☆ 𝐏𝐈𝐑𝐎𝐏𝐎𝐒 || 𝙲𝚑𝚎𝚜𝚝𝚊𝚙𝚙𝚎𝚗

𝐃𝐚𝐧𝐜𝐞 𝐢𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐬𝐨𝐮𝐥

Unos días después, el Gran Premio en
Monza se había llevado a cabo. Max subió
al podio en el primer lugar y Sergio logró
el segundo lugar y tras de él, Carlos Sainz,
un gran amigo de Sergio.

Igualmente después de la carrera hubo una gran fiesta o por así decirlo. Daniel organizó una fiesta en Monza.

Una discoteca reservada para los 20 pilotos
de la parrilla y sus acompañantes

Sería una noche loca y Max lo supo desde
el primer momento

Quiso negarse porque no le gustaba descuidarse de esa forma, pero la
insistencia del Mexicano lo hizo
aceptar a regañadientes.

Al final si había asistido, en aquel lugar
ya se encontraban algunos pilotos bebidos mientras platicaban entre ellos

Max se sintió fuera de lugar por lo que
quiso irse pero antes de que pudiera
darse la vuelta alguien lo tomo del brazo

— ¡Maxie! Si viniste — exclamó su
compañero de equipo, sonriendo —
Si, si vine..

— Es bueno, todavía eres joven, como
para ser así de amargado, hay que vivir
la vida — Le dice riendo, es entonces
cuando el rubio se percata de que su gran compañero

ya está un poco bebido, se nota en su forma
de hablar.

— Hoy nos fue genial Maxie, yo se que
seguiremos así — Checo abraza por los hombros al más alto, mientras lo encamina
a una mesa donde están los dos pilotos de Ferrari.

— Hola Campeón — Saluda Sainz

A su lado se encuentra, Charles Leclerc,
su compañero de equipo y su novio.

Si, exactamente, su novio.

Ambos chicos tenían sentimientos el uno
por el otro, desde hacía meses atrás, ninguno de los dos quería dar el primer paso por el miedo al rechazo

Una cosa totalmente estúpida para los
demás ya que ninguno de los dos era capaz
de darse cuenta del amor que florecía entre ambos, todos los demás eran capaces de
darse cuenta de las miradas de amor, de corazones entre los dos menos ellos.

Aún así, Carlos, le pidió consejos a su gran amigo Checo Pérez, que era conocido por ser un gran "conquistador"este le dió un par de consejos

Y unos días después los dos Ferrari llegaron más acaramelados de lo normal

Ahora por fin eran pareja

O bueno

Eso era lo que Max sabía.

Charles lo saluda de la misma forma y él le
devuelve el saludo a la pareja.

— tan temprano y ya están borrachos? — pregunta divertido el neerlandés

— No, solo que estamos alegres.. — responde
Charles riéndose

Mientras toma la mano del español y entrelazan sus dedos.

— Si, ya están borrachos — afirma el rubio.

— Tu te tardaste mucho en llegar — reclama
Carlos dándole un trago a su vaso lleno de
alcohol probablemente.

— Ya Carlangas, deja en paz a mi guerito — riñe Sergio, que en ningún momento dejó
de abrazar, aunque tenía que ponerse de puntitas.

"Mi" esa pequeña palabra cruza corriendo
por la mente del neerlandés, su estómago revolotea las  luces oscuras del lugar no permiten ver el rostro colorado del más alto.

— Vamos a bailar — dice el mexicano en el
oído del mayor, sin dejarlo responder, lo
jala del brazo llevándolo hasta la pista

Checo sin deberlas y temerlas comienza a bailar, el rubio solo se queda parado sin
saber que  hacer, no era muy fanático de los bailes aún así le gusta ver los movimientos
de su compañero.

De pronto es como si todas las luces fueran
directamente en checo, brillaba entre todos
los cuerpos que bailaban

Max se encuentra embobado viendo los movimientos del mexicano que está
demasiado ensimismado bailando.

Divirtiéndose

Pero en un momento a otro es como si Checo se acordase de él, por lo que, se acerca tomando de los brazos para que baile

— Baila conmigo, no seas aguafiestas, — se queja el mayor con pequeño mohín en su
labio inferior.

Ante la negatividad del menor, Sergio lo
obliga a moverse, juntando sus caderas en su suave meneo el mexicano se ríe como si lo divirtiera demasiado ver la expresión en el rostro de su compañero.

— Max.. — llama el mayor, cuando por fin después de unos minutos, el neerlandés soltó la tensión de su cuerpo y siguió lentamente
los pasos del mayor — ¡Tienes cara de ser el
9 que le hace falta mi 6!

Ante eso, solo es capaz de soltar un quejido
y una risotada cuando Max le da un golpe en las costillas.

Nunca podían faltar los piropos del mexicano
Inconscientemente Max ya se estaba preocupando porque su compañero no le
había piropeado desde  hacía un par de días.

La noche se perdió en un montón de alcohol
y ala mañana siguiente despertó enterándose
que Sergio se había detenido en tomar alcohol
para cuidarlo.

Algo que agitó su corazón. Aunque el regaño de Horner  no fue capaz de quitar la sonrisa
de su rostro.