f o u r t e e n

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Eras las 2:15 de la mañana, eran de esas noches en las cuales no puedes consiliar el sueño; No es que tú mente este invadida de pensamientos o de alguna preocupación, simplemente no tenías sueño, no podías dormir.

Te levantaste y miraste a tu alrededor, todas en la habitación dormían menos tú. Mirabas el teléfono, dabas vueltas en tu cómoda pero no  logras llegar a dormir, hasta intentaste con el método de contar ovejitas, algo que tus padres hacían contigo cuando eras más pequeña.

Estando ya en un estado de desesperación, tomaste tus audífonos, te colocaste unos zapatos cómodos con la intención de salir un poco. A cualquiera le daría miedo salir en horas de la madrugada y no eres la excepción, tu hermana siempre te molestaba con que a esa hora salían espíritus dispuestos a invadir cuerpos humanos. Pero según tu, ya eras demasiado grande como para seguir con esas historias en tu cabeza. Aparté que ya no tenías nada más en mente para lograr pasar tu momento de insomnio.

Saliste con mucho cuidado para no despertar a ninguna de las chicas, tomaste una botella y saliste del lugar. Para tu sorpresa, el clima estaba bastante fresco para ser de madrugada, habían posters de luz alumbrando el lugar por lo que te sentías más tranquila, si todo estuviera completamente oscuro, no dudarías ni un segundo en volver.

Te colocaste tus audífonos y pusiste algo de música. Empezaste a caminar, en realidad no sabías a dónde pero en el campamento hay una pequeña laguna artificial, en tu estadía en el campamento jamás habías ido ahí pero si lo habías escuchado de los otros estudiantes. ¿Era buena idea ir a un lugar al que jamás habías a horas de la madrugada? No, para nadie sería una buena idea. La verdad no te daba miedo, sabías que se encontraba dentro del campamento así que daba igual.

Lo que no sabías era que el campamento estaba dividido en diferentes secciones, ti siempre de mantenias en la zona central de campamento y en tu pequeña estadía en el lugar no habías ido a las demás zonas.

Seguías caminando por los senderos del lugar, disfrutabas mucho de aquella brisa nocturna, ya había pasado tiempo y sentías que en cada curva que dabas, más te alejabas del lugar.

No tiene que estar tan lejos, ¿O si?—

Hablaste contigo misma, por un momento de asustaba saber que solo dabas vueltas y vueltas por el lugar y no llegabas a ningún lado. Pasaron unos minutos más y te sentías exactamente igual que antes.

Bueno, creo me perdí.—

Admitiste por fin. No te daba miedo, te daba risa de ti misma. Solo a ti se te ocurre hacer algo como eso.

Ahora tus pensamientos estaban en como mierda ibas a devolverte, estabas tan absorbida por la música que escuchabas que no siquiera eras conciente en el camino que estabas tomando.

Mierda, si que soy tonta.—

Sacaste tu teléfono, querías llamar a Herin pero tú mente decía de que si tú te perdiste con ella sería igual, pero te todas formas lo hiciste.

Cuatro timbres, sería timbres y aún no tenías respuesta alguna.

¿YoungSoo? ¿Por qué mierda llamas a esta hora?

Lo que te faltaba, esa no era la voz de Herin.

Retiraste el teléfono de tu oreja por un momento, el contacto no era nada más y nada menos que Han Seojun

Maldeciste internacionalmente

Si no vas a decir nada, voy a colgar.—

—¡No!, no lo hagas—

—YoungSoo, está no es hora de molestar a la gente, la gente normal duerme a esta hora.—

—Lo se, pero es que.— respiraste ondo, sabías que el chico de la otra línea se burlaría de ti. —Es que, no podía dormir y decidí salir a caminar un rato y......... Creo que me perdí.

—¿Cómo que estar perdida? ¿Acaso eres tonta o que?—

Te sentías tan avergonzada que ya no sabías que decir, ¿Te tenías que disculpar o que?

Escuchaste un suspiro al otro lado de la línea.

Mandame tu ubicación, quédate dónde estas, voy por ti.—

—Gracias.— Chillaste aliviada

Tonta.—

Seojun colgó al instante. Enviaste tu ubicación tal cual como lo había pedido, viste como inmediatamente los dos chulitos azules aparecieron en el chat. Ahora lo único que tenías que hacer era esperar. Ahora después de varías horas de insomnio el sueño por fin te estaba invadiendo, por lo más que quisieras, no podías cerrar los ojos. Realmente no podías ser Hwang YoungSoo sin que algo te tenga que pasar.

Minutos después puedes divisar la silueta de alguien alto acercándose cada vez más dejándote ver con más claridad de quién se trataba.

¿A dónde tan perdida?— Preguntó juguetón cuando por fin se encontraba frente a ti.

Reíste nerviosa. Internamente agradecias  que el estuviera ahí. Para tu sorpresa no se burló, no sé quejó, no cuestionó; solo pregunto si te encontrabas bien.

Ambos empezaron a caminar de vuelta al campamento, miraste la hora en tu teléfono,ya eran más de la 3:30 de la mañana, el cansancio y sueño ya se estaba apoderando de tu organismo. Seojun lo podía notar por tu forma de caminar. De repente te despertó de sobremanera el sentir como este te cargó entre sus brazos, estabas en blanco, no sabías que decir o que hacer.

Caminas muy lento, a tu paso el sol ya habrá salido.—

Tragaste pesadamente, levantaste la cabeza y notaste cuán concentrada estaba su mirada en el camino. Era una faceta de Seojun que nunca habías presenciado; la tensión era palpable, algo diferente a las bromas y risas habituales entre ustedes. A lo largo de la noche, te cuidó de una manera que no esperabas. No era la dinámica común de burlas o molestias; Seojun estaba genuinamente preocupado por ti.

Finalmente, al llegar a tu cabaña, Seojun te dejó en la puerta. Su risa resonó suavemente al observar tu rostro adormilado, y despeinó cariñosamente tu cabello.

Entra, debes estar agotada. Descansa todo lo que necesites. Si despiertas tarde, diré que estás enferma, así que no te preocupes —susurró con una sonrisa que hizo que tu corazón latiera un poco más rápido. Con esas palabras, cerraste la puerta detrás de ti, sintiendo cómo el cansancio y la sorpresa se mezclaban en un extraño pero reconfortante cóctel emocional.

𝐂 𝐇 𝐀 𝐍 𝐆 𝐄 𝐒 | 𝗛𝗮𝗻 𝗦𝗲𝗼𝗷𝘂𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora