04 La darrera vegada per somiar

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A veces sentía como el mundo alrededor suya era como un simple sueño sin rumbo alguno, tenía el miedo de tocar las cosas y que se desvanecieran como polvo en el desierto, y así era como se sentía ahora, el día de su más ansiada boda, con su traje negro importado de los mejores cosedores de Italia, cortesía de su ahora prometido, dentro de muy poco, marido.

Tenía el temor de que toda aquella historia de amor simplemente fuese una mera fantasía, una mala jugada de su mente, pero cuando veía aquella sonrisa todas sus dudas se desvanecian como polvo en la brisa, esa sonrisa tan dulce y sincera, simple pero con un poder tan fuerte en él.

Se miró una última vez en el espejo, se sentía hermoso, de pies a cabeza, como una linda flor en primavera, y sabía que su marido lo veía como el se veía en ese momento, hermoso.

Estaba listo para su ansiada boda.

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—... ahora, digan sus votos—  Terminó de hablar el cura, dirigiendo su mirada a Borja Luzuriaga.

— Yo, Borja Luzuriaga, en frente de Dios nuestro señor, juro amor eterno hacía Raúl Álvarez, en la luz y la oscuridad, en la enfermedad y la salud, en la riqueza y en la pobreza, estando a su lado en sus peores momentos y en sus mejores momentos igual, hasta que la muerte nos separe— Hablo seguro de mismo, era tan sincero y claro.

Y tan falso también.

Ahora todos miraron a Raúl, que aguantaba las lágrimas de la ilusión.

—Yo, Raúl Álvarez, juro ante la mirada de Dios, amar y respetar a Borja Luzuriaga, en la luz y la oscuridad, en la riqueza y la pobreza, hasta que la Señora Muerte nos separe, Luzu, fuiste un rayo de luz en mi peor momento, eres la persona que me salvó de la misma oscuridad, por eso prometo todo esto frente al altar, quiero pasar una y mil vidas más junto a ti— Hablo seguro, de corazón, mostrando todo su amor y cariño en aquellas palabras, estaba listo para dejar su cuerpo y alma a aquel hombre.

Grave error.

El cura siguió — Borja, ¿aceptas a Raúl Álvarez, como tu compañero de vida, y como esposo?—.

—Si quiero—  Hablo seguro, sin apartar en ningún momento la mirada.

— Raul, ¿aceptas a Borja Luzuriaga, como tu compañero de vida, y como ti esposo?— Ahora se dirigió al más bajo.

Raúl sonrió, miró a Luzu a los ojos, y pudo ver una vida juntos, los dos, en aquella mansión donde habían pasado tantos bonitos momentos, estaba seguro de lo que hacía, quería aquella vida, quería ser el esposo perfecto.

Por querer ser algo en la vida estaba vendiendo ciegamente su cuerpo, y estaba mentalizado de eso.

Las voces en su cabeza le decían que huyese, que estaba cometiendo un gran error, pero el amor ciego que tenía le tapaba los ojos de la verdad.

—Si quiero—.

—Pues yo los declaro marido y marido, podeis besaros—.

Y se fundieron en un beso, fusionando sus vidas y sus almas, por que ahora eran ellos dos para siempre, juntos hasta el final, por que ya no había vuelta atrás.

Por que como dijo al principio, era solo un sueño, desaparecería en algún momento.

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ꪖꪑꪮ᥅ ꪖꪶ ᦔﺃꪀꫀ᥅ꪮDonde viven las historias. Descúbrelo ahora