CAPITULO 14

51 11 12
                                    

ALESSIA

Quiero matar a este cabrón. No, en serio, quiero matarlo. Mi zapato quedaría perfecto incrustado en su maldito ojo. ¿Cómo se atreve a cargarme como si fuera un saco de papas? Las emociones hierven en mi pecho: la rabia, el deseo, la confusión. Esta mañana despues de que el muy hijo de puta se fuera, llegué a clases, estaba excitada, pero también herida y rabiosa. Pensé toda la mañana en lo que habíamos. No me he perdonado por haberle sugerido que lo repitiéramos. ¿Qué clase de estúpida soy? ¿Qué carajo estaba pensando?

Decidí que era mejor que me hubiera dicho que no. Tengo un novio. Amo a mi novio. Entonces, ¿Qué mierda estoy haciendo comportándome como una zorra desesperada? Ya basta, pensé. Intenté borrar cada imagen de su cuerpo del mío, del calor que sentí cuando me tocó. Lo intenté, pero fallé miserablemente.

Así que decidí dejarle de dar tantas vueltas al asunto, mientras caminaba para la cafetería choqué con alguien y cuando levanté la mirada casi me voy de culo.

El hombre frente a mí parecía salido de una maldita portada de revista. Alto, con esos ojos ámbar que prácticamente devoran, piel bronceada que resalta cada músculo perfectamente esculpido. Cabello castaño desordenado de esa forma que grita "sexo casual", y una argolla en la oreja que le da un toque aún más seductor. Mattias. Así dijo que se llamaba. Y para rematar, resulta que está en primer año, como yo. Y, sorpresa, también en mi misma clase.

En mi misma clase.

Me emocioné, porque soy bastante sociable, así que lo invité a reunirse con nosotros, lo que jamás pensé era que el troglodita iba aparecer y hacerme una escena. ¿Qué es lo que le pasa?

—¡Lucifer! —vuelvo a gritar para que me baje— estamos haciendo un papelón.

—Me importa una mierda — gruñe, su voz cargada de ese peligro que me vuelve loca— Te pedí que habláramos como gente civilizada, pero como la principessa es una terca de mierda, ahora tendrá que ser a las malas.

Su tono bajo y amenazante envuelve mi piel como un fuego, despertando en mí algo que odio admitir. Toda esa aura de chico malo, los tatuajes, el aro en labio, esos hermosos ojos grises, Lucifer le hace honor a su nombre. Es un ángel caído, uno que ha venido a la tierra para hacer pecar a cada mujer que se ponga en su camino, las envuelve y las hace creer que las lleva al cielo, cuando en realidad, solo las está haciendo quemar en su infierno.

—No tenemos nada de que hablar —le espeto, haciendo un esfuerzo por mantenerme firme, a pesar del caos en mi interior.

Me dejó muy en claro que no quería volver acostarse conmigo, ahora no entiendo sus arranques.

Un gruñido sale de su garganta, oscuro, amenazante. Lo siguiente que siento es una quemazón en mi piel, un escozor que se extiende por mi nalga. ¿Me acaba de azotar? No puedo creerlo. Esto tiene que ser una maldita broma.

—Ya te dije que tenemos algo de qué hablar —escupe entre dientes, su tono bajo y cargado de una furia que me atraviesa. Su mano vuelve a mi trasero, esta vez apretando con fuerza. Demasiada fuerza. Me ahogo en el calor que desprende.

La furia se mezcla con una atracción tóxica, innegable. Mi cuerpo traiciona cada parte de mi cerebro que grita que lo aleje. Pero no puedo. Él es caos puro, y yo, maldita sea, me estoy hundiendo en él. Cada fibra de mi ser quiere luchar, pero otra parte, la más oscura, la más secreta, no quiere que me suelte.

Le siento el marcado acento italiano. Yo casi no lo tengo, me fui hace muchos años cuando todavía era muy pequeña.

Nos perdemos entre los jardines del campus. No sé a dónde diablos me lleva. Mientras él iba como un jodido cavernícola conmigo en su hombre, todos los demás nos miraban, y yo solo quería que la tierra me tragara y me escupiera en Timbuktú.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LUCIFERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora