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Apenas podía reconocer dónde estaba. Simón miraba a todos lados buscando algún vestigio de luz, una cara conocida o escuchar algún sonido. No quería estar en silencio porque tenía que escuchar sus pensamientos acusatorios hacia él mismo.
El frío traspasaba su piel, como si sus órganos se congelaran por dentro, extrapolando todo el frío hacia el exterior. Solo podía abrazarse a sí mismo en busca de algo de calor corporal. Cada vez que exhalaba, se podía distinguir el vapor de su respiración.
Dio un par de pasos sintiendo la textura algo extraña del suelo. No era tierra ni concreto, era algo un poco más ¿carnoso? No podía corroborarlo utilizando su vista, pero tampoco podía desmentirlo.
—¿Tío Simón?— Un eco distante en la oscuridad fue lo único que escuchó Simón aparte de sus pasos apresurados. Pudo distinguir el tono agudo e infantil de Lemy. Rápidamente corrió hacia donde provenía la voz. —¡Lem!— Al llegar, pudo ver cómo el cuerpo de Lemy iluminaba toda la oscuridad alrededor suya, mostrando un suelo carnoso repleto de ojos de distintos colores que lo observaban fijamente como si lo estuvieran juzgando. Esto hizo que Simón se sobresaltara un poco. El pequeño rockero estaba temblando de miedo y frío, sus dientes tiritaban provocando que chocaran entre sí.
—Ten-tengo miedo, Tío Simón...— El castaño abrazó a su tío mientras miraba hacia el suelo. Simón estaba prácticamente perplejo, pero por puro instinto puso a Lemy detrás suya. Esos ojos le eran familiares, como si los hubiera visto antes en una vida pasada.
—No hay nada que temer, campeón— Simón replicó mientras caminaba lentamente hacia atrás junto con Lemy. Poco a poco, se empezaban a escuchar susurros de múltiples voces provenientes de la oscuridad. Algunos sonaban más como llantos, otros como balbuceos, y muchos solo eran respiraciones muy aceleradas.
—Si hay algo que temer, a ti— El miedo desapareció de la voz del pequeño Sharp. El rubio expresó su confusión con un "¿Eh?" En un parpadeo, Simón estaba empapado de sangre. Ya empezó a recordar el pasado. Todos esos susurros eran las voces de los muertos y dañados por él. Los ojos del suelo carnoso también eran de sus víctimas. Lemy lo miró con desprecio y decepción.
Del suelo se abrió un agujero donde salieron varios brazos, intentando arrastrarlo al mismo agujero que él los llevó. La muerte tocaba su puerta como él tocaba la puerta de los que tenía que matar por órdenes. Su ropa fue desgarrada por las uñas de los brazos.
—¡No, ustedes no de nuevo, necesito más tiempo por favor!— Clavó sus uñas en el suelo buscando aferrarse a la vida. Como consecuencia, Lemy se acercó con su rostro inerte. —¡Lemy, diles que he sido bueno, que he cambiado, por favor díselo, campeón!— Las súplicas de Simón le eran indiferentes al castaño, quien parecía asqueado de su tío. Solo pudo articular unas pocas palabras. —¿Recuerdas sus rostros?— El pequeño rockero preguntó fríamente. Esto hizo que Simón se estremeciera, pues sabía que su sobrino tenía razón. No recordaba sus rostros, ni siquiera sabía cómo se llamaban.
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The Loud House: Vida de un pecado
FanfictionPecado. Está es la palabra que definiría la vida de Lemy Sharp, aunque el viva junto con su madre y hermana una vida mundana, deberá pagar por un pecado único, aquel que lo perseguirá hasta el fin de sus días. Haber nacido. [Saque conceptos de mi an...