seis; chupar.

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tercera persona.

agustín sonríe con alivio, ya no se siente tan mal por haber manipulado al colorado un toque, poquito, casi nada.

bueno, fue como caminar desde palermo hasta cañuelas sin atajos, una banda.

pero en su defensa, a valentín se le notaba lo desviado a millas, porque si, claro que se había dando cuenta de la exagerada cantidad de veces que había atrapado al bonaerense con la vista perdida en hombres musculosos, pibes facheros, chicos lindos, etc. no era tonto, nadie que fuera completamente heterosexual miraba a alguien des u mismo sexo como si quisiera comérselo.

él solo le dio el empujoncito que necesitaba para que este pensara en eso, se diera cuenta solito de las cosas y aceptara de una vez por todas que no era completamente heterosexual como había creído siempre. Y al parecer había funcionado de maravilla, así que ahora se encargaría de hacer las cosas bien con el pecoso porque de verdad lo quiere, y mucho.

—¿me abrazas o eso es muy trolo para vos?—bromea el castaño, riéndose cuando el contrario resopla y le suela la mano con molestia.

—vos sos muy trolo para mi, andate de mi casa—contrario a lo que su cara refleja, se acerca al mayor recostando su cara sobre el pecho del chico y apoya una mano en el estómago desnudo. giay abraza su cintura para acercarlo mas y le besa la coronilla, inhalando el aroma del champú—mala junta, en esta familia servimos al señor.

es la primera vez que valentín se permite disfrutar de la risa de agustín sin sentir el sentimiento de culpa que acompaña al pensamiento. admite que es muy linda y también contagiosa, está sonriendo sin ser muy consiente de eso.

—¿seguro que querés que me vaya?-el pecho del morocho vibra debajo de la mejilla del colorado, también escucha su corazón y el sonido lo arrulla—mirá que puedo saltar por la ventana.

si tan solo supiera que valentín pensó en esa posibilidad mas de veinte veces mientras se bañaba.

—no me quieras volver a manipular, gordo, ahora conozco tus intenciones de desviarme del camino de la vida.

—gordo lo tengo—refuta, recibe un pellizco cerca de su pectoral y se queja—y basta de referencias religiosas...eso me excita.

—pajero de mierda—susurra, la sonrisa cariñosa que tiene no se le va en ningún momento y duda que alguna vez lo haga.

—habla el que tiene la pija dura—mueve la pierna que está cerca de la entrepierna de valentín para hacer enfasis de sus palabras y el colorado jadea sorprendido por la presión—me vas a hacer un hoyo en el pantalón.

a barco se le suben todos los colores a la cara, poniéndolo tan rojo que es imposible distinguir el final de su rostro y el incio de su pelo. quiere alejarse pero el brazo a su alrededor lo apresa al costado del dueño, imposibilitándole moverse demasiado. agustín no lo va a dejar, quiere que valen se sienta cómodo con su masculinidad en su presencia.

—no era queja, en realidad me siento halagado—acaricia la cintura del menos y siente como enseguida se estremece—¿querés que te ayude con eso también?—ofrece.

—no—responde en un hilo de voz, cierra los ojos con fuerza esperando a que algo pase pero cuando no escucha ni siente nada los vuelve a abrir para mirar al morocho—¿qué pasa?.

—¿qué pasa con qué?—arquea una ceja y valentín bufa—me dijiste que no.

—¿y desde cuando me haces caso?—reprocha.

puede sonar contraproducente pero le gusta negarse un poquito, hacerse el dificil con giay es divertido.

—¿desde hoy?—sonríe inocente y barco empuja sus caderas contra el cuerpo contrario—ya entendí, no sabía que te gustaban esas cosas.

gallina (v. barco x a. giay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora