Capítulo 009: Nueve de diciembre

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Milo caminaba por el aeropuerto, entre la multitud que se apresuraba en direcciones opuestas. La pantalla de su teléfono se iluminó con el mensaje de Piper, y una mezcla de sorpresa y preocupación se reflejó en su rostro. Piper, visiblemente molesto, le lanzó un aluvión de mensajes, cada uno cargado de frustración. Milo, sin embargo, se tomó la situación con una calma aparente, respondiendo con su característico tono sarcástico.

Milo: Mira pedazo de imbécil, ¿me podrías explicar por qué carajos no me dijiste que tu mamá y mi padre han estado follando durante el último año y medio?

Piper: Esas no son maneras de hablarle a la única persona que te soporta.

El intercambio de mensajes continuó, cada palabra intensificando la tensión. Piper, evidentemente furioso, demandaba respuestas, y Milo, con su usual estilo irónico, respondía con contragolpes ingeniosos.

Milo: A LA MIERDA CONTIGO WALLACE!!

Milo: RESPÓNDEME PUTA MADRE

Piper: NO ME GRITES, NIÑO CON LINDO TRASERO.

Mientras Piper se desconectaba, Milo sonrió para sí mismo y guardó su teléfono en el bolsillo. Se sentía ligero y entretenido por la reacción de Piper. Después de todo, las discusiones con su futuro esposo eran un ritual común y peculiar entre ellos.

Con cuarenta minutos antes de su próximo vuelo, Milo decidió pasear por el aeropuerto para matar el tiempo. Sacó su teléfono con la intención de enviarle un mensaje a Piper, pero un malentendido clic en el botón de llamada cambió completamente el juego.

El tono de llamada resonó en sus oídos, y Milo miró su teléfono con sorpresa. Piper respondió con su habitual brusquedad.

Piper: Me voy a dormir, ¿qué quieres?

Milo: Verte dormir.

Piper, con una expresión entre sonrojada y molesta, le mostró el dedo medio frente a la cámara. Milo, aprovechando la oportunidad, rápidamente tomó una captura de pantalla.

<<Últimamente necesito un nuevo fondo>> pensó.

La risa de Milo resonó en el auricular mientras cerraba la llamada. La pantalla de su teléfono mostraba la imagen de un Piper indignado con el dedo en alto, lista para convertirse en el fondo de pantalla más entretenido de Milo.

Milo continuó caminando por el aeropuerto, riendo entre dientes ante la reacción de Piper. La imagen capturada en su pantalla lo hizo sonreír aún más; la expresión indignada de Piper era tan característica que Milo no podía evitar encontrarla adorable. Decidió guardar la captura de pantalla como fondo de pantalla de su teléfono, una pequeña dosis de humor privado para aligerar su día.

A medida que paseaba, su mente divagaba entre los eventos recientes. La tensión con Piper, la revelación inesperada sobre la relación de sus padres y la próxima reunión con la nueva pareja de su padre formaban un cóctel de emociones en su interior. Sin embargo, Milo había aprendido a tomar las cosas con calma y una buena dosis de sarcasmo.

Se detuvo en una tienda del aeropuerto y decidió comprar una pequeña sorpresa para Piper. La selección fue rápida: un pequeño oso de peluche con una expresión gruñona que coincidía perfectamente con la personalidad de su futuro esposo. Compró el regalo y se encaminó hacia la puerta de embarque de su siguiente vuelo.

Mientras esperaba, decidió enviarle un mensaje a Piper para aliviar la tensión de la situación.

Milo: ¿Sigues enojado, pequeño gruñón?

Piper: Vete al infierno, Wallace.

Milo: Oh, ya he estado allí, y la compañía no se compara con la tuya.

Piper, a pesar de su enojo, no pudo evitar soltar una risa ante la respuesta ingeniosa de Milo. Aunque las discusiones entre ellos eran comunes, también compartían un sentido del humor que mantenía su relación equilibrada.

El vuelo de Milo fue anunciado, y se preparó para abordar, llevando consigo la pequeña sorpresa para Piper. A medida que el avión despegaba, pensó en el momento en que volvería a encontrarse con su futuro esposo y cómo, a pesar de las discusiones y los giros inesperados, la conexión entre ellos seguía creciendo.

Aterrizó en su destino con la intención de enfrentar los nuevos capítulos que la vida le tenía reservados, siempre con su peculiar sentido del humor como aliado. Y en algún lugar, Piper estaría, posiblemente aún molesto, pero con la promesa de más risas y momentos compartidos en el horizonte.

Milo se adentró en el avión con una sonrisa juguetona en los labios, sabiendo que, a pesar de las pequeñas tormentas, había una conexión especial que siempre los unía. Mientras el avión despegaba y se elevaba por encima de las nubes, Milo contempló el futuro, lleno de incertidumbre pero también de la promesa de aventuras compartidas con Piper.

Por otro lado, Piper, después de su breve explosión de frustración, se quedó con una mezcla de emociones. La risa, provocada por las ocurrencias de Milo, comenzó a mezclarse con una sensación de anhelo. Había algo en la forma en que Milo manejaba las situaciones, con su sarcasmo y su habilidad para encontrar lo divertido en lo caótico, que lo hacía irresistiblemente atractivo.

La imagen de Piper con el dedo en alto se quedó grabada en la pantalla de Milo, una pequeña pieza de arte que encerraba la esencia de su relación. Se preguntó cómo reaccionaría Piper cuando descubriera que su expresión de indignación se había convertido en el fondo de pantalla de Milo.

Mientras el avión de Milo surcaba el cielo, Piper se quedó en el aeropuerto, reflexionando sobre la reciente revelación acerca de la relación de sus padres. La sorpresa aún se reflejaba en su rostro mientras pensaba en la ironía del destino. Sin embargo, en medio de la confusión, estaba la certeza de que Milo seguía siendo el ancla en su vida, incluso si a veces ese ancla venía acompañada de una tormenta de sarcasmo y ocurrencias inesperadas.

La noche caía sobre el aeropuerto mientras Piper decidía regresar a casa. En su mente resonaban las palabras de su padre y las imágenes de Milo, y se dio cuenta de que, a pesar de todo, no cambiaría nada de eso. La imperfección y las sorpresas eran parte integral de su historia, y con cada desafío venía una oportunidad para fortalecer lo que compartían.

Mientras Milo se dirigía a su próximo destino, llevando consigo el pequeño oso de peluche y la imagen de Piper en su teléfono, ambos estaban conectados por algo más allá de las palabras y los momentos divertidos. La risa compartida, las discusiones apasionadas y la aceptación de las imperfecciones creaban una historia única, una que estaba lejos de ser perfecta pero que era inconfundiblemente suya.

Una navidad para conquistarteWhere stories live. Discover now