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Al cruzar su mirada con esos ojos rojos como rubí, sintió como su corazón saltó en un latido retumbante, un segundo en el que se miraron mutuamente, pero ella no pudo dejar de mirarle

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Al cruzar su mirada con esos ojos rojos como rubí, sintió como su corazón saltó en un latido retumbante, un segundo en el que se miraron mutuamente, pero ella no pudo dejar de mirarle.

Se sintió en los cielos cuando pasó por su lado y una suave brisa le dio en el costado, dejando un pequeño rastro de esa suave loción masculina que tanto le gustó desde ese momento.

Y como su nombre se clavó en su cabeza y su mente se lo repetía como disco rayado; Bakugou Katsuki.

Bakugou Katsuki.
























































Bakugou.


















































Katsuki.





































Primer Grado de Primaria.

"Bakugou Katsuki" nombró el profesor en voz alta, leyendo el nombre y apellido que se hallaba de primer lugar en la lista de asistencia.

"Presente"

Todos en el aula fijaron su atención en el dueño del nombre, y un niño rubio ceniza chistó la lengua al sentir las miradas puestas en el, procedió a ignorarlos.

Toda la clase, Camie se mantuvo observando a Katsuki, y más de una vez la profesora le llamó la atención por verla distraída en lugar de prestar atención a las clases que estaba dando. La castaña tímidamente se disculpaba apenada.

En el receso lo busco con la mirada hasta encontrarlo sentado en una mesita junto a otro niño. Y hubiese disfrutado seguir observándolo desde lejos tranquilamente, si no fuese por ese niño de pelo verde; la forma en la que le sonreía y abrazaba, le hacía volver a tener ese sentimiento que, en otras ocasiones había sentido, pero ahora con más intensidad;

Celos.

De pronto una tremenda curiosidad le invadió, preguntándose cómo es qué ese niño parecía ser tan cercano al rubio como para abrazarle y sonreírle con tanta confianza, y la sola idea no le gustó para nada.

En las siguientes clases, pensó en hablarle y quizás poder amistar con él, lastima que su timidez era algo que le dificultaba mucho al
momento de socializar.

Ese día no hizo amigo alguno, su total atención en el pequeño rubio le hizo olvidarse de su alrededor, y no es como si le importara, después de todo, ella solo quería que el infante la mirase de nuevo con esos ojos escarlata que tanto le gustaron desde el primer momento.

Llegó la hora de salida y se dispuso a esperar a que la viniesen a buscar, mientras de vez en vez, le echaba un ojo al rubio que estaba un poco lejos de ella, sentado junto a ese niño con pecas y acompañado de otros niños más con los que supone había hecho amistad.

El conocido sonido de un claxon llamó su atención, su padre agitaba la mano en su dirección, saludando con una sonrisa.

Dió una última mirada al cenizo y en un milisegundo antes de apartarla, juro obtener una mirada de vuelta de esos ojos de rubí. Una pequeña sonrisita soñadora surcó su rostro y tomo su mochila para encaminarse hacia el auto.

Arrojó su mochila a un lado y se tumbó en su cama, disfrutando la suavidad del colchón, cuando pronto el sueño llegó a su sistema, y por poco caía en brazos de Morfeo, pero un niño de mirada afilada volvió a llegar a su mente. "Que lindo es..." pensó, suspirando suavemente en el proceso. Llevo la palma de su mano al costado izquierdo de su pecho, su corazón latía más acelerado de lo normal ¿Así se sentirá estar enamorada? Como en las novelas que veía su mamá después del mediodía, o en las películas de princesas. Siempre quiso ser una, tener todo lo que quisiese y encontrar a su príncipe azul.


Y cree, genuinamente, que ya lo encontró.



•••

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