capítulo siete: jugar a la pelota

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Valentín no caía en lo que le estaba ocurriendo. Primero, Luki descubrió que Giay le gustaba y estaba quizá mucho más emocionado que él ayudándole a alimentar las ilusiones de que pueda tener una oportunidad con el mayor; segundo, hablando del delegado de quinto, durante la semana estuvo buscándolo en el segundo recreo para ayudarle a practicar la lectura de las glosas, charlar un poco y comer juntos una bolsita de almohaditas con relleno de almendras que el mayor siempre traía consigo.

Si bien sus compañeros no habían dejado de molestarlo con el de quinto cada vez que volvía del recreo o lo veían aparecer por las ventanas del aula, no podía quejarse porque sus miedos en un momento previo habían sido infundados, Luka había tenido razón de que Giay no parecía ser de los que se alejaban por esos rumores.

Debería pedirle disculpas al más bajito por haber dudado de él.

Otra cosa que había ocurrido durante la semana es que Matías Soulé de sexto no había dejado de juntarse con ellos cada vez que bajaban al patio, tanto que ahora les estaban ofreciendo unirse al partido del siguiente recreo. Esto se lo había afirmado el mayor mientras los tres andaban comprando en el kiosco y la hija de la señora dueña de este, Lu, les pasaba unos vasitos con té negro que habían pedido para tomar calor en esa fresca mañana.

—¿En serio? —Preguntó Luka con sus ojitos brillantes mirando al más alto.

—Sí, además que sea incentivo para apurar al conejito. —Murmuró antes de tomar un sorbo de té.

—Sí, sí. —Prometió Luka. —Ahí vamos a estar y voy a lograr que te hable.

Ambos amigos estaban emocionados, especialmente a Luka que le estaba insistiendo al colorado que no lo abandone en el segundo recreo, el cual era el más largo y cuando siempre se organizaban estos encuentros. No podían fallarle a quien los había metido en ese evento.

—Podes encontrarte con Giay el próximo —Le insistió poniendo sus mejores ojos de perrito abandonado que tenía. —Mirá si después no nos vuelven a invitar.

—No sé, Luki.

—Hagamos esto, yo voy corriendo al patio, vos lo buscas y le decís que vas a jugar y listo. —propuso Luka y en ese momento sonó el timbre, no dejándole tiempo al contrario que pueda rebatir nada de lo propuesto, viendo como su amigo salía a toda velocidad de allí.

Valentín también abandonó el aula y fue en busca de Agustín, nunca antes había ido a visitarlo a su curso por lo que le generaba una sensación de ansiedad acercarse a tocar la puerta del curso.

Cuando llegó ahí, se encontró con los ojos verdes del mayor viéndolo desde dentro del curso expectante y con algo de ¿culpa?

—Perdón, Valen— Le pidió apenas se acercó a la ventana y el de quinto le abrió a pesar de los reclamos del profesor de turno. —Apenas termine el práctico voy con vos, ¿dale?

—Yo... —Se sonrojó y aclaró su voz. —bueno, dale. Voy a estar en el patio.

Dicho esto, salió corriendo al patio, tampoco es que quería perderse del partido. Una vez allí, Matías le llamó para que se una a su equipo. Entonces empezaron el picadito con una pelota traída por uno de los chicos de sexto, que lejos de mirarse linda, se veía que en cualquier momento se iba a romper. En un momento, Valentín recibió un pase de Mati y al encontrarse con un espacio entre el arquero y el palo, pateó fuertemente para conseguir un gol.

Festejó levantando las manos mientras que el mayor lo abrazaba dándole vuelta por los aires.

—¡Buena, Colo! — Le felicitó revolviendo su cabellera rojiza.

cordones desatados [gialen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora