sino lo invisible»
—Tyresse, The Walking Dead—

Sinceramente, volver a hacer equipo con Ada después de todo lo que había escuchado de ella antes no la llenaba de gracia.

Pero no dijo nada y solo la tolero por Leon, que parecía más animado al tenerla cerca. Y si, debía reconocer que la mujer sabía lo que hacía con un arma y no tenía miedo de las arañas, por lo que pasar esa parte de las alcantarillas fue relativamente fácil.

Por suerte, nadie resulto herido. Bueno, si no cuentas a Ben, el cual se las arreglo para dejar su cobardía de lado y aunque no estaba armado, pudo quitarse una araña de encima de una patada, lo que hizo que uno de sus colmillos le rozara la pierna, rasgándole el pantalón y envenenándolo por un rato hasta que Mika encontró unas plantas violetas para curarlo.

Al menos no hubo bajas.

—¿Estas mejor? —

—Arde como el demonio, pero si —contesto Ben, haciendo una mueca cada vez que movía la pierna herida para caminar—Esas cosas funcionaron bien ¿Cómo sabias que ayudarían? —

Mikaela parpadeo.

—No lo sabía. Solo las encontré y las use —

El reportero se sobresalto.

—¡¿Qué?! ¿Me usaste de experimento? —

—Si —afirmo la morena muy campante —

—Jesús, es la última vez que confió en ti —

—Siempre lo dices, pero no puedes evitar hacerlo —

—…touche —

Mikaela sonrió, empujándolo suavemente con el hombro mientras avanzaban siguiendo a Leon y Ada, quienes hablaban sobre las habilidades de Paintball de esta ultima como su explicación para saber cómo manejar tan bien un arma.

Que mentira más descarada.

Mika era un vivo ejemplo de que eso no servía tanto en la vida real.

Eso solo la hizo recordar lo que había dicho Annette sobre que Ada era una espía.

No, todavía no podía decirle a nadie eso.

Siguió caminando.

[...]

Habían encontrado un transportador.

¿Qué hacia un transportador en las profundidades de las cloacas? Ella no tenía idea, pero no se quejaba. Estaba harta de caminar. Seguramente en cuanto se quitara las sandalias tendría los pies llenos de ampollas.

Lo malo, fue que al entrar al vehiculo, las filosas garras de un monstruo comenzaron a salir de distintos lados del techo.

Garras muy conocidas.

Eran las mismas que las del monstruo que habían enfrentado antes.

Pronto, Leon y Ada, los únicos con armas de fuego, comenzaron a dispararle al brazo; el cual dejaba grandes agujeros en el techo cada vez que uno de esos grotescos brazos entraban, tratando de agarrar o lastimar a alguno. Sin embargo, fue curiosamente fácil saber por dónde iban a aparecer, pues un montón de polvo caía desde ese lugar antes de que saliera.

No otra historia de zombies ¿O si?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora