Nine

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Ava

Volteé la cabeza para ver el tumulto de personas por las que pasábamos y los escaparates que mostraban de todo, desde ropa hasta zapatos. Mi padre y yo nos dirigimos a su trabajo, ya que de vez en cuando lo acompañaba. Especialmente durante el verano porque no tenía nada mejor que hacer, aparte de salir de fiesta y emborracharme, y disfruté de la compañía de mi padre. Era muy bueno en todo lo que hacía y me alegró verlo obtener el crédito y el respeto que merecía, como CEO.

Cuando salimos del coche, nuestro chofer privado nos deseó un buen día y le sonreí. Cerré la puerta detrás de mí e incliné la cabeza hacia arriba para poder ver el enorme edificio. Estaba en medio de la ciudad, y escuché el tráfico pesado detrás de mí. Mi padre puso su brazo alrededor de mi hombro y empezamos a caminar hacia la entrada. Estaba un poco nerviosa por hoy. Me dijo que mañana tenía una sorpresa para mí, por la que pensaba que estaría feliz. No había perdido dejar de pensar en ello, preguntándome que era.

—Buenos días, señor. Buenos días, Ava, bienvenida de nuevo — la recepcionista dijo cuando la pasamos yendo a los ascensores. Le sonreí.

—Gracias.

Lo vi presionar el botón del ascensor y luego se volvió hacia mí.

—Cariño, tengo una reunión a la que asistir, pero quiero que vayas a mi oficina. No tomará mucho tiempo, una o dos horas — me sonrió disculpándose.

—Está bien, papá — me besó la mejilla antes de irse, probablemente yendo hacia el cafe para conseguir un café, mi adicción la saqué de él.



Me paré en su gran oficina, mirando a la ciudad desde su gran ventanal. Estaba demasiado atrapada en mis pensamientos como para escuchar el cierre de la puerta y sentir la presencia detrás de mí.

—¿Me extrañaste, amor? — salté por la voz. Cuando me di la vuelta, me encontré con alguien que pesqué nunca volvería a ver.

—Lorenzo... ¿qué estás haciendo aquí? — una sonrisa cubrió mi cara mientras corría hacia él y le arrojé los brazos alrededor del cuello, me abrazó. Me dio un suave beso en el cuello antes de soltar mi cuerpo. Hizo que pequeñas mariposas revolotearan dentro de mí.

—No pude quedarme en Italia mucho tiempo, y eché de menos a mi niña favorita — su hermosa sonrisa casi me pone la piel de gallina. Enzo era cuatro años mayor que yo y cuando trabajaba para mi padre, él y yo... teníamos algo. Básicamente, era solo sexo, pero ambos estábamos tristes cuando tuvo que volver a Italia para cuidar de su madre enferma. No lo había visto en dos años, y lo sé, era joven cuando empezó. Pero Enzo no era cualquiera, era una de mis personas favoritas, el sexo solo era una ventaja.

—Yo también te he echado de menos, Enzo — lo atraje para otro abrazo. Tuve que ponerme de puntas de pies, a pesar de que llevaba tacones, para alcanzar su cuello.

—Veo que ya has conocido tu sorpresa — nos dejamos ir cuando se escuchó la voz de mi padre.

—¿Esto era lo que estabas haciendo?

Él sonrió orgulloso.

—Por supuesto, sabía lo cerca que estaban los dos y quería sorprenderlos.

Enzo y yo intercambiamos una mirada. La esquina de su labio se convirtió en una pequeña sonrisa. Mi padre nunca supo de nuestra "relación". Pensamos que era innecesario, ya que queríamos que fuera algo solo entre nosotros dos.

—¿Quieren ir al cafe, chicos? Tengo antojo de un café, pero tengo demasiado trabajo que hacer — suspiró mientras se dirigía a sentarse detrás de su escritorio.

—Por supuesto, no hay problema — Enzo dijo, y prácticamente me empujó fuera de la habitación. Cerró la puerta detrás de nosotros y luego me llevó a los ascensores. Mientras caminábamos, puso su mano en la parte baja de mi espalda, lo que me puso un poco tensa. Nunca sentí sentimientos por Enzo, fue principalmente físico. Pero siempre hizo que mi cuerpo respondiera de cierta manera.

Después de recibir nuestros pedidos, salimos de la cafetería con las tazas en las manos, nos reímos y hablamos, poniéndonos al día. Fue agradable verlo después de tanto tiempo, se sintió bien, familiar.

-

Mi padre finalmente nos dejó ir a casa después de casi un día completo ayudándolo con el papeleo. Aunque todavía le quedaban algunas cosas por terminar, así que Enzo me iba a llevar a casa. Al parecer se quedará con nosotros durante una semana, a insistencia de mi padre. Pensé que sería bueno tenerlo cerca durante un tiempo, solo esperaba que mi padre no sospechara nada de nuestra relación pasada. Y con otro tipo con el que hablar todos los días, esperaba que pudiera sacarme a James de la cabeza. Cuando vi a Enzo, todos lo recuerdos que teníamos volvieron corriendo, el gran sexo, la increíble conexión que compartíamos. Pero no pude evitar compararlo con James, la forma en que me había susurrado al oído, la forma en que me hizo sentir... fue frustrante. James era un idiota y no merecía ocupar mis pensamientos, pero lo hacía. Todo el tiempo.

El trayecto hasta el auto estuvo lleno de risas, hasta que nos sentamos en el, disfrutando de la compañía del otro. Su mano se puso en mi muslo y yo me tense. Mi cuerpo parecía recordar su toque. Se volvió hacia mí y sonrió.

— ¿Esto es demasiado?

Sacudí la cabeza sonriendo.

-

Cuando llegamos a casa, salimos del coche y entramos. Mi padre también quería que viniera a su trabajo mañana, ya que apenas pasaba tiempo conmigo. Enzo se ofreció a acompañarme. Había estado en nuestra casa antes, así que fue a la cocina mientras yo me quité la chaqueta. Cuando entré, él estaba con la espalda apoyada en el mostrador mientras bebía un vaso de agua. Llevaba puesta una camisa negra de botones con pantalones negros. La camisa con los primeros tres botones abiertos, que mostraban su pecho musculoso. Me recargué contra el marco de la puerta. Estudié sus rasgos guapos. Parecía un hombre, con su cuerpo musculoso, su figura alta y su cara esculpida. Podría ser el único hombre que estaba incluso cerca de la impresionante apariencia de James De Luca. Sin embargo, James era mucho más guapo. Sacudí la cabeza, deshaciéndome de mis pensamientos. Estaba comparando de nuevo a otro hombre con él... ugh.

Se dió cuenta mi presencia y volvió su cabeza hacia mí, con una sonrisa en sus labios.

—¿Por qué estás ahí parada? Vamos, necesito un abrazo — Enzo siempre había sido muy sensible conmigo, ni siquiera tenía que ser sexual. Me abrasó con fuerza con sus grandes brazos alrededor de mi cintura. Inhalé su olor varonil antes de dejar ir su cuerpo y crear cierta distancia entre nosotros me me miró con hambre. Tuve que mirar hacia abajo, su intensa mirada era demasiado.

—¿Alguna vez piensas en nosotros? — preguntó con cuidado, como si tuviera miedo a la respuesta. Todavía tenía los ojos en el suelo.

Asentí con la cabeza.

—Aveces, sí.

Se acercó a mí.

—Pienso en nosotros todos los días — su voz era suave, pero la lujuria que se escondía debajo de ella era fuerte.

Lo sentí agarrar mi mandíbula, levantando mi cabeza para encontrarme con sus ojos. Suspiró mientras me observaba a los ojos profundamente. Se inclinó hacia adelante, flotando sobre mis labios, y yo no me alejé, mi respiración se atascó. Entonces su mano cayó de nuevo a su lado y retrocedió. Mi corazón se apretó por la forma en que me miraba. Era más que hambre, era adoración.

—Buenas noches, Ava — me sonrió un poco cuando salió, dejándome sola en la cocina. Mi corazón latía rápidamente en mi pecho. Lo sentí ahora.

El escalofrío.

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Kitten | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora