Decison irrevocable

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U- Tienes algo en mente - dijo.

D- Sí - asintió ella, quería hablar contigo sobre una decisión que tomé.

U- ¿Conmigo? ¿Porque conmigo?

D- Porque eres mi amigo más antiguo y probablemente me conoces mejor que nadie. Además, necesito una opinión honesta.

U- Está bien, ¿de qué se trata esto?

D-Estoy pensando en tener un hijo.

Esas palabras golpearon el cerebro de Christopher como si fuera una pared. Sacudió la cabeza, tratando de encontrarles sentido, pero fue inútil.

U- No sabía... Que estabas saliendo con alguien, comentó Christopher sin mirarla a los ojos.

D- No salgo con nadie.

Gracias a Dios, pensó Christopher inmediatamente, involuntariamente, sintiendo un inmenso alivio que simplemente asociaba con un instinto de protegerla. Le tenía un gran cariño. La había amado con locura e inútilmente durante años, y había sufrido inmensamente cuando Dulce empezó a salir con otra persona.

¿Cómo planeas tener un hijo?

D- Para eso están los bancos de esperma.

U- ¿Bancos de esperma? - repitió Christopher con incredulidad.

D- Sí, almacenan esperma congelado, explicó Dulce sonrojada, sin mirarlo a los ojos. De hecho, ya me hice una serie de pruebas de fertilidad y me recomendaron vitaminas y algo más. Se supone que soy una candidata perfecta para el embarazo. Lo único que tengo que hacer es elegir donante e iniciar el procedimiento.

U- ¿El procedimiento?

D- Inseminación artificial. Ya he seleccionado algunos candidatos, pero quería saber tu opinión - añadió Dulce, colocando una carpeta sobre la mesa y entregándosela.

U- Dime que no hablas en serio - dijo Dulce en silencio -. ¡Diablos! - exclamó Christopher pasándose la mano por el pelo -. En serio, Dul... ¿Por qué? ¿Porque así? ¿Y por qué ahora, precisamente?

D- Cumpliré treinta años en noviembre, Christopher - afirmó Dulce con calma - -. Quiero tener una familia. Niños - se corrigió. Quiero ser madre mientras aún sea joven y tener la energía para criarlos y disfrutarlos.

Entre líneas, en silencio, surgió en ambos el recuerdo de la infeliz y solitaria infancia de Dulce. Christopher recordó a sus asfixiantes abuelos, siempre censuradores, incapaces de perdonar a su hija por quedar embarazada estando soltera. Y, en cuanto a la madre de Dulce... Bueno, lo mejor que había dicho de ella la madre de Christopher, que nunca había dicho nada malo de nadie, era que "no hubiera estado más que dispuesta a mostrarle un poco de cariño".

U-Treinta años no es tanto - argumentó Christopher -. Las mujeres ahora tienen hijos a partir de los cuarenta años. ¿Por qué no esperas un poco más? Quizás cambies de opinión.

D- No te pido tu opinión para criticarme - respondió Dulce con dureza -. La decisión está tomada. Sólo quería saber que estabas pensando en elegir un donante, pero se te olvida", añadió sacando la carpeta, que inmediatamente agarró.

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