• Tu caballero con armadura •

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Estaba algo cansado de la misma rutina de siempre. Valentina y yo estábamos cada vez peor, cada día era una discusión nueva por alguna boludez o alguna escenita de celos que no tenía fundamento alguno. Así que decidí decirle que quería separarme, le expliqué mis razones, trate de ser lo más amable posible para que no se ofenda, y funcionó, lo entendió y estuvo de acuerdo así que me mudé a un departamento y les dejé la casa a ella y a Olivia. De esa separación pasaron 7 meses ya, y la verdad que vivir separados nos vino bien, nos tratamos mucho mejor ahora que cuando viviamos juntos.

Está noche los pibes del club querían salía a festejar el 4-0 contra el Liverpool, así que acepté. No sé a dónde íbamos a ir pero me re pintaba salir a escabiar y por ahí traerme alguna minita a casa para pasar la noche, llevaba 7 meses sin ponerla.
Me pegue una buena ducha, me puse bien fachero, me perfumé y salí.

Llegué al lugar, un pub bastante conocido por sus "damas de compañía", había ido un par de veces y la verdad era que las minas estaban buenas y predispuestas a lo que sea por algo de guita.

Nos sentamos en la zona VIP, pedimos unos tragos y me senté a esperar a las chicas. Éramos 6 vagos solteros, y el que organizo todo ya había pedido "las mejores chicas" para nosotros.
Unos minutos después un grupo de chicas se acercó, todas de vestido muy corto, ajustado con lentejuelas, de tirantes y tacos altos, excepto una. Cabello negro, largo hasta la cintura, con ondas. Ella tenía un conjunto de un top y un short bastante corto, negro de lentejuelas. Mi vista empezó a recorrer su cuerpo desde sus pies que tenían unos tacos plateados, por sus piernas que se veían espectaculares con ese shortcito, tenía buenos muslos, buena cadera, una cola espectacular, cintura, seguí subiendo por sus pechos, el top era algo escotado, tenía los hombros descubiertos aunque ella intentaba subirlo, y una fina cadenita con una inicial, "M" que adornada su precioso cuello; seguí subiendo por su cuello hasta su rostro, tenía unos labios gruesos y perfectamente delineados por el labial rojo. Las demás todas sonreían y coqueteaban, pero ella no, se veía algo tensa, como incómoda. Un hombre se le acercó, uno de los que trabajaba en el lugar, y le susurro algo al oído, haciendo que ella se sienta más tensa e incómoda.

Sus ojos hicieron contacto con los míos, había algo diferente en ellos, no eran vacíos como las de las demás chicas, los de ella pedían a gritos ayuda.

—Yo quiero la de short –dije rápido terminando de tomar de mi vaso–.

Todos estuvieron de acuerdo porque no les quedó otra opción, yo la "reclamé" primero, una boludez, pero bueno, quería conocerla.

Cada una se sentó con quién quería, cuando la morocha volvió a mirarme la llamé con el dedo y palme un lugar a mi lado, me había alejado un poco de los vagos para estar más tranquilos.

—Vení morocha sentate –le dije cuando ella se acercó–.

Se sentó a mi lado sin decir nada, simplemente acomodó su cabello y cruzó sus piernas.

—Soy Enzo –la mire y le pasé mi mano–.

–ella me miró a los ojos y estiró su mano para agarrar la mía–. Maggie

—Un placer conocerte morocha –le dí mi mejor sonrisa de canchero que pude y recosté mí brazo en el respaldo del sofá donde estábamos sentados. Ella simplemente sonrió y bajó la vista acomodándose el short–.

Cuando se acomodó el shorts noté que tenía marcas en las muñecas, golpes en las piernas y algunas cicatrices circulares en los muslos que trataba de tapar con el short. No me pude aguantar y tomé su muñeca dejándola para arriba y pude notar más marcas de quemaduras, moretones y algunos cortes; ella trató de safarse de mi agarré pero no le dejé y la mire a los ojos, ella se veía algo nerviosa.

One Shots [Enzo Fernández]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora