Supermercado

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En un día soleado en la tranquila ciudad de Yokohama, Dazai y Chuuya se encontraron inesperadamente en un supermercado local. Ambos estaban ocupados con sus listas de compras, completamente inconscientes de que sus destinos estaban a punto de entrelazarse en una historia cómica y romántica.

Dazai, con su estilo despreocupado y elegante, caminaba por los pasillos con una actitud relajada. Chuuya, por otro lado, llevaba consigo una lista meticulosamente organizada y estaba decidido a completar su tarea de compras de manera eficiente.

Chuuya: (murmura para sí mismo) Huevos, leche, pan... no debería llevar mucho tiempo.

Dazai, notando la concentración de Chuuya, decidió aprovechar la oportunidad para agregar un toque de diversión al día.

Dazai: (con una sonrisa pícara) ¡Hola, Chuuya! ¿Qué tal va la caza de comestibles?

Chuuya: (frunce el ceño) Dazai, ¿en serio ahora?

Dazai: (se encoge de hombros) ¿Por qué no? Hacer las compras puede ser divertido, ¿no crees?

Chuuya: (suspira) Solo estoy tratando de hacerlo rápido y eficientemente.

Dazai: (con tono dramático) ¡Ah, la eficiencia! Pero, Chuuya, ¿y la emoción? ¿La aventura de buscar el artículo perfecto?

Chuuya: (ignora sus comentarios y sigue mirando la lista) Solo quiero terminar esto.

Dazai, lejos de rendirse, decidió hacer que la experiencia de compras de Chuuya fuera inolvidable.

Dazai: (señalando una pila de cereales coloridos) ¿Qué opinas de esos? ¡Son como pequeños arcoíris en una caja!

Chuuya: (ignora los cereales) No estoy aquí para hacer amigos con la comida, Dazai.

Dazai: (ríe) Pero, Chuuya, ¿no crees que las galletas con chispas de chocolate tienen algo de magia?

Chuuya: (levanta una ceja) ¿Magia? Estoy buscando alimentos reales, no encantamientos.

Mientras continuaban con sus travesuras en el supermercado, la tensión entre Dazai y Chuuya comenzó a convertirse en una especie de juego cómico. Al final, ambos se dieron cuenta de que, a pesar de sus diferencias, disfrutaban de la compañía del otro.

Chuuya: (sonríe a regañadientes) Bueno, supongo que hacer las compras contigo no fue tan malo después de todo.

Dazai: (se inclina con exageración) ¿Quién dijo que la vida cotidiana no puede ser divertida?

Y así, entre risas y comentarios ingeniosos, Dazai y Chuuya terminaron sus compras, llevándose consigo no solo productos de la tienda, sino también una historia cómica de encuentros inesperados y conexiones que se pueden encontrar incluso en los lugares más mundanos.

One shots soukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora