Daniel Miller:
Volvimos a la habitación y empezamos a desempacar todo nuestro equipaje para guardarlo en el armario empotrado que no habíamos visto la primera vez que entramos. Era muy espacioso, así que toda nuestra ropa cupo sin problema alguno.
Cuando terminamos, caí exhausto sobre el blando colchón de la litera. Intenté cerrar los ojos por el cansancio, pero cuando estaba a punto de conciliar el sueño, alguien tocó la puerta.
—Niños, la cena ya está lista. Bajen a comer.—
Salté fuera de la cama y Daniela realizó la misma acción. Bajando las escaleras, el olor a comida inundó mi olfato. Aumenté la velocidad de mis pasos y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba sentado en la mesa.
Al terminar la cena, mi estómago se sentía lleno y satisfecho. Me levanté de la silla del comedor y me dirigí al porche.
La brisa nocturna golpeó mi cara al abrir la puerta, mientras que la intensa luz de la luna iluminaba el hermoso rosal, ofreciendo una preciosa vista al jardín. Bajé del porche y agarré una de las rosas blancas del tallo, y esta se desprendió de la planta; sentí una pequeña punzada en el dedo que ardía un poco. Miré y de una pequeña herida brotaba sangre, ese líquido color carmesí que circulaba por todo nuestro cuerpo y ahora estaba saliendo de mi por un pequeño pinchazo.
Unos largos rizos rubios se asomaron por la puerta de entrada.
—Dan, vamos a dormir. No te expongas, hace demasiado frío aquí afuera y puedes resfriarte.—
—Está bien, Niela. Ya entró.—
Volví a entrar en casa y coloqué la rosa, que aún llevaba en la mano con el tallo manchado de sangre, sobre la mesita auxiliar delante de la foto de nuestros padres.
Llegué a el dormitorio, Daniela me colocó una venda con un dibujito animado en el dedo y dejó un beso sobre ella. Le acaricié el cabello dejándolo todo desordenado y alborotado. Me acosté en la cama de arriba, porque sabía que Daniela se movía mucho mientras dormía y tenía miedo de que se cayera desde lo alto y ocurriera algo peor.
Ella apagó las luces y se metió en su cama corriendo. Solté una pequeña risita porque no pude aguantar. La luz de la luna se colaba por la ventana, haciendo visible parte de la habitación, y los ruidos de los animales e insectos se intensificaron con el silencio de la noche. Cerré los ojos y recordé que había visto un documental sobre la mente humana.
Cuando duermes en un lugar nuevo,una parte de tu cerebro se mantiene alerta cada segundo, y por eso es probablemente que al día siguiente te levantes cansado, aunque hayas dormido placenteramente.
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Me levanté hecho un desastre cuando la alarma de mi teléfono me despertó. Daniela seguía dormida. Bajé de la litera por la escalerilla lateral. Me acerqué a mi hermana, le coloqué una mano sobre su hombro y la mecí suavemente hacia atrás y después hacia adelante.
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Misterio Bajo el Abedul ©
Mystery / ThrillerDaniela y Daniel tras la muerte de sus padres, van a vivir con sus abuelos a Miller un pueblo a las afueras de la ciudad, donde en la casa cuyo patio da al bosque de robles y pinos, se encuentra un gran abedul solitario. ¿Cual será el misterio que s...