En cuanto marcaba la media noche sabía que era el momento seguro para salir. Se deslizaba con calma y en silencio hasta salir de las sábanas, se vestía y salía por la ventana de su habitación de camino a la biblioteca. Había descubierto una entrada hasta el interior hace un par de noches atrás. Con una linterna en mano podía revisar cada estante sin causar mucho alboroto.
Las noches que había pasado en el interior de la biblioteca se había dedicado a buscar libros, enciclopedias y manuales sobre armas, aunque no había podido encontrar mucho material del que esperaba. Encontró un par de libros sobre las armas usadas en la primera guerra mundial, otro par sobre la guerra fría, y unos cuantos relatos sobre la segunda guerra mundial que poco tenían que ver con armas. Decidió leer un poco sobre artes marciales, nada que puedas aprender realmente, un poco sobre historia y algo sobre defensa personal. ¿A quién quería engañar? Nada de eso iba a servirle jamás, aunque no le quedaba nada más. Se sentía insegura en cualquier lugar y en cualquier momento.
Pensó que al menos le hubiera gustado tener algo de ese conocimiento en su infancia, quién sabe cuánto habría podido evitar.
En cuanto había rastros de que el sol saldría pronto dejaba todo en su lugar, se aseguraba de no dejar nada fuera de lugar y salía por el mismo atajo por el que entraba. Seguía el mismo camino de ida y regresaba a su habitación por la vieja tubería que trepaba hasta llegar a la ventana de su habitación. Justo un par de horas antes de que su madre subiera a llamarla a desayunar. Después de todo incluso luego de las diferentes crisis que había sufrido por la falta de calmantes, su padre había decidido no devolvérselos.
"En algún momento tendrá que dormir" Fueron las palabras que le dijo a su esposa.
Esa mañana luego de desayunar se quedó en la sala de estar viendo televisión en silencio, después de todo no tenía ganas de quedarse en su habitación. Las mañanas eran un caos últimamente, tampoco quería estorbarle a nadie, si estaba en silencio y a la vista de todos nadie tendría que preocuparse por ella.
Esperaba a que su madre estuviera lista para la cita con el psicólogo.
Salieron de casa con media hora de anticipación como siempre. A medio camino su madre decidió romper un poco el hielo y el silencio tan incómodo que se había formado, es decir ¿qué esperaba?
—Tu padre viajará esta noche.
Su hija volteó a verla con una mirada que solo su madre pudo descifrar.
—No me mires así, esto no es como antes. Irá por tus abuelos para pasar navidad todos juntos. —Su hija se quedó viéndola fijo, tratando de decir algo más. —¿Mis padres? ¿Tus otros abuelos? No creo que se les pase por la cabeza la idea de pasar navidad conmigo, además no saben sobre... —Pasó saliva y no tocó el tema hasta que llegaron. —Espérame, voy a abrirte la puerta.
Su hija se quitó el cinturón de seguridad y se ajustó la bufanda roja al cuello para que no se viera ni un poco de piel. Nadie la vería raro mientras siguiera nevando. Inmediatamente se abrió la puerta de copiloto y ella salió del auto aún sujetando la bufanda.
—¿Deberíamos comprar otra? —Su madre señaló la bufanda. Tenía una linda sonrisa en la cara.
Este es uno de esos días donde todo parece estar bien, tal vez el ambiente festivo y navideño le había contagiado el buen humor. Era mucho más soportable así, ya no toleraba escucharla sollozar por toda la casa, mientras manejaba e incluso mientras cocinaba. Toleraría todo eso, incluso ser tratada como una niña de nuevo si significaba paz, toleraría el contacto físico incluso, un par de abrazos no eran tan dolorosos como lo demás.
Incluso a ella parecía haberle contagiado la alegría navideña, aunque su cara parecía no demostrarlo ni un poco.
Ambas se dirigieron hasta el consultorio. Su madre pasó primero, necesitaba darle un breve resumen de todo lo ocurrido desde la última sesión hasta hoy. Esto porque su hija se negaba a hablar y necesitaba información para poder ayudarla. Aunque la chica hubiese preferido que su madre entrara a terapia también. A veces era como si la necesitara mucho más.
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Dead to Me || Vannesa Afton
Fiksi PenggemarEl primer desaparecido oficial fue en 1985, no hay mucho que recordar de ese día. Pero desde entonces todo comenzó a desmoronarse poco a poco en la vida de Vanessa. Aún recordaba como aquellas personitas que solían ir con ella a clases, con quienes...