Destino

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Kacchan quédate en mis noches de lluvia y en las mañanas de invierno…  quédate conmigo… 

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Kacchan quédate en mis noches de lluvia y en las mañanas de invierno…  quédate conmigo… 

Katsuki sacudió su cabeza y frunció el ceño. La voz del príncipe cantando se mantenía en su mente y no quería dejarlo. Estaba convencido de que era imposible haber oído su voz en el bosque. Igual de imposible de haber visto un cuervo gigante que lo atacaba en sueños y también era imposible que sufriera anemia cuando ni una vez en su vida había sufrido un resfriado. 

Desde aquella pesadilla en la que vio el cuerpo sin vida de Izuku, con una manzana mordida rodando de su mano, las cosas parecían salirse de su control. Era como si el destino lo empujara a cumplir el funesto presagio y lo llevará al sendero donde encontraría el cadáver del príncipe. 

Katsuki sintió escalofríos y de inmediato se quitó esa idea horrible de la cabeza. Trató de mantener la calma y actuar con lógica, pero al llegar a la zona del castillo donde residían y entrenaban los caballeros del reino, sus emociones patearon el trasero a su serenidad. 

El patio central, donde se practicaban el  arco, la espada, la ballesta y otras armas, se topó con una gran fiesta llena de algarabía, comida y cerveza. Su escuadrón había dispuesto sillas y mesas, con pan y tarros de cerveza esperando la carne que se asaba en el fuego, llenando el aire de un aroma delicioso.

Katsuki se quedó atónito ante el festejo. Las criadas bailaban con los caballeros y la banda de guerra tocaba los tambores con alegría. Junto al muro, vio a sus amigos divertirse con el juego de tiro al blanco. Kaminari, un rubio de expresión cómica, se lamentaba mientras usaba la diana como escudo. Kirishima y Sero, en cambio, se reían a carcajadas al lanzarle cuchillos con gran habilidad al círculo de madera, haciendo que el rubio se moviera y se esforzara para evitar que le clavaran un cuchillo. 

—¿Podemos parar? ¡Esto ya no es divertido! —chilló Kaminari. 

—¡Solo una ronda más! —Sero insistió. 

—¡Eso dijiste hace nueve rondas! —Kaminari replicó al mismo tiempo que un cuchillo penetró el círculo de madera. 

—¿De veras? No recuerdo. Creo que las cervezas no me dejan contar bien —Sero se burló y le lanzó otro cuchillo que se insertó en la línea amarilla —¡Porqué te mueves me hiciste fallar! —dijo entre risas. 

—¿Qué están haciendo despiertos a estas horas? —Katsuki reclamó el bullicio —¿Se volvieron locos? ¡No pueden hacer tremenda juerga en el campo de entrenamiento, los superiores nos matarán! 

—¿Qué no has escuchado de las buenas noticias? —Kirishima se acercó a él con un tarro de cerveza en la mano —¡Mañana partiremos a las fronteras! —anunció feliz.

—¡Nos dieron el asignamiento hace una semana y por fin nos vamos de la "guardería"! —Sero dijo relajado y lanzó otro cuchillo qué Kaminari atrapó con el tablero. —¡Por fin seremos verdaderos hombres! 

ᴇʟ ᴘʀɪɴᴄɪ́ᴘᴇ ʏ ᴇʟ ᴄᴀᴢᴀᴅᴏʀ | ᴅɪsɴᴇʏᴡᴇᴇᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora