Capítulo 6: Sonrisa de metal

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Pit-Pat corría tanto como sus fuerzas le permitían. No para responder a una llamada de ayuda. No corría en conjunto con sus hermanas ardillas. No estaba patrullando la ciudad de forma rutinaria. No había humanos huyendo despavoridos a su alrededor. No tenía intención de tomarse un descanso. Y no corría para ayudar a combatir una fuerza invasora.

No. Pit-Pat corría por otra razón, una más profunda, más visceral. Una que hacía latir su corazón a ritmos que para una ardilla normal podrían haber resultado letales. Algo arraigado en lo más profundo del ser de toda criatura, un instinto primordial que le llevaba a usar toda su fuerza en cada salto, a avanzar tanto, tan rápidamente, como le era físicamente posible.

Pit-Pat corría por su vida.

Porque esta vez era él quien huía. Haciendo todo lo posible por poner distancia entre él y la presencia que le perseguía, en apariencia incansable. Saltando embargado por el pánico mientras escuchaba cómo la pesadilla le seguía de cerca, disfrutando de la persecución. Deseando más que nada alejarse de esa fuerza maligna, esa ansia asesina, y esa risa, esa escalofriante risa...

Por primera vez en mucho tiempo, Pit-Pat sentía, no miedo, sino puro y genuino terror. Todo en el ser que volaba tras él le gritaba peligro. Todo su cuerpo pugnaba por alejarse de tan atroz criatura. De alguna forma lo sabía, todo lo que traía su toque era muerte y sufrimiento.

Tarde o temprano, toda araña tiene que enfrentarse a su monstruo. El tuyo se acerca.

Pit-Pat no sabía lo que significaban las palabras que habían llegado a su cabeza, pero no le importaba. Siguió corriendo. Y corrió. Y corrió. Y corrió.

Y entonces se despertó.

Se levantó sobresaltado. Era una pesadilla. Solo una pesadilla. Se lo repetía a sí mismo una vez tras otra, pero no pudo evitar darse cuenta de que estaba temblando.

—Se-seguro que n-no es n-nada... S-solo una indigestión d-de las b-bellotas de anoche.

Se incorporó, tratando de calmar sus nervios, y miró al exterior por el agujero en el tronco del árbol en el que había dormido esa noche. No podía hacer mucho desde que había amanecido, el Sol asomaba bajo entre las nubes y los árboles. La temporada de frío estaba llegando y Central Park estaba casi vacío. Al menos, en lo que a humanos se refería.

—Será m-mejor que salga a patrullar un p-poco. A ver si a-así despejo la cabeza...

Con gestos que había repetido cientos de veces, se envolvió en sus sedas y saltó del árbol, dirigiéndose a la ciudad. Corría, planeaba y saltaba, de rama en rama, y luego de farola en farola, tejado en tejado, alféizar en alféizar, sin apenas pensar en ello. Se limitaba a dejarse llevar, siguiendo su instinto, su intuición, o tal vez simplemente el hábito que ya había desarrollado. Poco a poco, el frío y la adrenalina expulsaban de su mente el recuerdo del mal sueño. Estaba más calmado, pero seguía algo intranquilo. Nervioso. Y menos atento que de costumbre. Afortunadamente, la ciudad parecía tranquila. Al menos, todo lo tranquila que una ciudad como Nueva York puede estar.

Quizás en circunstancias normales Pit-Pat se hubiera dado cuenta de lo que estaba a punto de pasar. Pero estaba distraído. Así que cuando la repentina ráfaga de viento se dirigió hacia él, no se dio cuenta de que su sexto sentido le estaba lanzando una advertencia hasta que fue demasiado tarde.

La súbita ráfaga impactó contra él en pleno planeo, derribándole. Por muy poco, la ardilla logró colocar las patas para amortiguar la caída antes de chocar contra el suelo.

—Ay... —murmuró, incorporándose— ¿De dónde ha salido eso? Pero si apenas hace viento...

Pit-Pat miró a su alrededor. La calle estaba casi vacía, solo había un puñado de viandantes abrigados y conductores con prisas que ni siquiera parecían haberse percatado del... accidente, probablemente de camino a sus trabajos. Era muy temprano para que nadie saliera a pasear. Estaba en una zona poco transitada de Hell's Kitchen. Si alguien quería tenderle una emboscada en medio de su patrulla, probablemente fuera uno de los mejores lugares para ello. Pero si había sido un ataque, ¿dónde estaba el atacante?

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