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Off llevaba un ramo de rosas grande junto con dos cajas de chocolates. Caminaba con mucha dificultad puesto que esos regalos solo le bloqueaban la vista de su caminar y no se dio cuenta que Win iba corriendo hacia su dirección hasta que chocó con el y las cajas de chocolates fueron a dar al piso.

—Lo siento mucho, no quise hacerlo.— Chilló con su voz agitada de tanto correr, se agachó a recoger las cajas de chocolates para entregárselas a la persona con la que había chocado hasta que supo quien era. —Ah, Off. Que suerte que hayas sido tu y no otra persona.

—Ahora los chocolates deben estar todos revueltos en las cajas.— Inconscientemente Off hizo un pequeño puchero como un niño.

Win fue más rápido y limpio las cajas del polvo agradeciendo que no se habían abierto o estaría en grandes problemas. Cuando estiró la mano para darle los chocolates y Off también lo hizo para recibirlos, un fuerte gruñido se escuchó cerca de ellos y en menos de un segundo, Win tenía los brazos de Bright rodeandole la cintura y su aliento cálido en el cuello.

—Alejate de mi omega.— Bright golpeo las cajas de chocolates que tenía en la mano Off haciéndo que nuevamente fueran a dar al suelo.

—¡Soy solo su amigo! Yo tengo un hermoso omega que me hace suspirar. —El alfa más alto sonrió dejando ver sus lindos hoyuelos logrando que Bright soltara un bífido. —No es que Win sea feo, es sólo que ya tengo a mi omega destinado.

Win al ver aquella situación solo pudo suspirar y agacharse a recojer otra vez las cajas de chocolate recibiendo una nalgada en el proceso. No había que ser muy inteligente para saber quien había sido, resignado le entregó los chocolates a su amigo.

—Nos vemos después, me saludas a Gun.— El omega se despidió de su amigo y tomó de la oreja al alfa que desde hace días lo perseguía. —¿Qué te he dicho sobre tocar mi trasero?— Le regaño escuchando quejidos de Bright para que lo soltara.

—Que no lo haga a menos que me quiera quedar sin Brightcito.— El alfa gruño después de decir eso.

—No me  gruñas, lobo malo.— Win amenazó soltandolo. Acomodó su mochila y su uniforme para evitar llegar con arrugas a su salon. Se dio la vuelta para encarar al alfa posesivo. —¿Qué tengo que hacer para que dejes de perseguirme cada vez que me ves? Eres odioso.

—Solo déjame hacerte cachorritos, veras que nacerán muy bonitos, mi solecito.— Bright hablo con tono coqueto, acercándose nuevamente al omega pero este fue más rápido y puso una mano para mantener distancia.

—Osea que solo quieres quitarme mi tesorito, vaya. Mi mami me dijo que encontraría alfas así pero yo quería pensar que todos serían buenos. Perdón, mami, tenias toda la razón.— El omega fingió arrepentimiento para luego suspirar al sentir nuevamente las manos del alfa sobre su cintura. —Sueltame, tengo que entrar a clases.

—Omega, deja de hacerte el difícil.— El alfa había enterrado su rostro en el cuello del omega, relajandose demasiado al sentir su potente aroma que le hacía relajarse de forma inmediata.

—Bright, me van a castigar si llego tarde a clases, dejame ir y prometo que después vamos por un foco o marihuana, lo que sea que te mantenga alejado un poco de mi.— Win empujó el cuerpo del alfa cuándo sintió algo húmedo recorrer su cuello, específicamente donde estaba su glándula de olor.

—Pasaré por ti cuando salgas. No intentes huir porque se donde vives.— Bright le guiño el ojo partiendo de ahí, dejando al omega con un pequeño temblor en su cuerpo cuando se atrevió a dejar un beso muy cerca de sus labios.

Cuando Win pudo reaccionar y salir de su pequeño estado de shock, camino hasta su salón viendo como algunos se alejaban de el murmurando cosas y otros le saludaban de lejos. Entró al salón y se sentó en su asiento que estaba en una esquina, alejado de todos porque no querían sentarse cerca y que por accidente se les quedará pegado el olor de ese peculiar omega.

Olor a Marihuana [BrightWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora