CAPITULO 12

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ALESSIA

Ya ha pasado una semana desde que Bratt llegó a Sicilia, todo ha sido un caos, he evitado constantemente toparme con Lucifer, por las noches me toco pensando en él, es como si mi cuerpo reclamara el toque de sus manos, como si mis labios desearan sus besos. Mi cabeza repite ese momento como una maldita escena en mi cabeza y por más que intente eliminarlo se ha instalado allí como un virus que me comienza a consumir.

He intentado follar con Bratt, y por más que me guste lo delicado y tierno que es, mi cuerpo siempre pide más, al parecer no sabía que me gustaba la tormenta, en vez de una cálida calma.

Con Bratt llego al clímax, pero no al orgasmo y eso me frustra, ya que es como si Lucifer me hubiera enviado alguna maldición para que mi cuerpo no respondiera a mi novio, y me odio por eso, me siento sucia.

Si me preguntan que, si me arrepiento, dedo ser sincera y no, no me arrepiento. Lucifer aquella noche, me destruyó pedazo a pedazo y puedo decir que la destrucción nunca se ha sentido mejor. No pienso ponerme con mojigaterías, en decir que no lo disfruté, porque estaría siendo hipócrita.

Lo disfruté y mucho, y muero por repetirlo, sé que no estoy siendo racional, pero ¿A quien no le gusta la oscuridad? ¿Quién no disfruta de lo prohibido? Todos somos pecadores, y si no lo eres, en algún momento llega el diablo a tentarte.

-¿Amor? – Un suave toque en mi rostro, me trajo que vuelta - ¿Pasa algo?

-¿Eh? – Miro a mi novio y me siento mal por él.

Mientras él, es un príncipe conmigo, yo estoy pensando en un demonio, que solo puede terminar acabando conmigo.

A las mujeres de hoy en día no le gusta lo bueno, lo puro. Ahora nos gusta lo oscuro y lo pecaminoso.

Si vemos la realidad, hay personas que pueden bajarte el cielo, y hay otras que te pueden llevar al infierno, y hacer que tocas el cielo, porque lo hacen tan ameno que prefieres arder y quemarte, a vivir y no sentir plena.

-Te preguntaba que, si querías que pasara por ti, cuando termines las clases – Bratt me da un suave beso en los labios.

-Sí, me encantaría – Le digo con una sonrisa.

-Iremos a una cita.

El corazón se me comprime, y la culpabilidad toca a mi puerta, por más que no me arrepienta, no quiero lastimarlo, no se lo merece, y por más que quiera volver a tener a Lucifer entre mis piernas, voy a luchar con todas mis fuerzas para no volver a caer.

No voy a volver a pecar con el diablo, voy a quedarme en la tranquilidad que me ofrece este hermoso ángel.

Me acerco y estampo mis labios con los suyos, su beso es tranquilo, calmado, pausado, algo dentro de mí se enciende y me cabeza trae la imagen de cierto demonio de ojos grises. Comienzo a exigir más del beso, lo vuelvo necesitado, deseoso, mi lengua baila con la de Bratt, mi cuerpo exige más, así que llevo la mano a su entrepierna. No me importa que estemos en el estacionamiento del campus, yo quiero sentirlo.

Nunca lo he hecho en un auto, debo decir que nunca he hecho nada extremo y quiero comenzar hacerlo.

-¡Ale! – Mi novio me habla entre besos – Estamos en el estacionamiento del campus. Alguien puede vernos.

-No importa – Le digo, mientras masajeo su polla – Quiero hacer algo extremo, además te necesito.

Miento, no lo necesito a él, mi cuerpo necesita a otra persona, pero no la puedo tener.

Sin pensarlo me siento en su regazo y comienzo a mover mis caderas, siento como la polla se le va endureciendo, mis manos se cuelan entre su camisa y sus manos se posan en mis muslos.

LUCIFERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora