No estoy bien

225 22 1
                                    

- Demasiado tarde, por tu cara - respondió Penny, dándole una generosa propina al taxista.

Una vez en casa, Dulce durmió durante horas. Había oído hablar de las molestias durante los primeros meses de embarazo, pero nunca hubiera imaginado que la sensación de náuseas continuas sería tan insoportable. Desafortunadamente para él, la semana siguiente fue exactamente igual. Iba a trabajar todos los días, pero más de una vez tuvo que descansar en el almacén. Incluso el agua le hizo vomitar. Penny la atendió amablemente, pero evitó acercarse por miedo al contagio.

Relájate, asintió Penny -. Vete a casa y descansa, no te preocupes por nada. Haré que alguien venga a ayudarme.

Dulce volvió a tomar otro taxi y cerró los ojos. Cuando llegó a casa, se acostó en la cama, se vistió y durmió.

La semana siguiente fue aún peor. Dulce sólo podía controlar la sensación de náuseas en una posición horizontal e inmóvil. Girarse hacia un lado u otro en la cama era suficiente para que se le revolviera el estómago.

Dulce cogió el teléfono con mano temblorosa. Tuve que decirle a Penny que no abriría la tienda esa mañana.

-Galería Reilly, habla Penny. ¿Puedo ayudarle?

D- Hola, Penny. -

-¡Dulce! ¡Estaba preocupada! Había decidido ir a su casa al mediodía, si no aparecía. ¿Todo bien?

D- Bastante mal. ¿Te importa estar sola?

- ¡Claro que no! Quédese en cama y descanse. ¿Llamaste a un médico?

D- No.

Le molestaba admitir que las cosas no iban bien. Sin embargo, después de colgar, Dulce concertó una cita con el obstetra.

- Es muy común tener náuseas durante los tres primeros meses de embarazo, señorita Saviñon - respondió la enfermera.

D- Sí, pero... estoy muy mal.

- Quizás estés resfriado, ¿has estado expuesto a algún virus últimamente?

D- Es probable, pero no creo que sea un resfriado. No tengo fiebre y cuando me quedo quieto me siento bien.

- Pues el malestar no afecta a todos por igual Cuando estabilices tu nivel hormonal, mejorarás.

D- Pero no es un simple malestar matutino, insistió Dulce ansiosa.

Bueno, a veces también sucede de noche, a algunos desafortunados les dura todo el día. Pero no te preocupes, suele pasar a las doce o catorce semanas de embarazo.

Dulce estaba asustada. Estaba recién en la séptima semana de embarazo. Cuando se lo conté a la enfermera, ella se rió y trató de tranquilizarla.

- Vuelva a llamar en unos días si no mejora. Nosotros haremos un análisis.

¿En unos dias? Eso fue ridículo. No podía permitirse el lujo de perder el tiempo. Además, necesitaba mantener algo en el estómago. Esta debe haber sido otra causa del malestar. Tuve que superarlo.

Pero fueron pasando los días y Dulce no mejoró. Apenas podía levantarse de la cama. Christopher continuó su viaje. Él llamaba con frecuencia, pero ella todavía no le decía nada. Dormi mucho. Penny iba a verla todas las tardes y le informaba sobre la tienda. Dulce se debilitó tanto que no tenía fuerzas ni para vestirse. Finalmente, un lunes, volvió a llamar al médico. Programaron su cita para esa misma tarde. El problema era cómo llegar a la cita, en su estado, pero Dulce estaba dispuesta a hacerlo aunque fuera en ambulancia.

 Un Hijo Tuyo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora