5. Ambos implicados

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Rosena Blanc.

"¿Por qué llora? ¿Dije algo ofensivo? Es molesto no entender a veces los sentimientos humanos."

¿Sentimientos de culpa? ¿Esos ahora están presente en el corazón de Neuvillette? No tiene sentido. Quien estaba perturbado era él, y ella solo lo vio en aquel momento emocional.

"¿Acaso era compasión? ¿Lástima? He escuchado de ello, y en ocasiones lo he sentido."

El hombre se pondría de pie dejando el folder sobre su escritorio y camina con lentitud hacia la gran ventana detrás de él. Apoya una de sus manos en el cristal y aprecia la lluvia que estaba comenzando a detenerse.

Qué complicado. Pero tampoco es algo que pueda ignorar alguien como Neuvillette por ser el causante. La reacción de la joven era parecida a unas cuantas que recordaba continuamente en seres de siglos atrás. Pero en el caso de Rosena no era por resentimiento que lloraba. El resentimiento no es la única fuente de las lágrimas, también lo es el dolor.

Dolor. Sí, ella mencionó esa palabra.

Neuvillette volvería a poner una mano en su pecho y cerraría los ojos. Lamentablemente con todo, sentía que no podía cerrar el tema aún, no mientras esas sensaciones en su pecho permanezcan.
Normalmente lo habría sobrellevado estando solo en su oficina y llenando sus oídos con el ruido de la lluvia. Todos los años desde aquel triste día los pasaba de esa forma en el palacio.

"Ojalá los sentimientos fueran tan fugaces como la vida humana. En este caso sería una ventaja."

La lluvia se había detenido, pero seguía sin poderse ver el sol debido a las nubes grises. Era como que incluso la lluvia quería tomarse un breve descanso.

Estando solo con su corazón, Neuvillette giraría un poco hasta ver de reojo el tintero y la pluma sobre su escritorio.

...

Rosena Blanc, una mujer de carácter extrovertido, pero también muy sensible.

Aquella oración describía la personalidad de esa chica, sí, lo hacía muy bien. Tal vez su sensibilidad ha favorecido su expresión en lágrimas, pues cómo era de esperarse, ella no había notado que las estaba derramando. Ni siquiera mientras caminaba a paso apresurado por el mismo pasillo que atravesó para ir a la oficina de Neuvillette. Solo escuchaba sus latidos.

"¿Cuando comencé a llorar? Qué vergonzoso..."

Rosena notó sus lágrimas luego de haber volteado una esquina del pasillo silencioso. Sus lágrimas habían caído a la alfombra y nublaban su visión. No se dio cuenta de eso antes ya que estas corrían de sus mejillas mientras ella estaba agitada.

A pesar de su vergüenza, muy en el fondo esperaba que sus palabras ayuden al hombre adolorido. Un hombre, a pesar de su prominencia, en ese estado parecía como uno más de los hombres afuera.

Fue un momento difícil e incómodo, pero ya estaba hecho, no podía decir nada más. Luego ella estaba dudando si fue correcto decir todo ello, pues no tenían ningún tipo de confianza. No todos recibían bien la preocupación o sinceridad de los extraños.

"No pensemos más en eso, ya lo hice. No hay vuelta atrás. Solo..."

Esperaba que fuera de ayuda. Ella lo pensaría de nuevo mientras limpiaba sus finas lágrimas. Seguiría su camino de vuelta a dónde estaban sus compañeros a un paso normal. Ella quería descansar.

Ambos implicados ahora separados querían pasar a otra página, pero por como es el corazón, no sería posible. Aún así, el resto del día seguirían atendiendo sus respectivas responsabilidades al igual que todas las personas.

¿Acaso creen que será la última vez que se vean? Si ellos piensan que no, no saben que están equivocados, pues en realidad solo es el comienzo de esta historia. Comenzó como una pequeña gota que aunque había caído en un mar de agua, potencialmente podía producir pequeños tsunamis.

 Comenzó como una pequeña gota que aunque había caído en un mar de agua, potencialmente podía producir pequeños tsunamis

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"Dragón Hydro, no llores más"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora