Te Puedo ayudar?

231 24 2
                                    

D- Ya llamé, tengo una cita a las tres y media.

U- Yo ta llevaré.

D- Bien.

La pasividad de Dulce, su falta de vitalidad, le preocupaban. Christopher miró su reloj. Todavía quedaban dos, pero no tenía sentido esperar.

Ajustó las sábanas y la cubrió. Al parecer Dulce había dormido. Cogió el teléfono y llamó al médico. La enfermera que atendió intentó calmarlo, pero él insistió.

U- O la reciben ahora mismo o la llevo al hospital. Tu escoges.

- Está bien - admitió finalmente la enfermera. Intentaré ver al médico lo antes posible.

U- No, no lo intentes. Marchate. Estaremos allí en quince minutos.

El consultorio del médico no estaba muy lejos. Christopher envolvió a Dulce en una colcha y la llevó en brazos hasta el auto. Tras ver su aspecto, la enfermera le consiguió una camilla y se apresuró a llamar al médico.

- Tendrás que quedarte en el hospital unos días - indicó el médico al verla -. Te estás deshidratando.

-Le pondrán una vía intravenosa y le darán medicamentos para las náuseas.

D- ¿Esto no le causará daño al bebé?

- No, el verdadero peligro para el bebé ahora es la deshidratación.

Seis horas después Dulce juró que se sentía mejor. Incluso podría levantar la cabeza de la almohada. Fue ingresada en el hospital, en una habitación sólo para ella.

D- No tengo tiempo, no puedo quedarme aquí - se quejó Dulce.

U- No tienes elección - respondió Christopher, quien había estado leyendo el periódico mientras ella durmió.

D- No pensé que pasaría mi embarazo así, ¿qué voy a hacer con la galería?

U- ¿No hay nadie que pueda cuidarla temporalmente?

D- Sí, pero es muy joven, no tiene experiencia. No puedo arriesgarme a perder la tienda.

U- Está bien, mañana iré a echar un vistazo yo mismo.

D- ¿Y tú qué sabes de tiendas?

U- Nada - respondió

U-, pero no tendré ninguna dificultad. Sé algunas cosas sobre finanzas, ¿sabes?

D- Sí, si construyes mi negocio como lo hiciste con tu imperio financiero, no podré quejarme. Quizás incluso debería ir al banco a pedir un préstamo.

U- ¿Quieres solicitar un préstamo?

D- Sí, quiero ampliar el negocio. ¿Recuerdas que te hablé de la competencia?

U- Si me acuerdo.

D-Bueno, eso le dijo a los bancos murmuró Dulce-.

D-Me echaron de tres, con la cola entre las piernas. Al parecer, mi negocio es muy arriesgado.

U- ¡Eso es ridiculo! A veces las comisiones de préstamos no ven más allá de sus narices - comentó Christopher, acariciándole la mano mientras ella cerraba los ojos -. Deja de preocuparte, conseguiré ese préstamo.

D- ¡No! - negó ella abriendo los ojos. No admito que me prestes dinero, sin ningún concepto.

U- No es un delito, ¿sabes? No estaría donde estoy si alguien no me lo hubiera prestado.

D-Dije que no, Christopher. Hablo en serio. Quiero hacer esto a mi manera.

U- Está bien - respondió Christopher, intentando calmarla. Prometo que no me meteré en tus asuntos.

Dulce cerró los ojos y permaneció en silencio.

 Un Hijo Tuyo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora