CAPÍTULO 7: LOCURA MÁXIMA

2 0 0
                                    

El amanecer del día 20 llevó consigo una tensión palpable en la casa, donde la inquietud y el temor tejían una red invisible alrededor de cada ocupante. Ruka no durmió toda la noche por el temor de que Gasae le hiciera algo, Ren y Mikan, víctimas de un insomnio provocado por la ansiedad, compartían un desayuno que sabía a incertidumbre.

Gasae, con una sonrisa enigmática, anunció que disfrutaran del único desayuno preparado por ella. Ruka, incapaz de contener su temor e ira, lanzó el plato con un gesto brusco, advirtiendo a Gasae con palabras afiladas. "El único desayuno será tuyo, porque seguirás tomando desayuno hasta el más allá", declaró Ruka antes de abandonar el comedor, dejando a todos con la intriga de su enigmática advertencia.

En el rostro de Ren, con la cicatriz reciente de ayer. Rina, observadora, piensa que es el maquillaje para la fiesta y le hizo un comentario sobre ello que le parecía bonito y este que lo ignora, y mira a Mikan pero ella estaba con la mirada baja, parecía perdida en sus propios pensamientos.

El desayuno transcurrió en un silencio incómodo, y cada miembro de la casa se retiró a sus respectivos lugares. Ruka, persistente en su temor, se ocultó cuidadosamente mientras se dirigía hacia Gasae. Con un cuchillo oculto, le preguntó sobre el lugar de la cita, y Gasae, con una sonrisa juguetona, reveló que sería en la azotea de la misma casa.

Ruka, desconcertada por la revelación, asintió y se retiró discretamente. Sin embargo, su escondite era tan efectivo que ni siquiera Gasae notó su presencia persistente. La anfitriona, con una sonrisa intrigante, declaró que la fiesta estaba por comenzar.

Mientras tanto, Gasae llamó a Rina, asegurándose de que los preparativos estuvieran listos. Rina llegó radiante de felicidad, desconociendo el oscuro propósito detrás de la sonrisa de Gasae. La anfitriona le explicó el papel de Rina en la fiesta: apuñalar a Ren. Con un cuchillo falso y se lo muestra,

Ten cuidado con el cuchillo es altamente sensible, no hagas ningún movimiento hasta que yo te avise, lo comenta mientras le intercambia el cuchillo falso con uno real.

Gasae le entregó audífonos con instrucciones detalladas, advirtiéndole que no tocara el cuchillo hasta su señal. Con una expresión de acuerdo, Rina se retiró con entusiasmo.

La sorpresa se apoderó de Ruka al presenciar la escena. Con urgencia, corrió hacia Ren para advertirle del peligro inminente, sin saber que la trama maestra estaba en marcha y que el destino de todos pendía de un hilo delgado.

Rina llama a Mikan para comentarle sobre la fiesta, pero esta sin ganas le responde que llegará tarde.

Ruka, ansiosa por advertir a Ren, se acercó a él con la esperanza de que la gravedad de la situación lo hiciera reconsiderar. Sin embargo, Ren, sumido en su amargura, rechazó hablar. La tensión en el aire era palpable, y Ren, desilusionado, declaró que el trato se había ido al abismo y que le importaba poco lo que sucediera.

Ruka, persistente en su advertencia, compartió la información crucial con Ren. Le instó a tener cuidado con Rina y Gasae, revelándole la oscura conspiración que amenazaba su vida. Ren, envuelto en su propia desesperación, se negó a creer en la traición, desestimando las palabras de Ruka. Ya que Rina no lo podría matar porque está enamorada de él, eso pensaba Ren. Después de todo, ¿cómo podía confiar en alguien que previamente le había causado daño?

Ruka, frustrada por la falta de confianza, cerró la puerta de la habitación con un portazo. En un último estallido de ira, le espetó a Ren que se muriera, ya que ella había hecho lo posible por advertirle. Dejando a Ren sumido en su propia amargura, Ruka se retiró, sabiendo que el destino de todos estaba en juego y que las decisiones que tomarían en los próximos momentos serían determinantes.

La azotea se convirtió en un escenario tenso, impregnado de suspense, donde la oscura trama llegaba a su punto culminante. Gasae, con un teléfono en mano, realizó la llamada que desencadenaría una serie de eventos irreversibles. Angustiada, narró a Shiki la falsa tragedia que estaba ocurriendo en ese mismo instante: Ruka, con un cuchillo en mano, la estaba apuñalando.

La voz de Shiki, cargada de angustia, resonó en el otro extremo de la línea, prometiendo llegar lo más rápido posible y sugiriendo que llamara a la policía. Sin embargo, antes de que Gasae pudiera responder, la conexión se cortó abruptamente.

En ese momento crucial, Gasae se quedó sola en la azotea, mirando el cielo con resignación. Un suspiro escapó de sus labios mientras reconocía que este podría ser su fin. Aun así, un atisbo de satisfacción se reflejó en sus ojos al recordar que, aunque su propia felicidad se le había escapado, al menos lograría su cometido de sembrar la discordia y destruir la felicidad ajena.

La azotea se convirtió en un silencioso testigo de los giros oscuros de la trama, mientras Gasae enfrentaba su destino, cargado de consecuencias inesperadas.

El juego de Gasae estaba llegando a su desenlace, y antes de que la tragedia se consumara por completo, Gasae tomó medidas para alterar el curso de los eventos. Con astucia, llamó a Mikan, urgiéndola a dirigirse a Mei y que le pida a Mei que vaya a su habitación. Mei hace caso a Mikan sospechando de Gasae, va hacia ahí donde descubrie un cuaderno que revelaba el siniestro plan en marcha. Mei, sorprendida y desconcertada, llevó el cuaderno hacia Ruka, desvelando así los oscuros entresijos de la maquinación de Gasae.

Ruka, con una calma que denotaba su previsión, recibió la información de Mei. Sin inmutarse, le aseguró a Mei que la vida de Gasae estaba en sus manos. Rápidamente, Ruka se dirigió hacia la azotea, dispuesta a enfrentarse al plan macabro que se desarrollaba.

En la azotea, Gasae, ajena a que sus hilos maestros se estaban desentrañando, se entregaba a un canto apacible. La llegada de Ruka interrumpió su melodía, y con voz firme, Ruka proclamó que su juego había llegado a su fin. Gasae, tranquila pero consciente de su destino, desafió a Ruka, recordándole que Shiki se lo había buscado al obsesionarse con ella.

Ruka, en un estallido de furia contenida, se abalanzó sobre Gasae, apuñalándola repetidamente en un frenesí desgarrador. Gritando acusaciones

Di tus últimas palabras desgraciada - sonríe Ruka.

"Te lo buscaste por matar a mi hermano mayor", espetó.

La mirada de Ruka destelló con ira contenida. "Yo no maté a tu hermano, maldita enloquecida", espetó, la furia emanando de cada palabra. "No es mi culpa que tu hermano se haya obsesionado conmigo". La apuñala infinitamente.

Sin embargo, en un giro inesperado, Ruka se detuvo al percatarse de la presencia de Shiki detrás de ella, quien observaba la escena con un rostro marcado por la sorpresa y el horror.

La azotea, testigo de tragedias y revelaciones, se convirtió en el escenario de un drama doloroso. Shiki, desconcertado y asustado, retrocedió al ver a Ruka, quien intentaba explicar la verdad detrás de la macabra situación.

"¡Esto es un error, Shiki! ¡Gasae lo planeó todo!", exclamó Ruka, con angustia evidente en su voz.

Shiki, incapaz de comprender del todo la situación, le pidió a Ruka que no se acercara. La angustia de Ruka se intensificó al sentir que Shiki ya no quería tenerla cerca. Se levantó, tratando de convencerlo de su inocencia y señalando hacia el charco oscuro en el suelo.

"No hice nada, Gasae lo planeó todo", dijo Ruka, sus palabras temblorosas.

Shiki, impactado por el caos a su alrededor, le recordó a Ruka que estaba loca, señalando el desorden que se extendía en la azotea. La risa nerviosa de Ruka resonó en el aire mientras admitía: "Ya veo, Gasae, este era tu plan desde el principio, realmente lo hiciste bien...".

Ruka se acercó a Shiki, quien retrocedió instintivamente, suplicándole que no hiciera nada. Las lágrimas brotaban de los ojos de Ruka mientras intentaba justificarse. "Es culpa de Gasae, ella quería separarnos, entiéndelo por favor", suplicó Ruka.

Shiki, con nerviosismo, trató de consolarla y asegurarle que todo saldría bien. Se acercó y la abrazó, repitiendo esas palabras con la esperanza de infundir calma en medio del caos. Pero la intensidad del momento llevó a Ruka a una pregunta directa, llena de desesperación: "Shiki, ¿tú me amas?".

Shiki, consciente de la gravedad de la situación, le respondió que ese no era el momento para confesiones. Ruka, con una mirada psicópata, insistió: "Shiki, ¿tú me amas?". El destino de ambos pendía en el delicado equilibrio entre la verdad y la desesperación. 

JAMÁS VOLVERÉ A DESPERTARME 'ORIGINAL' 2020-2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora