capitolo tre

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Salió de la habitación al día siguiente con la apariencia desalinada, la igual que la ropa

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Salió de la habitación al día siguiente con la apariencia desalinada, la igual que la ropa. Su hermana al verlo jadeó sorprendida para luego mirarle pícara.

—¿Que sucede?— Ella dijo que habían marcas en mi cuello, maldijo notablemente y subió hasta el baño, revisando las marcas, bajó y no le dió explicaciones a su hermana, puesto a que sino una avalancha de preguntas le esperaban—. Desayunaré luego, no te preocupes—. Mintió y subió las escaleras nuevamente a buscar sus artículos de limpieza y encerrarse en el baño, se desnudó y se metió a latina, rellena de agua caliente para luego mirarse al reflejo del espejo de mano que traía—. Soobin, Soobin, Soobin—. Susurró tres veces y el inconfundible frío de la muerte lo envolvió.

—Es la primera vez que me llamas, ¿tienes dudas?— al estar vivo Yeonjun no podía verlo, pero si podía sentirlo. Y así fue, lo sintió entrar a la tina junto a él, al otro extremo.

—¿No crees que estas demasiado cómodo?— él soltó una risita y se alzó de hombros.

—Solo, aprovecho que no puedas verme, te concederé el placer de ver mi cuerpo sin mis ropajes solo en la sexta noche—. Él azabache bufó—. Ahora dime, humano, ¿que necesitas?

—Las marcas, ¿que con ellas?— incógnito claramente molesto.

—Ah, creí que sabias de ellas, a muy lejos se nota que las sientes—. bromeó con diversión—. ¿No te gusta?— preguntó y claramente él chico negó.

—El trato dejó en claro que eso era hasta la cuarta noche—. Aclaró, pero el alto negó.

—En nuestro contrato no dice nada de no tener un adelanto—. Dice y en el agua se sintió como se acercaba al chico, su respiración se sentía cada vez más cerca del chico—. ¿Que tiene de malo un adelanto?— El chico jadeó al sentir la respiración del alto en su cuello.

—No puedo verte, eso es trampa—. Susurró ya perdido.

—Se nota que no conoces a la muerte—. Susurró bajando sus manos hacia el vientre el chico.

Sorprendió a la muerte cuando detuvo sus movimientos—. Sé nota que no conoces a Choi Yeonjun—. A pesar de que no podía ver, tomó el rostro del inmortal y con osadía besó sus labios.

Sobre los labios del otro la muerte sonrió y  correspondió el beso, tomando la cintura del chico para subirlo sobre su regazo y acariciarlo a gusto.
El azabache gimió alto cuando sintió la creciente erección del alto en su cuerpo desnudo.

Él cortó el besó y apretó la cintura del muchacho—. Debemos dejarlo aquí, mortal—. Soltó y removió con mucha delicadeza al humano de sus piernas—. Deberás encargarte de eso solo—. Sintió el agua moverse, así supo que ya había salido de la tina.

—D-desde ahora, puede hacer los adelantos que quiera—. Susurró avergonzado, sintió la risa burlona de la muerte en su oído y un casto beso en su cuello—. Siempre y cuando pida permiso.

—Digamos que es un alivio, humano—. Bromeó y tomó la quijada del mortal para depositar otro beso en sus labios, no fue uno con deseo, ni gula, fue uno a los que los humanos llamaban....sentimiento.
Cohibido a sus pensamientos, la muerte se alejó y sin despedirse desapareció.

Yeonjun soltó un suspiró, nuevamente sin saberlo dos reglas había roto.

Regla número cinco;  Nunca beses a la muerte.

Regla número seis; Nunca le provoques sentimientos humanos a la muerte

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Regla número seis; Nunca le provoques sentimientos humanos a la muerte.

Ese día había platicado con su hermana, le había pedido que le dijera a su novio para tener una escapada de cuñado a cuñado, para reforzar la relación.

Además de eso había visitado a su hermanito en un reclusorio psiquiátrico donde se encontraba, decían que cada vez estaba peor, que no aguantaría mucho más, eso claramente lo dejó con los ánimos bajos.

Tal vez podría hablar con su socio de eso, antes debía visitar a su hermanito.

Eso hizo, visito a Sunoo quien al verlo derrochó lágrimas mientras que repetía que tenia la razón, su hermano estaba vivo. Así  habló largas horas con él, hasta que finalmente se quedó dormido en la cama, dejó un beso en su mejilla y sin más se fue.

Claramente no sabía que esa era la última vez que sabría de ambos.

A Choi Yeonjun, dos noches le quedaban.

A Choi Yeonjun, dos noches le quedaban

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Cap cortitoo TT

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