Odio a Amor

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En una ciudad donde los rascacielos se alzaban como guardianes de historias ocultas, Chuuya y Dazai compartían una relación que, en un principio, estaba envuelta en un velo de desdén y rivalidad. Ambos eran agentes de organizaciones rivales, siempre enfrentándose en misiones y desafiándose con miradas llenas de hostilidad.

Un día, durante una operación conjunta forzada por circunstancias inesperadas, Chuuya y Dazai se encontraron trabajando juntos. La tensión en el aire era palpable, y sus interacciones estaban cargadas de sarcasmo y desconfianza.

Chuuya: (frunciendo el ceño) ¿Tengo que recordarte que no me gusta trabajar contigo?

Dazai: (sonríe con ironía) Oh, Chuuya, siempre tan encantador. No es que me emocione trabajar contigo tampoco.

A pesar de sus diferencias, conforme la misión avanzaba, comenzaron a darse cuenta de las habilidades únicas que cada uno poseía. Poco a poco, la barrera entre el odio y el respeto comenzó a desmoronarse.

Chuuya: (sorprendido) No puedo negar que tienes tu manera de hacer las cosas.

Dazai: (asiente) Lo mismo digo, Chuuya. Aunque no lo admitiría en voz alta, tus habilidades son impresionantes.

A medida que la misión se volvía más complicada, Chuuya y Dazai se vieron obligados a confiar el uno en el otro para sobrevivir. En medio de la adversidad, surgieron conversaciones más profundas, revelando capas de sus personalidades que nunca antes habían explorado.

Chuuya: (reflexivo) Nunca pensé que trabajar contigo sería... menos insoportable de lo que esperaba.

Dazai: (sonríe de manera enigmática) Tal vez no nos odiamos tanto después de todo.

Con el tiempo, la hostilidad entre Chuuya y Dazai se transformó en una complicidad inesperada. Se dieron cuenta de que, aunque eran diferentes en muchos aspectos, compartían un sentido de honor y lealtad que les unía de manera única.

En una noche tranquila, después de haber completado con éxito la misión, Chuuya y Dazai se encontraron en la azotea de un edificio, observando las luces de la ciudad.

Chuuya: (suspira) Nunca pensé que diría esto, pero... no fue tan mal trabajar contigo.

Dazai: (sonríe) Tal vez no deberíamos admitirlo en voz alta, pero creo que formamos un buen equipo.

A partir de ese día, Chuuya y Dazai dejaron atrás el odio que los había definido durante tanto tiempo. En su lugar, cultivaron una amistad inusual que floreció entre las sombras de sus complicadas vidas, demostrando que incluso las relaciones más improbables pueden transformarse de odio a amor.

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