capítulo ocho: casi cita

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Matías llegó a la enfermería, al lado de la preceptoría en la planta baja, siendo cargado por Alejo. Si no fuese porque el dolor en su tobillo lo estaba matando, muy seguramente le estaría sonriendo con coquetería como tan bien solía hacer. 

El chico de quinto lo dejó sobre la camilla con cuidado y no pudo evitar soltar un quejido por su tobillo que a simple vista se veía hinchado. La enfermera rápido le puso una compresa fría para aliviar la inflamación y le indicó al estudiante de quinto que lo sostenga en la zona que le indicaba, cosa que rápido obedeció.

—Cada vez que lo veo trae un nuevo accidentado, Veliz —Comentó la enfermera mientras se encargaba de anotar algo en su cuaderno. —Primero Buonanotte, luego Giay y ahora Soulé.

— ¿Buonanotte? —Repitió Matías acordándose de la información que le había dado Luka la otra vez.

—sí, sí, vino porque se dislocó el hombro jugando basquet— comentó la mujer.

—Sí… eso fue un poco mi culpa— Admitió Alejo avergonzado. —No medí muy bien mi fuerza al defender, pero eu terminamos siendo amigos.

Matías asintió con la cabeza.

—Nosotros también podemos ser amigos. —Propuso Alejo. —¿Qué te parece?

Matías se estaba mordiendo la lengua para no gritarle que no quería ser solo su amigo, pero debía mantener la calma y la gracia que lo caracterizaba, así que puso su mejor sonrisa para su estado convaleciente y le miró. —Me agrada la idea.

—Copado, acordate que no hay reembolso. —Bromeó sin notar que estaba haciendo más presión que la necesaria provocando que el de sexto suelte un quejido. —Uy, perdón.

—Descuida… —Dijo con voz sufrida. —Ale, me gustaría agradecerte por transportarme hasta acá.

—Na, no hace falta. Lo hice de buena voluntad.

—Insisto— Matías colocó su manos sobre la de Alejo para que le preste atención y le mire a los ojos. —Podemos salir a hacer algo, yo invito.

Ah, todo lo que estaba haciendo por el que le gusta.

***

—Así que apenas pueda caminar vamos a salir juntos —Sonrió Matías terminando de contar su anécdota a los dos amigos. Estaban sentados en los escalones que  daban entrada a la biblioteca, lugar al que los había arrastrado el de sexto para comunicar sus avances. 

—¡Buena, Mati! — Felicitó Luka abrazándolo.

—A veces, uno tiene que tomar la iniciativa. —Concluyó contento. —Ahora, Colito, me enteré que tuviste una cita con Giay. Lo cual te agradezco, por cierto, desviaste mis rumores a que sean tuyos.

—¿De nada? —murmuró Valentín un tanto confundido. —Y no, no fue una cita. Aparte, ¿cómo sabes eso?

—Ya te dije, la info me llegó. —Matías llevó a su boca el juguito. — Entonces, te fuiste a verlo jugar y ¿después?

—No es una cita ir a verlo jugar. —Refunfuñó el pelirrojo cruzándose de brazos. 

—Bueno una casi cita. —Molestó Luka. —¿Salieron después del partido?

—Por favor, Colito—Le miró el de sexto y tomó su mano, para hablarle con dulzura. —Entre los dos sabemos que andamos del mismo lado del arcoiris.

Valentín abrió su boca para querer negarlo, pero no lo pudo hacer.

—Fuimos a comer unas pizzas con su familia… —confesó finalmente sonrojándose. —Para celebrar que ganó su equipo.

—¿Te dedicó un gol? —Preguntó Luka con curiosidad.

—No pudo anotar— Contó poniendo una ligera sonrisa. —Salió expulsado.

Los ojos de ambos chicos se abrieron de par en par a mirar anonadados por ese dato.

—Le calculó mal solamente. —Justificó. — Dejó el pie y no sé, yo dudaría un poco del árbitro.

—Una pobre víctima — Ironizó Luka.

Entonces el timbre sonó y el de sexto se levantó a duras penas del escalón en el que estaba sentado con la ayuda de los dos chicos de cuarto, quienes lo acompañaron también hasta su curso.

***

Era el segundo recreo y como ya era costumbre Valentín y Agustín estaban pasando el rato en la terraza de los pupitres disfrutando unos tés calientes y unas galletitas que el de quinto había comprado previamente. 

—Valen  —Le llamó mientras que el pelirrojo tomaba un sorbo de su vasito de telgopor —No sé si escuchaste esto o no…

—¿Qué cosa?—serán los rumores, pensó en su interior Valentín.

—Eh, algunas cosas que están diciendo algunos… — Explicó vagamente. —Sobre vos y yo.

—Ah —Entonces, sí eran esos rumores. —Algo oí.

Mejor no hacerse el boludo y ver mejor la reacción del mayor.

—¿Estás bien con eso? ¿Te molesta?

—No, no— Negó de inmediato el pelirrojo. —La gente habla y ya.

—Qué alivio —Suspiró el de quinto.

—¿Por qué la pregunta?

—Quería que lo hablemos, no sé si te pone incómodo —Agustín se sonrojó. — sé que nos conocemos hace poco, pero tampoco quisiera perder tu amistad.

—No, yo tampoco —Ahora era Valentín sonrojándose. —Me caes muy bien, no quiero que dejemos de juntarnos. 

—Copado, qué bueno que estamos en la misma — Sonrió ampliamente el de rulos. —Mañana es el acto, y después podemos salir a hacer algo.

—¿Con los chicos también?

—No sé, pensaba entre vos y yo. —Confesó al instante. —Te dije, me caes bien y me ayudaste a organizar parte del acto acompañandome acá.

—Sí, eh, bueno —Valentín estaba como un tomate, se preguntaba cómo es que Agustín no se daba cuenta de sus reacciones o elegía omitirlas. —Está bien, salgamos.

—De una. Hay una película que podemos ver. Pensaba que comamos en algun Mac y luego al cine.

—Suena bien —Aceptó Valentín.

Un silencio los rodeo por unos segundos en que se dedicaron ver el cielo nublado, blanco como la nieve.—Pregunta, Agus.

—¿Qué sucede?

—Esto es... ¿una cita? —Valentín sintió como el calor se elevó a su cara, sintiéndose sofocado por haber hecho esa pregunta. Se había tirado a la pileta sin agua seguramente.

Silencio, tortuosos segundos sin decir nada.

—¿Una cita? —Se preguntó a si mismo. —Puede ser, sí. Es una cita.

—¿En serio? — Valentín no podía creer lo que escuchaba.

—Y sí, la verdad es que vamos a salir los dos solos porque nos divertimos juntos, ya te dije que me gusta pasar tiempo con vos, hablar, reirme. Además... —Ahora Agustín estaba todo sonrojado.— Tengo que admitir que quiero salir con vos porque me gustas.




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Perdón la tardanza, estoy últimos días no fueron mis mejores pero ya está, volvemos a la transmisión habitual

Fluff y fluff

cordones desatados [gialen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora