Camping

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   El argentino estaba aburrido. Desde hace días que no tenía nada que hacer, y, esta vez, no era porque él estuviera escapando de algunas de sus responsabilidades como solía hacer, sino que ahora sí que no tenía qué hacer ni a dónde ir.

   Uruguay lo había echado de su casa hace unas semanas porque “ya le estaba comenzando a molestar un poco su presencia”, como dijo él. Por lo que ahora Argentina además de tener que estar en su casa, tenía que estarlo sin hacer nada, lo cual le aburría demasiado.

   El argentino estaba a punto de ir a tirarse de un puente hasta que escuchó cómo alguien tocaba su puerta, sobresaltándolo un poco debido a lo repentino del ruido. Se levantó algo molesto debido a la interrupción y fue a ver de quién se trataba. Cuando abrió, su molestia fue incluso mayor.

   —¿No que te molestaba mi presencia, hijo de puta?

   —Chupáme la pija —le respondió el uruguayo, casi por inercia—. Vamos a acampar ¿Venís o no?

   —¿Y si no quiero? —respondió de manera un tanto amenazante el argentino.

   —Bueno —dijo el uruguayo regresando por donde vino.

   Esto tomó un poco desprevenido al albiceleste, haciendo que saliera casi corriendo de su casa, no sin antes haber cerrado la puerta de un portazo.

   —Pará, che, era broma —le dijo el argentino al menor mientras lo tomaba del brazo y daba unas pequeñas risas nerviosas—. Sí voy, pero depende que quién vaya.

   —Los de siempre —respondió con simpleza el uruguayo mientras seguía su camino al auto que estaba aparcado unos metros adelante.

   —¿Y los de siempre son? —preguntó un tanto irritado el mayor de los dos.

   —Perú, México —comenzó a enumerar mientras se subía al auto y el argentino lo seguía—, Bolivia… ¿Ya te abrochaste? —cambió de tema rápidamente Uruguay.

   —Sí.

   —Bueno —dijo el uruguayo, encendiendo el auto e intentando irse lo más rápido que podía de allí.

   Después de alejarse lo suficiente y haber cerrado las puertas del auto, Uruguay estaba decidiendo si decirle o no lo que se estaba guardando antes.

   —Eu… —comenzó el menor, aún un poco indeciso.

   —¿Mhm? —le respondió el argentino, sin prestarle mucha atención a lo que le tenía que decir su hermano.

   —Chile también va a estar —soltó Uruguay.

   El silencio que se presentó después que dijera esas palabras se sintió casi eterno. El uruguayo ni siquiera quería apartar la vista del frente, temiendo lo que el mayor pudiera hacerle si le miraba.

   El argentino se desabrochó el cinturón e intentó abrir la puerta sin importarle que el auto estaba en marcha, al notar que no se abría, miró al piloto de una manera casi como si lo intentará asesinar con la mirada.

   —Uru —le llamó el argentino, al no recibir respuesta, su enojo aumentó —abrime la puerta.

   —Bueno —aceptó el uruguayo a la petición. Pisó el acelerador a fondo y desbloqueó las puertas—. Salí.

   —¿¡Qué haces hijo de puta!? —le gritó el argentino por la repentina acelerador y por el hecho de que el uruguayo esté jugando con él.

   Uruguay al escuchar cómo lo insultaban le subió el volumen a la música, haciendo casi imposible escuchar los gritos de enojo del argentino.

「❝Cortos Arg/Chi ❞」》Countryhumans Fandom《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora