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-Ya basta!- Gritó furioso Michikatsu sintiendo a Douma temblar de terror en sus brazos. -No puedo seguir viendo esa mierda!- Corrió escaleras arriba a su habitación.

-Mich-!- Yoriichi iba a ir tras el pero la mano de su madre lo detuvo, al alzar la mirada la mayor tenía el rostro lleno de lágrimas.

-Yorii... Vete. No quiero que lo veas tu tampoco. Ya no voy a llamar a la policía. Ve a tu habitación y deja tranquilo a tu hermano y su amigo, yo seguiré investigando.- 

Yoriichi quiso negarse y ayudar a su madre, pero la verdad el tampoco quería seguir viéndolo, sentía la misma rabia que su hermano. Rápidamente se puso de pie y se dirigió a su habitación.

Michikatsu estaba revisando entre las cajas de sus cosas ropa para Douma, quien estaba acostado en la cama del pelinegro entre sollozos abrazándose a si mismo.

-Creo que esto te puede quedar como camisón.- Susurró el de coleta sacando una remera negra sin mangas, extendiéndosela al menor.

Douma asintió con la cabeza limpiándose las lágrimas secas de los ojos, luego se sacó la bata del mayor y se puso aquella remera, la cual a lo ancho le quedaba una manga caída cubriendo apenas arriba de sus pezones y de largo le llegaba hasta las rodillas.

-..... Creo que voy a tener que comprarte ropa.- Murmuró Michikatsu y luego sacó la televisión de su caja. -Tengo Neflis, quieres ver algo mientras acomodo mis cosas y te improviso una cama para que duermas?-

-Qué es Neflis?- Preguntó el quinceañero con la voz ronca y luego toció algo de sangre.

-Hey hey, no te esfuerces, te vas a lastimar la garganta. Te haré un remedio casero para el dolor y la inflamación. Y Neflis es una aplicación para ver películas o series.- Se subió a una silla para instalar el televisor, una vez instalado y encendido lo conectó al internet que trajeron y abrió la aplicación para luego entrar en su cuenta. -Ahí puedes ver lo que tu quieras, te mueves con las flechitas y seleccionas con el tilde.- Explicó señalando los botones y le dió el control al menor mientras el acomodada en el armario empotrado su ropa y calzado, dejando la bata mojada colgada de una silla para que se seque.

Mientras tanto escuchó como el platinado seleccionaba una película animada. Al Tsugikuni no le gustaban ese tipo de películas, pero las aguantaría toda la vida por el Loyola.

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Yoriichi daba vueltas de un lugar a otro hablando en voz alta. -No debí haberle dicho a mamá. No debí delatar a Michi. No debo ser tan asustadizo. No debo ser tan depresivo.- Comenzó a rascar sus manos ante la primer señal de ansiedad, la cual el ya conocía desde que su padre falleció hace un año. -Debo ayudar más a Michi? Debo ayudar más a mamá? Douma es bueno o malo? Douma está sano? Contagiará de algo a Michi si no lo está? Está bien que Douma esté con nosotros? Está bien que nosotros estemos aquí? El padrastro de Douma está muerto, pero quien me asegura que los otros tipos no? Uno era policía, así que no podemos confiar en la ley. Uno era doctor, así que tampoco en la salud. Otro era cura, así que no podemos confiar en la religión. Eran los únicos hombres que salían en los vídeos además del padrastro de Douma? Quién cuidará ahora a Douma? Y si Douma y Michi se enamoran? Será ilegal? Y si Michi le hace algo a Douma y lo lastima? Y si Douma lastima a Michi? Y si Michi se aburre de Douma y lo abandona? Quién lo va a cuidar? Qué puedo hacer yo para ayudar?-

Esas y miles de preguntas más rondaban la cabeza del gemelo Tsugikuni menor por minutos mientras su respiración se agitaba y el calor lo agobiaba. Con sus piernas y manos temblorosas abrió la ventana, ya que aún no había instalado el ventilador.

Al abrir la ventana observó justo frente a el en la casa de la vereda de en frente una luz encendida. -Quién más puede estar despierto a esta hora? Ya es casi la una de la mañana.-

Yo te voy a salvar [MichiDou](+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora