「❝Cortos Arg/Chi ❞」》Countryhumans Fandom《

Navidad

Aclaración: Esto es antes de su casamiento y propuesta de matrimonio

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   No sabía qué hacer. Navidad estaba a punto de llegar y el argentino no tenía nada para regalarle a su pareja.

   Pensó en un animal, pero ya tenían demasiados y además él no quería comprar nada debido a que si lo hacía el chileno lo odiaría; pensó en alguna joya, pero eran muy caras para él, además que Chile muy pocas veces las utilizaba debido a lo descuidado que era en ocasiones; pensó en ropa, pero eso era lo que él regalaba a las personas que no sabía qué regalarle y el chileno lo sabía, por lo que eso haría que Chile pensara que a él no le interesaba y eso obviamente no lo quería.

   Estaba al borde de un colapso.

   —¿Seguro que no le quieres regalar un collar o algo así? —le volvió a preguntar el mexicano.

   —Sí, México, seguro, segurísimo —respondió estresado el bicolor mientras recorría las tiendas sin encontrar algo para regalarle al chileno— ¿Vos sabés la cantidad de collares que tiene ese hombre? —preguntó molesto al teléfono— Tiene hasta más que la puta Reina Isabel, boludo, cuando lo supe casi me caigo de culo, no lo podía creer —se quejó Argentina—. Che ¿y vos no le podés preguntar qué quiere? Así para poder hacerme una idea…

—Lo haría —le interrumpió el mexicano—, pero ya le tengo listo el regalo y se lo dije.

   —¿Vos me estás cargando? —preguntó molesto apretando su teléfono— ¿Quién en su sano juicio hace eso? Ugh, por qué tenés que ser tan raro a veces, man.

   —Perdón —se disculpó apenado el mexicano.
Argentina se sentó en una banca y suspiró cansado.

   —Che.

   —¿Mhm?

   —¿Me prestás plata?

   No hubo respuesta. El argentino pensó que México le había cortado la llamada, por lo que estaba a punto de ponerse a llorar de no ser porque el contrario volvió a dar señales de vida:

   —¿Saliste a comprar sin dinero en serio? —preguntó incrédulo.

   —Y bue, la economía está difícil en estos días, che —se defendió Argentina.

   El tricolor suspiró molesto, sin poder creer la audacia que a veces tenía el argentino.

   —Te doy solo si me dices qué le vas a comprar —aceptó el mexicano.

   —Es que aún no sé.

   —Entonces me llamas cuando sepas, adiós —finalizó México para luego cortar la llamada.
Argentina chasqueó la lengua y guardó su teléfono.
Se quedó sentado un rato en la banca pensando en qué podría hacer. Estaba a punto de darse por vencido y aceptar a comprarle ropa hasta que se le prendió el foco y decidió llamar a una persona que podría ayudarle de mejor manera.

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   —¿Para esta mierda me llamaste? —preguntó molesto el peruano mientras seguía al argentino.

   —No es una mierda, es algo muy importante —se defendió Argentina viendo las tiendas por fuera.

   —En la llamada me dijiste que era algo de vida o muerte, no que no sabias qué comprarle a Chile —siguió quejándose Perú.

   —¡Esto es algo de vida o muerte! —paró de caminar el albiceleste y se giró a mirar al contrario para luego tomarlo de los hombros— ¿Vos sabés lo que haría Chile si supiera que no le compré nada? O peor ¿Qué solo le compré ropa? —preguntaba mientras sacudía a Perú hacia adelante y atrás.