capitolo otto

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-Ahh~-

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-Ahh~-. Susurró cuando sintió algo pinchando su espalda-. Maldita sea, Soobin-. Lo empujó y éste cayó de la cama entre risas-. Me dejaste sin aliento hace no mucho, ¿Estás loco?- El alto adormilado le miró desde el suelo.

-Que dramático-. Murmuró y se levantó, hasta sentarse a su lado y besar su mejilla-. Buenos días, niño maleducado.

-Eres un anciano-. Murmuró sonriendo por la muestra-. Ahora iré al purgatorio o algo así?

-Ujum, ahí te "arrepentirás se todos tus pecados", pero como eres un pobre virgen no creo que te arrepientas de nada-. El chico entrecerro los ojos.

- Idiota, no soy virgen, tu maldito semén en mi trasero lo demuestra-. Gruñó, sonrió al notar las mejillas del espectro colorarse-. ¿Acaso te pusiste-

-¡Muy bien!, arriba, ve a ducharte, tengo que llevarte con San Pedro-. Yeonjun se sentó en la cama y observó a la muerte pasearse de un lado al otro en la habitación.

-¿En serio existe?- Soobin se detuvo a verlo con obviedad-. Oh, ¿entonces a donde iremos?- Soobin carraspeó y se cruzó de brazos.

-Te...te tengo una sorpresa-. Algo confundido el chico asintió y se levantó sintiendo instantáneamente una descarga eléctrica en sus caderas, antes de caer, Soobin lo tomó-. ¿Estás bien?

-Maldito-. Él sonrió y dejó un picó rápido en sus labios para luego tomar unos pantalones y correr hacia la puerta-. ¡Cobarde!- Gritó poco después la puerta fue cerrada, busco ropa a su alrededor, pero no encontró nada, solo le quedaba....si, la bata del diablo. Lo tomó y se lo puso, para tapar lo poco de humanidad que le quedaba. La puerta se abrió y dos criaturas lo miraron con curiosidad.

-¡Señor! ¡Señor! ¡Señor!-. Repetían aquellas calaveras de colores flotantes-. El humano....-. Susurró la calavera azul

-Usted puede hacer un trato con el hum- la calavera verde fue bruscamente interrumpida por Soobin.

-¡Uhgah, Ehlah!-. Llamó desde la puerta, mirándolos con enojo-. ¿Que carajos hacen?, Salgan, esperen abajo.

-S-señor...-. Ambos hicieron una reverencia y salieron.

-¿Trato? ¿De que hablan? ¿Que son esas cosas, Soobin?- Él suspiro amasando su frente.

-Pronto lo sabrás, sé paciente-. Solo le tocó suspirar y aceptar-. Ten, te conseguí tu ropa-. miró las prendas y efectivamente, eran suyas.

Le sonrió y se paró de puntillas para alcanzar su labios, él no tardó en rodear su cintura con sus fornidos brazos-. Gracias-. susurró sobre sus labios-. Iré a cambiarme-. Se alejó e instantáneamente ambos sintieron el frío de los días en la puerta del purgatorio.

Poco después, bueno, dos horas después Yeonjun y Soobin ya se dirigían a un lugar que Yeonjun claramente no conocía.

-Tu apellido era Choi, ¿no?- El chico asintio-. Bueno, cuando investigaba sobre ti, supe algunas cosas.

-¿Cosas?- Preguntó confundido.

-Las personas que más amabas, tu hermana y tu hermano, él esta en un psiquiatrico por tu asesinato ¿no?- Él asintió mirando al suelo triste por eso-. Sé que no le queda mucho, por eso quiero hacer otro trato-. Yeon elevó la cabeza confundido.

-¿Otro?, ¿De que se trata?- Inhaló pesadamente y se sentó sobre el pasto creciente.

-Verás a tu hermano por última vez, además prometo que le otorgaré una vida más larga-. murmuró cruzándose de brazos-. Pero quiero algo de ti.

-Aceptaré, sea lo que sea, solo quiero que ellos sean felices-. Soobin apretó los labios y miró al horizonte.

-Escucha mi parte antes-. Pidió y tiró delicadamente de su brazo, haciendo que se siente a su lado-. No quiero que aceptes por tu hermano, quiero que aceptes por tu propia decisión-. Yeon asintió rápidamente, esperando a que el alto le dijera lo que quería a cambio-. Quiero que pases una eternidad conmigo-. Susurró sin mirarlo, pues la timidez lo consumió.

-¿Contigo?- Murmuró mirándolo atentamente, con una gran sonrisa en sus labios y una mirada socarrona-. ¿Te enamoraste de un muerto?

Exhibido cubrió su rostro, Yeon sonrió ampliamente y abrazó al chico por el cuello-. Eres tan adorable~-. Se puso de puntitas y besó los labios de Soobin con cariño-. Acepto.

Soobin levantó la vista y el humano volvió besar sus labios, sellando el trato, un trato que duraría por la eternidad.

Regla número quince; Nunca dejar que la muerte se enamore.

Yeonjun había roto las quince reglas ¿que le esperaba?, una eternidad soportando a un espectro de tez tenebrosa pero hermosa sonrisa.

Yeonjun había roto las quince reglas ¿que le esperaba?, una eternidad soportando a un espectro de tez tenebrosa pero hermosa sonrisa

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El penúltimo cap, uyuuu!

𝓛𝓮  𝓜𝓸𝓻𝓽𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora