Emmy solo es una chica que pasa desilusión tras desilusión en lo que respecta al amor, una mudanza en el pico más alto de su vida según ella, y la mala suerte de haberse topado con la gente equivocada en su niñez.
Por otro lado tienes a Luka, quien...
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Me encuentro sentada en el muelle de la bahía viendo a Nathan jugar en el agua con Renata, ambos salpican y ríen. El sol veraniego es algo que se ve precioso alumbrando cada parte de San Francisco.
Agarro mi celular y empiezo a grabar algunos vídeos que luego publicaré en mi Instagram. También tomo fotos del cielo y de mis amigos. Entonces, unas gotas de agua me salpican. Me espanto al notar que casi caen sobre mi teléfono.
—¡Ey! Deja el celular y métete al agua —exclama Reni.
—Es que tengo frío-
—No mientas. Te conozco bien, Emmy.
—Pff, claro que no.
—Pues... Si no entras al agua por las buenas —toma mi teléfono rápidamente y empieza a correr con él por la orilla—, será por las malas.
—¡Renata! ¡Dámelo ahora!
Yo la persigo mientras ella ríe a carcajadas, trato de sacarle mi teléfono de sus manos, pero ella es más rápida y escurridiza que yo.
—Si entras al agua te lo devuelvo —me condiciona.
Suelto un bufido, pero sé que es la única manera de que me lo devuelva, así que acepto.
—Deja lo guardo —le digo, tomándolo.
Me acerco hacia el muelle donde está mi mochila y guardo mi teléfono allí, también hay algunas galletitas, y tres latas de Speed.
Decido quedarme allí, observando desde el muelle la forma en que rompen las olas suavemente. Pero en eso, siento un empujón en mi espalda y caigo directo al agua.
Mis sentidos se saturan con la frescura del agua al sumergirme. Saco la cabeza, empapada y con el pelo pegado a la cara. Renata y Nathan ríen a carcajadas al verme en ese estado, mientras chapotean alrededor. Aunque inicialmente me molesto, no puedo evitar unirme a la risa.
—¡¿Nunca te rindes o qué?! —le grito a Renata entre risas, intentando sonar indignada.
Me uno al juego y nadamos juntos. El sol acaricia mi piel mientras floto en el agua salada. Es un día perfecto, y lo sé. Después de todo, es el último día de verano.
Síp, lo que escuchaste. Aunque más precisamente: es el último día de vacaciones, último día para disfrutar sin responsabilidades, último día para sentir el calor abrazar mi piel, último día para ser feliz sin estresarte por tareas.
Hoy es "La despedida Estival".
Al salir del agua, nos sentamos en la toalla. El calor del sol me envuelve, y mi mirada se pierde en el horizonte.
Renata me mira con complicidad.
—Perdón por lo del celular, pero parecías no estar. A veces te pierdes de los mejores momentos.
