7: El día antes de las vacaciones

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Will

Sé que papá está enojado, puedo ver su mirada de desaprobación a través del espejo retrovisor, también sé que esta vez no voy a salvarme de un buen regaño porque mamá no está ahí para ttatar de tranquilizarlo, no es que no me merezca esa represión, causé problemas, pero sé que ella no sería tan dura como lo va a ser él; trato de no mirarlo durante demasiado tiempo, ni siquiera quise sentarme a su lado porque no necesitaba que su sermón comenzara desde que subimos al carro, sé que se está esforzando demasiado por mantener su concentración en el camino y no en las ganas que tiene de gritarme. Quiero decir algo, pero sé que cualquier cosa que salga de mi boca para él será un sinsentido que no merece la pena escucharse, así que me guardo cualquier argumento que tenga para dar, todas las excusas se convierten en nada, no vale la pena gastar palabras en tratar de razonar con él cuando está enojado; siento un escalofrío cuando se estaciona, todas las señales de alerta en mi cerebro se activan y me dicen que debo huir, pero mi cuerpo no reacciona hasta que escucho como abre la puerta del asiento trasero, intento hacerme a un lado antes de que tome mi brazo y me obligue a bajar del carro pero no lo consigo, no consigo no concentrarme en el dolor mientras me arrastra dentro de la casa diciéndome lo decepcionado que está por mis acciones.

—¿En qué cabeza cabe, Will? ¿En qué cabeza cabe? —Suelta mi brazo pero no me permite alejarme, frota el puente de su nariz como si no supiera ni siquiera qué decir ante mi imprudencia— ¿Estabas esperando este día acaso? ¿Creíste que por ser el último día de clases no ibas a ser reprendido?

—No —es todo lo que me digno a decir porque no es que yo estuviese buscando problemas, mi respuesta parece solo molestarlo más, como si estuviese buscando conflicto con él—. Sé que estuvo mal, no se suponía que las cosas pasaran así.

—¿Ah no? ¿Y qué era lo que esperabas al empujar a uno de tus compañeros hacia la pared? No solo la destruiste sino que casi mandas a un chico al hospital, tienes suerte que no haya salido herido.

—¡Solo quería apartarlo de Zach! Estaba intentando meter su cabeza en el excusado, no lo hice a propósito, no medí...

Él levanta una mano en señal de que quiere que me calle, así que lo hago y me encojo sobre mí mismo sabiendo que ayudar a mis amigos no es una razón válida para meterme en problemas, cruzo mis brazos, no dice nada por unos largos segundos, no sé si está pensando en cuál de todos sus sermones va a darme o si está decidiendo si debe esperar a mamá para asignarme un castigo, el brazo comienza a dolerme, no había sido consciente de lo fuerte que lo había apretado hasta ahora que el dolor se ha vuelto punzante; siento un nudo en el estómago, no es que las cosas hayan dejado de doler mágicamente una vez obtuve la súper resistencia, sin embargo, el dolor que obtenía no duraba más de unos segundos antes de desaparecer y no dejaba ninguna marca, esto era diferente, era como esa vez que cuando era niño me caí del árbol en la casa de Layla, no dejé de llorar ni siquiera cuando mamá llegó, la única diferencia era que ahora las lágrimas se contenían en mis ojos, no es que intentara hacerme el fuerte, se sentía casi como un impedimento físico llorar delante de mi padre, no tenía que esforzarme por no soltar las lágrimas, pero estoy seguro que me romperé por completo una vez me deje irme a mi habitación.

—Son esos nuevos amigos tuyos, siempre que te metes en problemas ellos son la razón.

—¿Qué? Ellos no...

Me interrumpió enumerando en una lista las ocasiones que la directora Powers los había llamado a él o a mamá, no habían sido más de cinco en esos dos años, solo las que ellos se habían enterado, si supiera todos los problemas en los que me he metido y que he conseguido ocultarle, estoy seguro de que ya no me dejaría juntarme ni siquiera con Layla; a veces ella conseguía convencer a la directora de no decirle a nuestros padres, otras Jeremiah solo usaba su poder para que los profesores olvidaran por completo que nos habían visto haciendo cualquier cosa que no debíamos, y entre Ethan, Warren y yo nos teníamos ganados a los suficientes profesores como para que ellos por cuenta propia hicieran caso omiso a los ocasionales desastres que solíamos causar; aunque la mayor parte del tiempo ni siquiera nos descubrían, no estaba seguro de cómo lo conseguíamos, quizás porque la mayoría eran héroes de apoyo y no les prestaban suficiente atención a lo que estuvieran haciendo, luego estábamos Warren y yo que compensabamos eso haciendo que todos tuvieran un ojo encima de nosotros, observando cada uno de nuestros pasos.

BE QUIET AND DRIVE | will x warrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora