De tal palo, tal astilla

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Seis de la mañana, Lincoln era el único despierto en la casa, aún en sus boxers estaba en el sótano de la casa haciendo una pequeña rutina de calistenia que se simplificaba en 12 sentadillas a 5 repeticiones, 12 flexiones de brazo diamante a 5 repeticiones y 12 abdominales a 5 repeticiones.

Una vez termino estaba lleno de sudor, aún con el cuerpo caliente empezó a hacer lucha de sombra, el sudor empapo el suelo, luego de unos minutos se detuvo, tomo aire y fue al suelo a realizar su rutina de flexibilidad.

Al terminar se puso de pie, su espalda estaba llena de tierra por el suelo y ni hablar de todo el sudor en su cuerpo, a paso lento salió para ir a ducharse, no sin antes tomar su toalla.

Las gotas de agua fría caían en la tina y el cuerpo lleno de cicatrices de Lincoln, sus ojos estaban cerrados tratando de recordar algo, tratar de viajar al pasado.

Tiempo atrás

Un Lincoln de apenas 10 años estaba en medio de un cementerio junto a varios familiares viendo cómo enterraban a su abuelo, Leonardo Federico Russo. El pequeño albino a su corta edad no entendía el porque tanta gente lloraba viendo ese cajón de madera entrar en aquel profundo pozo, su padre aguantaba las lágrimas como podía pero la emoción del momento lo venció limitándose a llorar en silencio.

- ¿Lincoln verdad?

El pequeño alzó la mirada viendo a un señor de metro ochenta idéntico a el, de pieza a cabeza si no contamos el bigote y obviamente la edad, ese cabello blanco, esas pecas, todos esos rasgos.

- Creciste bastante pequeño, lamento que nos conociéramos de esta forma.

- ¿Quien es usted?

- El hermano de tu abuelo, Albert Lo...Russo.

- Lincoln, ya es hora de irse.

- Está bien, nos vemos señor.

- Adiós pequeño, nos veremos en algún momento.

En la actualidad

- Y ese momento llego, Albert Loud.

Lincoln salió de la ducha, se seco un poco, cepillo sus dientes y de una buena vez salió del baño.

Al pasar las horas, la familia estaba dentro de la ban familiar por la carretera, Lincoln estaba bastante callado mientras veía los autos por la ventana.

- Oye.

- ¿Eh?

- Estuviste callado todo el viaje, eso es raro.

- Oh eso, disculpa Luna, es que, estuve pensando en algo.

- ¿Podemos saber que?

- Nada en especial, solo que, recuerdo haber visto a nuestro abuelo, ¿Albert verdad?

- Si, ¿Pero eso es posible? Que sepamos apenas tenemos contacto hace unas semanas.

- Entonces está confirmado, tenía unas dudas pero al parecer era así, el estaba en el funeral de mí otro abuelo, Leonardo Federico Russo.

Los padres abrieron los ojos al escuchar ese nombre y estaban atentos a lo que sus hijos podrían decir.

- ¿¡Teníamos otro abuelo!?

Wolf (the loud house)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora