One Shots [Enzo Fernández]

• Nosotros •

Como salí más temprano del entreno hoy, decidí meterme en el predio donde entrenaban las chicas, solo para verla. Me senté en las gradas no muy cerca de la cancha para no llamar la atención y me puse a observarla, podía pasar horas así.

Ahí estaba ella, observando con atención a sus chicas, indicandoles qué ejercicios hacer, cómo hacerlos. Se veía tan hermosa, concentrada, con el uniforme puesto.

Estos últimos dos años pasaron súper rápido, y admito que como pareja nos disfrutamos muy poco estando solos. Nos embarazamos de los mellis a los 4 meses de vivir juntos, y desde ese momento todo cambio. No me quejo, amo la familia que tenemos, amo a mis hijos, la amo a ella con locura, pero si me hubiese gustado disfrutarnos un poco más como pareja.

Hace mucho tiempo que no me sentaba a observarla, con todo lo cotidianos, los hijos, el trabajo, uno no aprecia lo que tiene a su lado. Pero ahora puedo hacerlo, y verla para mí es un deleite. Es hermosa en todos los sentidos, su cara de concentración entre seria y pensativa, como se muerde las uñas, como se mueve de un lado a otro ayudando a las chicas; tiene su cabello atado en un acolita alta y me deja ver ese hermoso cuello que me vuelve loco, dónde tiene colgada la cadenita que le regale para el día de la madre que nunca se lo saca. Cuando humedece sus labios y los deja apenas abiertos, y después se muerde; cuando juega con la alianza en su dedo, siempre hace eso. Cómo se achinan sus ojitos cuando sonríe; escucharla reír o hablar en inglés me mata, se ve muy sexy cuando habla en ingles. Es la mujer más hermosa que se me cruzó en el camino, y estoy casado con  ella, tenemos dos hijos y toda una vida de felicidad por delante.

Pero me gustaría que nos diéramos unos días para estar solos, como tomarnos un fin de semana para los dos. Yo sé que a ella le viene bien, con todo el estrés del trabajo y la casa, nos toca darnos una escapada romántica.

Una de las jugadores se acercó a ella para decirle algo al oído, entonces ella volteo un poco y me vió. Así que se empezó a acercar, me paré de mi lugar y me acerque a las gradas.

Hasta cuando camina se ve espectacular...

—¿Vino a vigilar señor? –dijo en tono de chiste llegando a dónde yo estaba, tenía los brazos cruzados debajo de su pecho–.

—Si, vine a vigilar un poco a mi jermu –me recosté en las gradas quedando cerca de ella; bajé una de mis manos a su cadera y la acerqué a mí–.

—Que al pedo estamos Fernández –se rio mirándome a los ojos–. ¿Salieron antes hoy?

—Si, un rato antes –deje un beso en la comisura de sus labios–. ¿Te falta mucho?

–miro el reloj de su muñeca–. Media hora maso –me miró devuelta–. ¿Me vas a esperar?

—Toda la vida –le di un beso corto haciéndola reír; a ella no le solía gustar las muestras de cariño frente a las jugadoras por una cuestión de respeto y ubicación, era su lugar de trabajo y ella lo respetaba mucho–. Si gorda te espero, y después vamos a buscar a los chicos

—Bueno –sonrio mirándome–. Nada de andar mirar culos Fernández –me apunto con el dedo arqueando una ceja–. Que te conozco gato –se rio y se dió vuelta para

—¡Anda! –chasquee la lengua, me rei y me volví a sentar–. ¡El único culo que miró es el tuyo mi amor! –alce un poco la voz para que ella me escuche y solo me hizo una seña con los brazos–.

Me quedé sentado mirandola, aunque también mire a las chicas, lo admito; y ella lo sabía, así como yo sabía que cuando va a verme entrenar sus ojitos también se desvían a Reece, o a Ben, pero nos tenemos la suficiente confianza como para no ponernos celosos por eso, sabemos que lo que sentimos el uno por el otro no tiene comparacion, nos amamos y la confianza que nos tenemos es completamente diferente a lo que yo había experimentado antes. Yo sé que ella nunca me engañaría y ella sabe que yo nunca le sería infiel, nos tenemos confianza ciega.
Había varias muy lindas, que estaban buenas, pero ninguna como mi mujer, no había con que darle, (aunque yo le doy con todo), le pasa el trapo a todas.