Ajeno

O8.

Camie Utsushimie, no solo habia heredado la
belleza de su madre Yū, no, tenía también
aquello que una niña de su edad no debería.

Codicia.

Tal fuese una burbuja donde estaba
encerrada, una emoción que la poseía.

"Sí lo quieres, tómalo."

Fue lo que su madre le había dicho en esa
tarde de merienda. Y demonios que si lo
quería, e iba a tomarlo, pero había alguien
impidiéndoselo.

"Quitalo del camino." Le dijo suavemente
mientras terminaba su cafe con leche. La
mirada llena de seguridad y determinación
que le dedicó, le dió una motivación que no
creía poder tener nunca.

Eso haría.

Ese ridículo niño con pecas y lindo rostro de
bebé no iba a ser más un obstáculo en su
camino.

Ver el niño rubio sentado solo en una de la
bancas del patio escolar, fue luz verde para
ella. Camino tímidamente pero con paso
rapido hacia él, sentándose a su lado, muy,
muy cerca.

Ni bien se sentó y en un impulso que no pudo
reprimir por más tiempo, le dió un ruidoso
beso en la mejilla, de esos mismos que Izuku
le había dado el día anterior. Katsuki frunció
el ceño y la miró extrañado. Sonrió con
adoración al ver la apenas apreciable marca
de labial gloss que había dejado en la piel.

"¿Qué te pasa, loca?" dijo él, al momento en
que se restregaba la palma de su mano en la
zona, limpiándola.

La castaña se alarmó al ver desaparecer la
marca, su marca.

"Oye, noo, no te la quites." regañó, y
tomando la mano del ojirubí para quitarla de
su rostro, volvió a tocar la mejilla contraria
con sus labios, dejando una nueva mancha
rosada con brillos en la pálida piel.

"Noo, que asco." La empujó ligeramente para
sacarla de su espacio personal y a punto de
limpiar su mejilla de nueva cuenta, la fémina
lo detuvo sosteniendole ambas muñecas.

"Deja-"

"¿Qué hacen?" Una voz aniñada la
interrumpió de repente y el par de rubios
voltearon a ver.

•
•
•

Camie: estúpida, no vas a arruinar mis planes

escribirestofueraro.