Que soy yo, si no estoy contigo

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-¡Sirius!

Grito un alegre Harry mientras corría para ser abrazado por su padrino, estaban en la sala común de Grifindor y está sen encontraba casi vacía, el toque de queda había sido declarado hace unos minutos.

-por un momento creí que no te vería cachorro.

-Si, tuve que salir arreglar unos asuntos. - se avergonzó Harry - me alegra que te hayan permitido venir a verme.

-No fue fácil sabes, tuve que declarar mi derecho como tu padrino al enterarme de tu cortejo.

-No entiendo Sirius- menciono confuso Harry- sinceramente el mismo cortejo me resulta nuevo y aún no se de sus etiquetas.

-son cosas de sangres puras Harry, se supone que tendría que estar discutiendo con tu prometido tu dote y un acuerdo- Harry se sonrojo al escuchar esto último, que acaso ¿lo estaban vendiendo? O ¿Porque lo tratan como mercancía?- así que Gaunt eh.

-Sirius yo... Yo quería contarte pero todo paso tan rápido, al inicio no éramos nada y hace unos días me entero que había aceptado comprometerme- Harry volteó a ver a la chimenea y después de calmarse le regreso la mirada - este año ah sido como volar en escoba sin que está te haga caso.

-cachorro- río bajo el Black por el chiste del menor- no tienes que casarte si no quieres, por eso he venido hablar contigo ya que viendo el sangrepura que es Tom en los periódicos, se que ah usado sus mañas para manipularte- Sirius empezó a recorrer su vieja sala mientras decía al aire- ¡solo deja que le ponga las manos encima! ¡sabía que los trucos políticos no eran limpios pero mira que usar tu fama y aprovecharte de la ausencia de tus tutores para usarte!

-Sirius...

-¡Pero no te preocupes Harry! dejaselo a tu padrino, juntos burlaremos ese estupido ritual y te liberare de ese estupido asaltacunas.

-Sirius, creo que no será necesario llegar a tales extremos.

-tu confía Harry tengo todo resuelto, está noche escaparemos juntos y nos iremos a las tierras de irlanda a ser la familia que debimos ser.

-¡Es mi alma gemela Sirius!

Un silencio incómodo reino por la sala después de la declaración de Harry, los pocos estudiantes que estaban en la sala se incomodaron tanto por la plática que varios se retiraron a sus habitaciones y otros chismosos se quedaron a escuchar. Sirius no apartaba la vista de Harry, no se movía ni decía nada, como si hubiese sido empujado al velo de la muerte, estaba pálido con la noticia.

-Debes estar bromeando...- se animó hablar.

-No lo hago, a mi también me costó entenderlo en un inicio pero...- Harry se relamio los labios antes de continuar, no quería darle muchos detalles a su padrino, menos esa clase de detalles, pero él tenía que ser honesto con su única familia, no quería mentirle- Lo amo, no se si es por qué es mi alma gemela y posiblemente esté siempre obligado a quererlo, pero ¡hey! El también me ama, y a estás alturas no quiero separarme de él Sirius, así que porfavor acepta que me case con el.

-Harry... Pero ¿que ay de nuestros planes? De viajar juntos y hacer esas cosas locas que tanto querías hacer.

-Aun podemos hacerlo Sirius, ven con nosotros, vivamos juntos, por temporadas si quieres así ambos podemos vivir nuestras vidas y ser parte del otro.

-¡Ja! No gracias-exclamo el mayor en un tono nostalgia  pero animado- suficiente tuve viviendo con tus padres recién casados, puedo incluso jurar cuál fue la noche en la que te conocíbieron pequeño.

Harry se relajo al ver la aptitud alegre de su padrino, aún estaba nervioso pero se sentía bien de confesarle aquello a su padrino. Se tenso un poco al ver cómo Sirius optava por un rostro sumamente serio y pesado, digno de un Black.

AfrodisiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora