Tímido

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Izuku ni un día de su vida había visto a ningún guardia sin su yelmo, así que solo podía distinguir la belleza de sus guardias por sus ojos, ya que parcialmente su cara la tapaba el puente de metal de la nariz peor era aquellos guardias que usaban...

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Izuku ni un día de su vida había visto a ningún guardia sin su yelmo, así que solo podía distinguir la belleza de sus guardias por sus ojos, ya que parcialmente su cara la tapaba el puente de metal de la nariz peor era aquellos guardias que usaban un visor qué cubría toda la cara.

Poniendo atención había descubierto qué uno de los capitanes Hizashi Amada a quien todos se dirigían como "Mic" tenía uno ojos enérgicos color amarillo y un extraño bigote, a comparación, el capitán Aizawa tenía unos ojos negros, serios y profundos y su barba recién crecida lo hacía ver interesante y en cierto punto sexy, sabía que tenía el cabello negro pero no sabía si lo tenia cortó o largo. Y en cuanto a las mucamas, qué todas eran señoras siempre usaban un gorro blanco que le cubrían el cabello y en las raras ocasiones que se cruzaban en el pasillo bajaban la mirada por respeto, daban una reverencia y jamás lo veían directo a los ojos. 

El príncipe carecía de contacto visual, todos se movían a su alrededor con temor a equivocarse y casi parecía un fantasma en la habitación cuando la servidumbre debía limpiar y ordenar. Fuera de los protocolos, el príncipe carecía de reciprocidad y de caras con que familiarizarse. Por esa razón cuando Izuku vio la cara libre y sucia de su guardia y su cabello salvaje brilló tan dorado como el sol de esa mañana olvidó cómo parpadear. Esos mechones cortos y filosos meciéndose en la brisa eran como un campo de girasoles, hermosos y extraordinarios, y descubrir su cara juvenil y rasguñada por el árbol aceleró su corazón. Por primera vez conocía el rostro completo de otra persona y a un chico de su edad. Fue instantáneo sentirse maravillado. 

—¡Maldita sea! —Katsuki se tocó el rostro después que su príncipe le agitó el cabello y le sonrió. De inmediato fue hacia la mesa a ponerse el yelmo pero Izuku lo interrumpió. 

—¡No! —Izuku le quitó el casco —No permitiré qué mi caballero use esa cosa. —dijo como si en segundos lo eligiera como su guardia personal a pesar que el capitán Aizawa dijo que enviarían a alguien que estaba a prueba. 

—¡Majestad! —El rubio protestó y jaló el casco con rudeza aunque el príncipe resistió su combate —¡Devuélvemelo, el protocolo dice que no puedo quitármelo frente a usted o si no terminaré en los calabazos! 

—¡No, no quiero! —Izuku forcejeó. —¡Me gusta tu cara despejada! 

Katsuki siguió terco, había pasado una hora de su primer día en su trabajo y ya había roto todas las reglas, ahora lamentaba haber ido a un bar a festejar su graduación en lugar de repasar el manual protocolario de 300 páginas que llevó durante sus estudios. 

—¡Dije que me lo dé, mi señor! —dijo entredientes, quería corregir los errores con diligencia y cumplir correctamente con su trabajo. Le gustaba ser el mejor en todo, sin embargo, no estaba percatandose qué forcejear con el príncipe era un acto prohibido. 

—¡Por favor, quédate así un rato más! —suplicó y sus dedos en el yelmo empezaron a resbalar. 

—¡Dame mi maldito yelmo! —Katsuki gritó irritado. 

ᴇʟ ᴘʀɪɴᴄɪ́ᴘᴇ ʏ ᴇʟ ᴄᴀᴢᴀᴅᴏʀ | ᴅɪsɴᴇʏᴡᴇᴇᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora