6 años.

457 37 33
                                    

Ya ando de nuevo por acá, es que salí a comer y ya no pude continuar de corrido, pero sigo subiendo capítulos a mis demás fanfics, aun no termino.

Jamás pensé que se me hubiera juntado tanto el trabajo jajajajaja n.nU chale esto de tener varias historias al mismo tiempo no es muy sano, es la última vez que lo hago (guiño, guiño).

En fin como ya es costumbre en mi, espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

Capítulo 13.

 
Seiya estaba muy feliz en Asgard, estaba tan feliz que no le entraba la sonrisa en el rostro, desde que Aioria y Aioros se habían ido él podía respirar feliz, además de que su hijo podía volver a salir a jugar por todo el bosque sin problemas, claro siempre con la jauría de lobos de Fenrir, así que podía estar seguro de que su pequeño retoño estaba a salvo.

La ausencia de los caballeros en los territorios de Asgard en efecto trajo mucha paz a esa zona, pero muchos de los viajeros que terminaban ahí decían que la tierra estaba en caos, la diosa Athena había sido atacada por una fuerza desconocida y la mujer apenas había podido salir a delante de tremendos ataques que si bien no eran muy “llamativos” había logrado arrinconarla en sus dominios y los demás dioses habían aprovechado eso para empezar a atacar algunas zonas.

Esas personas que se habían visto afectadas empezaron a mudarse más al norte que era la zona que al parecer ningún dios quería morirse de frío y a pesar del frío atroz que hacía seguía siendo el lugar más seguro.

Al inicio no le prestaron atención a esta situación, pero para Hilda se empezó a complicar el hecho de que se mudaran tantos humanos a esa parte de su reino, de por si no había mucha comida y ahora con más población la comida empezaría a escasear, así que le rezaba todos los días a Odín porque pronto todo el equilibrio de la tierra se estableciera y de igual manera la comida que había en sus dominios alcanzara para proteger a todos aquellos que empezaban a emigrar a esa zona.

 












++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Olaf cumplió 6 años y era un niño poderoso, a su corta edad sabía usar su cosmos perfectamente, además de que era muy brillante y claramente se veía que podía aspirar a una armadura dorada… si no fuera porque Seiya no permitiría que su hijo volviera al santuario.

En esos dos años Olaf notaba que las personas se mudan más a su pueblo y los asgardianos empezaban a enojarse por la falta de alimento, las personas que llegaban aparte eran demasiado quejumbrosas por el clima tan tempestuoso y no sabían trabajar en las inclemencias de la nieve.

Seiya en muchas ocasiones había tenido que parar las peleas, había tenido que evitar que empezaran a expulsar a los nuevos habitantes y también había empezado a trabajar el triple por ayudar a todos aquellos que no podían conseguir alimento.

Las grandes manadas se habían alejado por culpa del aumento de humanos y casas y obviamente los demás animales también se alejaban con ellas, el agua congelada era escasa para todos y el bosque se hacía más chico por la tala de árboles para las casas que se empezaban a construir, Seiya le dijo a Hilda que no podían continuar así, si seguían aceptando más gente pronto todos morirían de hambre, pero hacer algo implicaba salir a ayudar al santuario que era el que tenía problemas, también era salir a enfrentar dioses que jamás habían hecho nada en contra de Asgard y declarar una guerra en el futuro, todo para salvar a su propia gente.

Estaban todos reunidos en el gran salón y todos tenían una cara de preocupación enorme por las dificultades que pasaban en esos momentos, Seiya no podía creer que el hecho e que Athena no pudiera salir a batalla afectara tanto al mundo, pero ahora entendía porque era tan importante proteger el santuario y mantenerlo a salvo, desde niño le inculcaron que ella era la diosa protectora, así que ahora que veía como la gente sufría por culpa de la debilidad de la chica pensaba que tal vez todo lo que le habían enseñado no era mentira.

 
-       Le pregunté a Odín si debíamos de intervenir o empezar a desterrar a los intrusos y no me ha contestado, pero quiero que nos preparemos para cualquiera de las dos opciones – Seiya se sentía mal, no quería lanzar a la gente a su suerte fuera de Asgard, él había sido como ellos una persona sin rumbo ni refugio y Odín le había tendido la mano, pero al ver como en dos años se había desequilibrado el ecosistema tan frágil que ellos tenían sabía que no podían continuar así, pronto se quedarían sin recursos y en esas zonas tan frías no era fácil reestablecer los vienes.

-       Señora Hilda… ayudar al santuario es algo que no queremos – dijo Fenrir con una voz muy molesta, había cuidado de Seiya y su hijo por 6 años y desde siempre estuvo seguro de que lo último que quería era que el castaño volviera a ese maldito lugar.

-       Yo se que son enemigos – dijo con molestia, pero no había muchas opciones – pero esos enemigos son los que se encargan de mantener a salvo a la tierra de la tiranía de las otras deidades, ayudarlos lograra que los forasteros vuelvan a sus tierras y nuestro pueblo deje de sufrir – dijo con resignación – No pido que seamos amigos, solo piensen en que lo hacemos por Asgard y su gente… como veremos a Odín en el Valhala después de dejar que esto destruyera nuestro hogar – todos apretaron los puños molestos.

-       Lamento si mi presencia aquí dificulta que todo este proceso se lleva a cabo – todos voltearon a ver al castaño, si bien Seiya era el motivo por el cual odiaban al santuario nadie se arrepentía de haberlo ayudado en su momento más difícil.

-       No… - Fenrir iba a decir algo, pero no pudo terminar, ya que un cosmos muy poderoso hizo presencia en el gran salón, era el poder de Odín el que bañaba el lugar, así que todos se arrodillaron para recibir las ordenes de la deidad.

-       Hilda – la voz gruesa y cansada hizo presencia en el gran salón, la mujer se inclinó más lista para recibir la orden de su dios – para ayudar al santuario, debes llevar a Seiya para que pueda encontrar la paz – todos quedaron de piedra, ¿hablaba en serio? – solo él puede parar todo esto… toma en cuenta que una vez él llegué todo se complicara – y así el cosmos se detuvo y dejó a todos perplejos.

-       ¿No hablaba en serio o si? – decía Thor con molestia.

-       Odín dio una orden, como crees que no hablaba en serio – Syd le daba un codazo por tremenda pregunta tan tonta.

-       Tal vez solo lo decía como una metáfora – dijo Mime pensando a que se refería que si Seiya perdonaba al santuario todo mejoraría, pero no era necesario que fuera.

-       Señora Hilda no creo que esto sea lo correcto, si arrojamos a los intrusos ahora – Hagen no estaba dispuesto a que el castaño dejara Asgard bajo ninguna circunstancia.

-       Basta todos – la chica los silenció y tomó a Seiya del hombro – no te voy a obligar a nada, tu eres mi amigo y juré protegerte y no pienso faltar a mi promesa, esta decisión es tuya – el castaño sonrió al ver que su amiga no lo presionaba para ir a pesar de que Odín había dicho que de él dependía todo ese asunto, así que se levantó y salió a caminar… necesitaba pensar rápido, porque la gente que vivía ahí no aguantaría el siguiente invierno que era cuando más escaseaba la comida.

 









+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Se alejó del palacio y mientras caminaba por el bosque vio a su hijo jugando con los lobos, como siempre el menor parecía tener una conexión especial con esos animales, igual que Fenrir… si Olaf continuaba viviendo en Asgard podría ser un poderoso Dios Guerrero… pero eso es lo que le deparaba el futuro. Pensó en que tal vez el futuro de su hijo sería diferente a al de él, pero no quería pensar en eso cuando el menor solo tenía 6 años… pero era imposible no hacerlo, después de todo él había empezado a entrenar a esa edad, a los 13 ya era un caballero y había peleado casi toda su vida hasta el día en que lo perdió todo.

 
-       Si te dijera quién es tu padre… ¿qué harías? – susurró para si mismo mientras veía a su hijo jugando, debía acabar con eso de una vez, no podía vivir huyendo toda su vida y su hijo merecía encontrar su lugar en el mundo, ya fuera como un Asgardiano o como un caballero ateniense, pero él quería que su hijo fuera feliz y no un prisionero dentro de ese lugar.

Continuara…

Lejos del Santuario. Saint Seiya (Yaoi18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora