Eleven

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Ava

El beso fue suave al principio, como si él estuviera tratando de saborear el beso. Pero pronto sentí como se volvía más agresivo. Jadeé cuando el mordió mi labio y tomó la oportunidad para meter su lengua en mi boca. Había extrañado besarlo, y sentirlo. Estaba tan cerca que podía sentir su calor y su polla dura en mi estómago. Su alta figura se elevaba sobre mí a pesar de que llevaba tacones.

Cuando su mano bajó para agarrar mi garganta, mi coño se contrajo. Adoro su lado duro y dominante. Sentí que me empujaba hacia el lavamanos y, sin previo aviso, me dio la vuelta y me inclinó. Pude ver su cara en el espejo.

El tipo de conversación emocional que tuvimos se había ido hace mucho tiempo, ambos solo sentíamos hambre.

Su mano me acarició bruscamente y apretó mi culo, mientras que la otra estaba en la parte baja de mi espalda, lo que me impidió escapar de su fuerte agarre. Entonces su cara descendió y sentí su aliento justo al lado de mi oído.

—Te voy a azotar diez veces, como castigo por traer a ese chico a mi casa. Y quiero que recuerdes que esto— su palma cayó en mi culo con fuerza. Inhalé bruscamente—, es mío, y no me gusta compartir — su voz era profunda y oscura, lo que me excitó aún más.

Asentí con la cabeza y escuché un sonido gutural saliendo de su garganta. Se enderezó de nuevo y ejerció aún más presión en mi espalda, obligándome a pegar más al lavamanos.

La mano que estaba en mi culo levantó mi vestido y ahora estaba desnudo para él. Me di las gracias por usar un conjunto de ropa interior de encaje a juego.

—Vas a contar para mi, gatita. Y luego me vas a dar las gracias. ¿Entendido?

—Sí.

El primer azote no fue muy fuerte, pero mi cuerpo se sobresaltó y jadeé.

—Uno, gracias.

Otro azote.

—Dos, gracias.

El quinto azote fue dura, y lloriqueé. Él gruñó detrás de mí.

—Cinco, gracias.

La sexta palmada fue aún más dura. Pero el dolor estaba disminuyendo y mis bragas estaban empezando a empaparse.

—Seis, gracias — mi voz salió prácticamente como un gemido. Su mano acarició mi culo antes de azotarme de nuevo, con una fuerza extrema. El sonido de su palma chocando con mi piel resonó dentro de las paredes del baño.

Gemí escandalosamente.

—Si-siete, gracias.

Mi coño dolía por atención.

Cuando terminó, me tomó por los brazos y me levantó, así que me apoyé en mis manos en lugar de en mi pecho. Su cara se metió en el hueco de mi cuello y mi cabeza se inclinó para un lado.

—Que buena chica para mí — mis muslos se apretaron. Fue extremadamente excitante escuchar su voz alabarme.

—Mierda, prácticamente puedo oler lo mucho que quieres que te folle, kitten — nuestras respiraciones eran pesadas y mordí mi labio por sus palabras.

—¿Quieres que te folle y destruya tu coño apretado?— se encontró con mis ojos en el espejo mientras su mano acariciaba mis pliegues dentro de mi ropa interior.

—Sí, por favor— supliqué. Lo necesitaba ya, la humedad de mis bragas era prueba de ello. No lo había sentido durante mucho tiempo y mi cuerpo iba a explotar.

Me azotó y yo jadeé.

—Dilo.

—Quiero que destruyas mi coño, por favor.

Kitten | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora