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Habíamos vuelto al hotel ya, estaba super cansada, solo quería desmaquillarme y acostarme.

Felipe ya había subido a su habitación. Me dirijo hacia las escaleras pero me detengo al escuchar una voz familiar. Reconozco esa voz.

Es Benjamín.

Esta de espaldas mio, así que no nota mi presencia. Estaba manteniendo una conversación por teléfono, y aunque no debería, me escondo detrás de una columna para que no vea y así escuchar.

— Ya te dije que no fue nada — dijo Benjamín, con un tono de voz molesto.

Yo frunció el ceño. Parece estar molesto, ¿con quien estará hablando y que paso?

Escucho como suspira.

— No me vengas con tus escenas de celos, Maria.

Ok, ya se con quien esta hablando. Seguro vio el show de hoy que transmitían por la televisión

— No fue nada eso. Es actuación, puro marketing para promocionar el show. Ya sabes como son los fans, están locos con Benjamila — hablo, muy seguro de lo que decía — y si fingimos que sucede algo entre nosotros, van a comprar las entradas.

Auch. Eso dolió.

Estaba por darme la vuelta y irme por las otras escaleras, no quería seguir escuchando, pero volvió a hablar y eso me detuvo.

— No me pasa nada con Camila, somos compañeros de trabajo y amigos, nada más. No estaría nunca con ella — soltó, haciéndome que sus palabras me hagan quedar inmóvil. No podía creer lo que escuchaba.

Una lagrima rodeo por mis mejillas. No voy a negar que me rompió el corazón escuchar eso, yo pensaba que había algo.

Otra vez, me volví a equivocar con él.

Quería irme de ahí para no seguir escuchando sus palabras, pero me choque con algo, o mejor dicho, con alguien haciéndome tropezar.

— Uy, disculpa, no te vi — me pidió perdón la persona con la que me choque. Me extendió su mano para ayudarme a levantar del piso y yo se la acepte.

Escucho como Benjamin se despide de su llamada y aparece en la escena.

— ¿Estás bien? — cuestiono preocupado, apareciendo detrás mío.

Yo ni lo miro, solo asiento con la cabeza.

— Perdón, no te había visto — volvió a pedir perdón el chico antes de desaparecer avergonzado.

El chico se va dejándome sola con la persona que menos quería ver en estos momentos. Yo sigo de espaldas a Benjamín, no quería enfrentarlo porque sabía que era capaz de ponerme a llorar ahí y era lo que menos quería. No iba a permitir que me vea así.

— ¿Estás bien?

Yo asentí con la cabeza, dándole la espalda.

Siento sus manos en mis hombros, me voltea hacia él. Pero no soy capaz de mirarlo. Mi mirada estaba en mis zapatos.

— ¿Qué haces acá? — no le respondí. No le iba a decir que estaba escuchando su conversación.

Aunque no lo estaba mirando, podía sentir como me examinaba, como si estuviera tratando de descifrarme.

— ¿Estabas escuchando mi conversación?

Esta vez, si lo mire.

— ¿Qué conversación? — fingi que no sabía de lo que me hablaba.

— ¿Me estabas espiando, verdad? — volvió a preguntar. Podía notarlo tenso.

— No, no me importa tus conversación — intente irme, pero él se interpuso en mi camino para que no me vaya.

— Estabas escuchando — afirmó. Yo desvíe mi mirada de él para otro lado, me sentía incomoda — Sobre la llamada..

— No quiero que me expliques — interrumpi su intento de explicación, volvi a mirarlo — no hace falta que expliques nada, no dijiste ninguna mentira. Es todo marketing — dije sin importancia. Aproveche que estaba distraído y me fui de ahí.

Subi las escaleras lo más rápido posible y entré a la habitación. Camine hasta la cama y me deje caer sobre ella. Quería desaparecer en estos momentos.

Me tiene tan confundida.

No pude evitar llorar. Otra vez estaba en esta situación, llorando por el mismo hombre que hace unos años atrás.

Mis ojos estaban llenos de lagrimas. Estaba cansada de llorar por amor. Deseaba tanto conocer a alguien más y pasar de página.

Y lentamente, el cansancio me fue ganando y me quedé dormida.

Cobardes | Benjamila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora