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Daniel Miller:

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Daniel Miller:

Desde el umbral se apreciaba la oscuridad que sumergía la cabaña, rellenando hasta el más mínimo espacio donde la luz se alzaba, pequeños rayos de sol que se colaban por las ventanas clausuradas con tablones de madera. Intenté presionar el interruptor, pero al parecer el flujo eléctrico no funcionaba. Fui a revisar el panel central de energía; ¡Ostias! Había varios fusibles quemados y cables desgastados.

Mientras yo intentaba solucionar el problema de iluminación, mi hermana me esperaba arrimada bajo la sombra de un árbol. Por un momento pensé que tendría que cortar leña para colocarla en la chimenea que tenía al costado la cabaña, pero se me ocurrió primero buscar dentro.

Me limité a explorar un poco, ya que, a pesar de que habíamos estado tantas veces en la casa principal, nos tenían rotundamente prohibido acercarnos a la cabaña.

Todo dentro parecía como si estuviera fuera de época, detenido en el tiempo.

Era como si nada de lo que había allí encajara con la actual modernidad.

El polvo y las telarañas se encontraban por todas partes, los objetos estaban cubiertos por sábanas blancas desgastadas.

Rebusqué y encontré en uno de los cajones de la pequeña cocina cuatro velas y un encendedor, ¡Genial! Por lo menos había solucionado uno de los problemas principales.

Con una fuente de luz, ya era más fácil encontrar alimentos. ¡Eureka! En la despensa había dos latas conservas de sopa instantánea. Un saco de carbón casi lleno me serviría para encender un viejo y oxidado fogón, sobre el coloqué una tetera con agua caliente, al entrar en ebullición, vertí el líquido, ocasionando que un delicioso aroma se esparciera por el aire.

Al seguir curiosiando hallé en un polvoriento aparador un juego de vajillas casi nuevo, parecía que nunca había sido usado. El otro problema se encontraba resuelto.

Daniela, tenía mucha hambre, terminó con su plato en un abrir y cerrar de ojos.

Poco a poco comenzó a caer el crepúsculo. El viento silbaba, anunciando que la noche se cubriría con un manto gélido; los sonidos de los insectos interrumpían la paz de la nocturna, otorgándole un toque acogedor.

Destapé algunos muebles viejos; entre ellos, un sofá en el que podríamos dormir perfectamente, era muy espacioso. Su suavidad nos invitaba a acurrucarnos en el calorcito que emanaba. Un sueño me envolvió, generando inconsciencia.

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El canto y los graznidos de algunas aves provocaron que me despertara; mi hermana todavía continuaba durmiendo.

En la cabaña había encontrado nuestra unica manera de comunicarnos con la casa principal, un teléfono de largo alcance ¡Eso nos vendría de perlas!, lastima que ayer no lo había visto debido a la oscuridad; la llama de la vela no tenía tanta intensidad como para alumbrar demasiado. Llamé a la casa principal; Robert contestó e inmediatamente comencé a decirle.

—Abuelo, estamos en la vieja cabaña y no sabemos como regresar.

—Muchachos ¿Estan bien?— demandó
—Ire a buscarlos inmediatamente,¡No os movais de donde estan!—

La linea se cortó, no puede escuchar más.

Me dejaba más tranquilo que alguien saliera en nuestra búsqueda.

Regresé a la sala; en ese momento un ruido resonó con gran estruendo. El sonido provenía de una habitación que estaba cerrada con llave.

Arremetí mi cuerpo contra la puerta de madera y, después del cuatro golpe, esta se abrió, dejando ver al cuervo que había estado causando el ruido. El animal estaba posado encima de un libro. Espanté al cuervo con varios movimientos de mi mano, pero este comenzó a revolotear por los alrededores, graznando y dejando plumas por todos lados. Mi hermana, exaltada y recién despertada, estaba con una cara de ¡Ahora, ¿qué hace este loco?!

—Hermano, no sabía que tenías el hobby de pelearte con cuervos. Me hubieras avisado y yo también participaría. —

—¿Acaso tengo cara de tonto? —

—Sí, Bueno, hablando en serio, ¿Por qué estás peleándote a muerte con ese cuervo? —

—No estaba teniendo ninguna pelea con ningún cuervo; solamente quería ver ese libro e intenté ahuyentarlo, pero este empezó a hacer un alboroto. —expliqué con obviedad.

Entre los dos logramos que el pajarraco saliera de la habitación. En el lugar, no había más que un escritorio desgastado y dos estanterías con libros sumamente antiguos. Daniela revisó las estanterías y un libro de época llamó su atención.

Lo único que atraía mi admiración era el libro en el que el cuervo estaba posado anteriormente.

El libro era de carátula roja, bordes plateados y tenía unas letras doradas que decían: "Diario de Tomas Miller"

—Niela, ¿qué me dirías si te dijera que tengo el diario de Tomas Miller?—

—Queeee estás atontado, ya que nunca fue encontrado y se dio por desaparecido. —

—Pues lo ten...— el sonido de la puerta de la cabaña abriéndose interrumpió mis palabras.

Guardé el libro en la mochila y saqué a Daniela de la habitación casi a rastras.

Robert nos esperaba en la sala, su expresión era de preocupación.

—¿Estáis bien?—

—Sí, por suerte tenemos todas las extremidades en nuestro cuerpo. Lo único que me preocupa es la salud mental de mi hermano; hoy estaba discutiendo con un cuervo.—

—Niela, ya te expliqué que solo intentaba ahuyentarlo.—

El abuelo ni siquiera hizo pequeña expresión ante el chiste malo de Daniela; su preocupación era notable.

—Regresemos a casa.—

—De acuerdo.— contestamos mi hermana y yo al unísono.

El bosque por la mañana estaba más iluminado, la ramas ya no se interponía en el paso del sol. Robert parecía conocer cada tramo y, sin mucho deambular, llegamos a la casa principal. Allí nos esperaba la abuela, quien nos abrazó por casi media hora.

Estábamos muy cansados, así que decidimos ir al dormitorio a descansar.

Arriba, la curiosidad me empezó a picar; tenía el diario de Tomas Miller. Un diario de mucho tiempo atrás seguramente debía tener mucha información valiosa sobre el pueblo o ¿Quién era la Lana Bird?. Abrí el libro, y me sorprendí al ver que estaba manuscrito con la letra de Tomas.
La primera frase, y la única que me dio tiempo a leer antes de que unos toques en la puerta me interrumpieran, fue:

Me arrepiento de todo lo que hice. Juro por Dios que no sabía que esto saldría tan mal.

Hola buenos días, tardes, noches y madrugada

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Hola buenos días, tardes, noches y madrugada. Espero que os haya gustado este capítulo. Un 😘 Addriel08

Misterio Bajo el Abedul ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora