gallina (v. barco x a. giay)

cinco; hablador.

tercera persona.

—¿de que le guste qué?—la puerta de la cocina se abre y por ella entra la mamá del colorado, trae los vasos que olvidaron en la mesa y los deja en la encimera de la vacha para que su hijo los enjuague.

—el mate de leche—inventa rápido—re estaría ¿no, valen?.

—no amigo, una diarrea—ambos se carcajean nerviosos hasta que la señora nota la cacerola en las manos de su hijo.

—¡valentín, mi olla!—y después de eso todo son gritos.

—salí de mi lugar, comodín—el pelirrojo sale del baño de su habitación con una toalla alrededor del cuello y sus sandalias chapotean por la humedad de sus pies, haciendo notar la obviedad de haber tomado una ducha antes de acostarse—y metete a bañar, croto, o dormís con luna.

—señor, si señor—se levanta de un salto, pone el celular a cargar y antes de meterse al cuartito a hacer lo que se le pidió mira al bajito con ojos de bambi, no quiere dormir con el perro—¿voy a dormir con vos?.

—lamentablemente—responde cortante secándose el pelo—a menos que de verdad quieras ir con luna.

—ella me quiere mas que a vos—y cierra la puerta antes de que le de con la toalla hecha una bola en la cara.

valentín suspira cansino, no quiere pensar en como va a seguir cuando agustín salga y tengan que compartir espacio en la cama, va a ser incómodo como la mierda. Por ahí puede convencer al mayor de tirarse por la ventana e irse justito por donde vino pero no, porque giay parece empecinado en quedarse a pesar de todo y no entiende por qué.

se sienta en la cama y boludea un toque con el celular hasta que el mayor termine, riéndose de los videos que le aparecen en tiktok. Pasa mas tiempo metido en esa app que haciendo cosas productivas, según su madre.

—val.

—¿mmh?—levanta la vista y se arrepiente al toque cuando divisa el cuerpo semidesnudo de su mejor amigo con el torso desnudo y el pelo goteante, enseguida siente que se calienta y agradece estar tapado de la cintura para abajo porque sino juraba que se tiraba a si mismo por la ventana.

¿que mierda le pasa?

—¿sabés si dejé alguna remera de la ultima vez que me quedé? busqué pero no encontré ninguna—se sacude el pelo con la toalla para secárselo, lo deja mas desparramado que antes y eso no debería ser tan atractivo de ver.

—eeeh...—piensa, de verdad piensa pero el agua lo hace ver brilloso y lo desconcentra—creo que no, agarrá una de las mías.

—¿cual?—se acerca al armario y valentín tiene una vista completa de su espalda ancha, musculosa, infinita.

quiere...quiere ¿qué quiere? sacude la cabeza.

—una de boca—dice sin pensar, después se lo imagina y su corazón se salta un latido que pasa directamente a sentirse allá abajo.

—ni loco—corre prenda por prenda mas no parece hallar alguna de su agrado...o su talla—encima tenés miles, amigo ¿no hay algo mas decente?.

—matate, agustín—levanta el dedo medio y el morocho le saca la lengua—quedate así entonces, cagate de frío.

—no tengo problema, seguro me congelo mas rápido con una de esas—apunta a las casacas prolijamente acomodadas y luego cierra la puerta del mueble.

—seguí haciéndote el chistoso que vas a terminar durmiendo en la cucha de luna y luna conmigo.

—no te aguantas nada, enano—emboca la toalla en el cesto de la ropa sucia y después se sienta la cama, al lado de valentín pero a una distancia prudente que este agradece.