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Calle Mississippi, Royal Woods, 20:25, 20/11/20XX

La calle estaba apenas iluminada por una farola donde estaba sentada Sam, el maquillaje corrido adornaba su rostro mientras varias lágrimas de rabia caían por sus mejillas; el sollozo ahogado era lo único que se podía escuchar en aquella solitaria calle.

Las heridas en sus antebrazos aún estaban frescas; Sam se había remangado para evitar manchar su camisa de trabajo, la sangre aún goteaba. Lo que dolía no era la herida en sí, más bien era cómo se dejó someter.

Una camioneta roja aparcó a unos cuantos metros; de ahí salió Polly, quien estaba aún con sus ropas de entrenadora.

—Sam, justo te iba a llamar. Resulta que tu hijo ha — Polly enmudeció al ver el maquillaje corrido en el rostro de la ex-rockera, el sollozo silencioso junto con las lágrimas cayendo por el rostro de Sam.

Pero lo más destacable era que esas lágrimas no nacían de la tristeza, sino de la rabia e impotencia; se podía ver en la mirada de Sam aquellas ganas de agarrar a Lincoln por el cuello y apretar hasta que soltara su último suspiro.

Polly tomó asiento en la acera junto con Sam, quien seguía sollozando ignorando la presencia de su amiga; el brazo de Polly rodeó los hombros de Sam en forma de consuelo.

—¿Qué ha pasado?

—El... Yo... Lina y Lemy — Apenas podía expresar su enojo con palabras.

—¿Quién te hizo esto? — Señaló Polly la herida utilizando un tono aún más serio que antes.

—Lincoln.

—¿Quién?

—Loud, Lincoln Loud.

Polly abrió los ojos de la sorpresa; primeramente, aunque conociera a Sam desde hace años, nunca le comentó sobre una relación actual o pasada con el hermano de Lynn; después, por saber que Lincoln le hizo esto a Sam. Recordaba al peliblanco como alguien gentil y amable.

—¿Él es el papá de Lemy y Lina?

—Sí, desgraciadamente.

—Me contactó después de mucho tiempo para hablar. Fui una tonta pensando que había cambiado de algún modo; sigue siendo el mismo patán de siempre.

—Lo odio, ojalá nunca me hubiera cruzado con él, pero...

El enojo en las palabras de Sam se disminuyó para dar paso a una mirada melancólica; lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Sam.

The Loud House: Vida de un pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora