En la antigua Grecia, donde los dioses caminaban entre los mortales, la historia de Dazai, un dios nacido de la oscuridad y el inframundo, y Chuuya, un mortal destinado a caminar entre las sombras de su linaje, se entrelazaba en un amor prohibido.
Dazai, hijo de Hades, el dios del inframundo, era conocido por su melancolía y su atracción por los rincones más oscuros de la existencia. Desde su juventud, Dazai sintió una curiosidad inusual por el mundo de los mortales, especialmente por un pequeño pueblo donde un mortal llamado Chuuya vivía con sus padres, Verlain y Randou.
Chuuya, hijo de mortales, llevaba consigo la carga de una profecía. Se decía que su nacimiento estaba marcado por una conexión especial con el inframundo, lo que lo hacía propenso a la tragedia y al destino incierto. Desde joven, Chuuya fue advertido de no acercarse demasiado a la oscuridad que lo rodeaba.
A pesar de las advertencias, el destino tenía otros planes. Un día, mientras Dazai exploraba el mundo mortal disfrazado entre los aldeanos, se encontró con el joven Chuuya. Aunque sus orígenes eran radicalmente diferentes, una conexión inexplicable nació entre ellos desde el principio.
Dazai: (sonríe) Hola, pequeño mortal. ¿Qué haces en un lugar tan sombrío?
Chuuya: (frunce el ceño) ¿Quién eres tú? ¿Y por qué te pareces tanto a mi sombra?
Dazai: (ríe) Soy simplemente un viajero curioso. ¿Te gustaría explorar el mundo juntos?
A medida que crecían, la conexión entre Dazai y Chuuya se fortalecía. Se encontraban secretamente en el bosque, donde la frontera entre el inframundo y el mundo mortal se volvía más delgada. En esos encuentros clandestinos, descubrieron que su amor era más fuerte que las diferencias impuestas por sus orígenes divinos y mortales.
Chuuya: (mirando a Dazai) ¿Por qué siento que te conozco de toda la eternidad?
Dazai: (acariciando su mejilla) Porque en un sentido, lo hacemos.
A medida que los años pasaban, el amor entre Dazai y Chuuya se volvía más profundo, pero también más peligroso. Las deidades olímpicas, enteradas de la relación prohibida, comenzaron a inquietarse. Hades, el propio padre de Dazai, advirtió a su hijo sobre las consecuencias de enamorarse de un mortal.
Hades: (serio) Dazai, el amor entre dioses y mortales raramente lleva a la felicidad. Debes dejar a Chuuya antes de que sea demasiado tarde.
Dazai: (con determinación) No puedo, padre. Mi corazón le pertenece a él, y no puedo abandonar lo que siento.
Mientras tanto, Verlain y Randou, los padres de Chuuya, también se inquietaban por el destino de su hijo. Una noche, confrontaron a Chuuya sobre su conexión con el dios del inframundo.
Verlain: (preocupada) Chuuya, este amor es peligroso. No puedes desafiar el orden divino.
Chuuya: (mirando al cielo estrellado) Pero, padre, mi corazón late por él. No puedo ignorar lo que siento.
El destino de Dazai y Chuuya se complicó aún más cuando una profecía antigua fue revelada. Se decía que el amor entre un dios de la oscuridad y un mortal marcaría el comienzo de una serie de eventos catastróficos.
Dazai: (preocupado) Chuuya, debemos tener cuidado. El destino nos observa.
Chuuya: (decidido) No me importa la profecía ni los dioses. Mi amor por ti es más fuerte.
Sin embargo, a pesar de su determinación, el destino implacable se desencadenó. Los dioses, preocupados por el equilibrio del universo, decidieron intervenir. Hades, temiendo por la seguridad de su hijo, propuso una solución que podría salvarlos de la tragedia.
Hades: (serio) Si amas a Chuuya verdaderamente, lo dejarás ir. De lo contrario, sufrirán consecuencias inimaginables.
Dazai, atrapado entre el deber filial y el amor profundo, se encontró enfrentando una elección imposible. Sabía que cualquier decisión que tomara tendría consecuencias devastadoras.
Dazai: (mirando a Chuuya) Chuuya, no puedo perder a los dos. Necesito encontrar una manera de protegerte.
Chuuya: (sosteniendo sus manos) No te rindas, Dazai. El amor puede superar cualquier cosa.
Con el corazón roto, Dazai decidió emprender un viaje en busca de respuestas. Consultó a oráculos, viajó a lugares oscuros y habló con criaturas místicas en su desesperado intento de cambiar el destino
Mientras tanto, Chuuya, en la soledad de su hogar, esperaba ansiosamente el regreso de su amado. Los días se volvieron años, y la incertidumbre pesaba sobre su corazón.
Finalmente, Dazai regresó, pero la noticia que trajo no fue la que Chuuya esperaba. Las respuestas que buscaba eran esquivas, y la profecía parecía inmutable.
Dazai: (con tristeza) Chuuya, parece que no podemos escapar del destino. Pero juntos, enfrentaremos lo que venga.
Chuuya: (sosteniendo sus manos con firmeza) No importa lo que digan los dioses. Nuestro amor es más fuerte que cualquier profecía.
A medida que la profecía se desarrollaba, Dazai y Chuuya enfrentaron desafíos inimaginables. Los dioses, temerosos de las consecuencias, observaban con atención. Sin embargo, el amor entre Dazai y Chuuya demostró ser más fuerte que cualquier destino predestinado.
En el epicentro de la tragedia, Dazai y Chuuya se aferraron el uno al otro. A pesar de los tormentosos vientos de la profecía, encontraron su refugio en el amor mutuo.
Chuuya: (sonríe) Dazai, nuestro amor es eterno, incluso si el destino intenta separarnos.
Dazai: (acaricia su rostro) Juntos, enfrentaremos la eternidad, mi amado Chuuya.
Así, en la encrucijada entre lo divino y lo mortal, Dazai y Chuuya escribieron su propia historia de amor, desafiando a los dioses y abrazando la eternidad con el corazón entrelazado. En su amor imposible, encontraron la fuerza para desafiar las leyes del universo y crearon su propio destino, donde el amor prevaleció sobre las sombras del pasado.
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One shots soukoku
Humorhistorias sobre unos de mis ships favoritos espero que lo disfruten