II: Hi, myself

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—¿Por qué no intentas salir un poco? Podrías intentar ingresar a alguna universidad.

No hubo respuesta.

—Déjala mamá. Sabes que no responderá. —Dijo la muchacha de gran delineado.

—Es más difícil tenerla aquí que tenerla lejos. —Lamentó la mujer, intentó acariciar el cabello de su otra hija pero ella rápidamente quitó su mano de manera brusca y un poco violenta. Parecía querer disculparse pero las palabras no salieron de su boca, se levantó de la mesa y salió corriendo hasta su habitación.

La mujer había sentido culpa, y se había largado a llorar dentro del baño.

La menor de las hijas había quedado sola en la mesa comedor de la sala, sin nadie más a su lado, pero de alguna manera se había vuelto una costumbre.

...

—¿Lou? — La visita del día anterior les había dejado cosas buenas. Una de las grandes preocupaciones de Eleanor fue que su hija pudiera adaptarse a su nueva vida aquí. Se había visto obligada a dejar a toda la gente que conocía en otra ciudad, esperaba que aquí también pudiera crear grandes recuerdos para su niñez. —Despierta, Lou.

La sacudió con delicadeza.

La pequeña había despertado más cansada que el día anterior. Su madre sabía que seguramente la emoción de otro día nuevo la había mantenido despierta más allá de su hora de dormir. Le costó vestirla, y le costó que comiera una porción decente en el desayuno, pero peinarla fue la parte más fácil a comparación de otros días donde está activa.

En cuanto Charles se despidió, empezó el día para Eleanor y sus hijas. La mujer pasó la mañana haciendo algunas entrevistas de trabajo para la nueva servidumbre, una persona que hiciera la comida, una persona que limpiara su cas y una persona más que viniera semanalmente a podar el jardín. Son las tareas que una ama de casa haría, sumándole la crianza de sus hijos, pero pronto ella tendría que dedicarse a su nueva sucursal, al menos por un par de años mientras expande su negocio necesitará ayuda para mantener su casa y familia en pie.

Son gastos que podían permitirse gracias a estar en esta nueva ciudad, ella esperaba grandeza para su familia, este lugar parecía poder dársela.

—No... al parecer estuvo en alcohólicos anónimos los últimos tres años. —Murmuró la mujer mientras tachaba el nombre de una mujer en su lista de entrevistados.

—¿Qué es ser alcohólico? —Preguntó la mayor que había escuchado las palabras de su madre incluso desde la sala de estar.

—Es algo malo mi amor. —Respondió mientras aún tachaba otro nombre más. Era exigente, precavida.

Elouise no preguntó más y continuó jugando con su hermana.

—¿Iremos con Vannesa y su papá? —Se animó a preguntar luego de mucho tiempo después de almorzar.

—Podríamos pasar un rato. —Le acarició el cabello con ternura mientras ella aún seguí poniendo en orden algunas cosas para la nueva apertura de su tienda. Debía mandar a imprimir folletos y pancartas, contratar a alguien que los reparta por toda la ciudad. ¿Acaso su amable vecino le permitiría ofrecer unos panfletos en su local?

Limpió a sus hijas, se encargó de tenerlas tan presentables como podía. Luchaba por mantener una imagen muy mesurada de su familia, en un lugar nuevo sin nadie que los conociera ella podría dar la imagen que quisiera, y tenía claro a dónde quería llegar.

Ajustó los zapatos de charol de Elouise, alisó su falda y estiró sus medias con encaje blanco como holanes. Hizo lo mismo con Marianne, que para variar mantenía una actitud somnolienta. Así las paseó por la ciudad como si fueran dos muñecas de porcelana. Se tomó su tiempo en su propio barrio, mientras observaba de reojo a las demás amas de casa observándola por la ventana de sus propiedades.

Dead to Me || Vannesa AftonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora