SR. JEON┃KOOKMIN [+21] ADAPTACIÓN «El Jefe Y El Ayudante»

| 𝟑𝟎 |

𝐋𝐀 𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀 𝐉𝐄𝐎𝐍

El hermano pequeño de JungKook, Yeol In era el hombre más petulante y estúpido que había conocido en mucho tiempo. Cabello teñido de rojo, ojos claros y peinado a la moda, además de cuerpo bronceado y trabajado en el gimnasio. Aun así, no era ni tan guapo, ni tan alto, ni tan grande ni tan masculino como JungKook. No era más que una cutre sombra de todo lo que él era, aunque estaba claro que se esforzaba por llegar a alcanzar a su hermano mayor, de alguna u otra forma. Durante la cena se mostró un poco más dicharachero, atreviéndose a comenzar alguna conversación corta, casi todas alrededor de la gente famosa que había conocido o con la que había trabajado en su discográfica de Miami. Su padre no parecía tan estricto con él y su madre siempre parecía interesada en lo que tuviera que decirle.

Quizá al ser el menor de los hermanos lo habían consentido mucho más desde niño.

Cuando nos había visto bajar, miró a JungKook y lo llamó desde la distancia, mostrándole las llaves de lo que pronto describiría como «una preciosidad de color champagne». Se trataba de un Mercedes Benz que había aparcado al lado de los otros autos y que estaba deseando poder enseñarle a su hermano mayor. Cuando se percató de mi presencia tras él, frunció levemente el entrecejo y buscó una respuesta en los ojos de los presentes. Su madre, como no, fue la primera en responder.

—El ayudante de JungKook, JiMin. Al parecer tiene que quedarse en nuestra casa y comer en nuestra mesa.

Él alzó las cejas, todavía más sorprendido, pero tuvo el detalle de presentarse y ofrecerme la mano con una sonrisa.

—Bienvenido, JiMin. Yo soy Jeon Yeol In, el hermano menor de JungKook.

—Encantado de conocerte, Yeol In —respondí con otra sonrisa y un apretón firme.

Entonces se quedó unos segundos en silencio y me preguntó:

—Eres gay, ¿Verdad?

Hubo un intenso silencio, pero yo no perdí la sonrisa, solo me di cuenta de la clase de persona que era bajo aquella máscara sonriente y aparentemente cordial.

—Sí, lo soy.

Él miró a su hermana y a su madre a la vez que alzaba las manos en alto.

—Hay muchísimos gays en Miami —les explicó—, ahora se me da muy bien reconocerlos. Me ayuda a no ser demasiado agradable con ellos o sino... siempre intentan algo conmigo.

—Tranquilo, Yeol In —le dije—. Yo no voy a intentar nada contigo —le aseguré.

Una sonrisa se deslizó por los labios de JungKook mientras Yeol In me devolvía la mirada con una sonrisa un poco forzada. Nos sentamos a la mesa y esperamos a que el padre de los Jeon se dignara a aparecer.

Al terminar la cena, tan apoteósica y estéril como la primera, JungKook y yo fuimos a la biblioteca. Un salón bastante grande con una pared de estanterías, sillones, sofás, una mesa de billar al fondo, un mini bar e incluso una chimenea. Siendo sinceros, me gustó bastante y di un par de vueltas lentas sobre mí mismo mientras caminaba para apreciarla bien. Era cálida, de luz suave y una decoración quizá demasiado cargada para mi gusto, pero que quedaba bien en aquel lugar.

El señor Jeon encendió la chimenea, aunque no hiciera falta, porque había calefacción central y fue hacia el mini bar.

—Solo hay Whisky —me dijo.

—Hoy cualquier cosa que lleve alcohol, está bien —reconocí, acercándome a la mesa de billar, bastante buena y aparentemente sin usar.

JungKook sacó dos vasos on the rocks y les echo dos hielos a cada uno, destapó una botella de buen whisky escocés y los llenó dos pulgadas. Me quedé mirándolo porque había algo que me resultaba extrañamente erótico en la forma en la que preparaba la bebida o que no se podía resistir a un buen trago bien servido.