Tragedia en el paraíso (III)

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Llevaba un par de minutos mirándose al espejo. Sus colmillos, especialmente. Estaban limpios pero en su mente seguían manchados se sangre.

Los medicamentos le salvaron de descender aún más en la locura.

Pero seguía sin sentirse bien.

Seguía sin perdonarse lo que sucedió.

Hace días, Louis la había sacado de la guarida dónde se refugió y sufrió una especie de duelo por alguien que en realidad no murió.

No sabía si aquel fue en realidad un ángel o su amado en carne propia, lo único seguro según ella era que le quitó la vida.

Se echó a llorar, sentándose en la esquina y abrazándose. La enfermera entró al instante y la llevó consigo de vuelta a la camilla.

-Tranquila, tranquila- No había nada que le diera calma. Seguía llorando sin consuelo.

-Yo... Lo maté... Yo lo maté- Se hizo bolita y siguió llorando.

-Shh... Calma, ten, quizá abrazar esto te haga sentir mejor- La enfermera le dió un peluche pero Juno lo lanzó lejos.

-¡Déjame en paz!- Gruñó. En eso, alguien llegó a la puerta.

-Enfermera, la paciente tiene visitas- Otra enfermera llegó con alguien aquél a quien ella creía que había muerto.

-Hola- Louis se acercó a ella lentamente como se le había instruido pero la loba se levantó de su camilla y se alejó del ciervo.

-¡No! ¡Tú estás muerto!-

-No lo estoy, Juno. Estoy aquí, vine a verte-

-No... Yo... Te maté- Estaba aterrada ¿Cómo era eso posible? Se supone que él había muerto.

-No lo hiciste, fue un accidente, es todo-

-¿No... Te maté?- Por un momento pareció entrar en razón. Su respiración se calmaba y parecía querer acercarse a su amado. -¡Yo te ví morir! ¡No Juegues conmigo!-

Su pelaje se erizó y sus ojos estaban bien abiertos, su cuerpo se puso a la defensiva ante la presencia del ciervo. La enfermera trató de intervenir pero Louis le pidió que los deje dialogar a solas.

-Juno... Estoy vivo- No sabía cómo más explicarle que estaba equivocada. Pensó en cómo mejorar la situación -¿Qué te parece si nos damos un abrazo? A ti te gustan los abrazos-

-Pero... ¿Cómo podría abrazarte?- Lo miraba intrigada, asustada. Louis se acercó y trató de abrazarla. -Yo... Te lastimaría-

Juno casi se desmaya al sentir el tacto del ciervo. Su cuerpo cálido le daba la bienvenida de vuelta a sus brazos, ese lugar en el que le encantaba estar. Ella también lo abrazó. No podía creerlo, de verdad lo tenía frente a ella.

-¿Estás... Vivo?- Su cuerpo temblaba al sentir el de su amado. Ella lo tocaba en distintas partes, asegurándose de que lo que sentía era real. Un gran alivio recorrió su ser al por fin aceptar que no mató a Louis, pero aún así se sentía horrible por lo que hizo. -Ah... Ahh... Mi... Cabeza-

-¿Te encuentras bien?-

-No... Voy a...-

Otra vez, se desmayó en sus brazos. Louis llamó a la enfermera y entre las dos la subieron a la camilla. -¿Por qué pasó esto?-

-Debe ser una respuesta al trauma, pero no se preocupe, estamos progresando. Al menos ahora sabe que estás bien-

-Si... Eso parece ¿Puedo quedarme con ella?-

-Claro, durante el horario de visitas. Cuando acabe, deberá irse-

-Entendido-

Se sentó a un lado de Juno, en una silla puesta para las visitas. Se quedó mirándola, ella obviamente no se encontraba bien, le preocupaba que desarrolle algún problema psicológico debido al trauma. Louis estaba dispuesto a lo que sea con tal de que su amada mejore y vuelva a casa.

Cómo amar a tu pareja y no devorarla en el intento (Beastars fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora