Separación

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Después de la tensa reunión con el rey All Might, Izuku se refugió en el calor de la chimenea de su alcoba

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Después de la tensa reunión con el rey All Might, Izuku se refugió en el calor de la chimenea de su alcoba. Sus ojos verdes se perdieron en el fuego que crepitaba y se elevaba con el ritmo de la leña. Las chispas que saltaban del encino parecían estrellas fugaces en la oscuridad. 

Izuku se sentía débil y cansado, como si la presencia del rey le hubiera arrebatado su vitalidad. Cada vez que All Might lo visitaba, su salud se deterioraba y terminaba postrado en la cama. Los médicos le habían prohibido las visitas, alegando que el "aire" de afuera lo enfermaba. Izuku rogaba al fuego que lo mantuviera en pie hasta el día de su fiesta de cumpleaños. 

Soñaba con bailar en ese salón, aunque nunca lo había hecho en público ni con mucha gente. Estaba emocionado de presentarse en sociedad, de conocer a los príncipes, de danzar con ellos hasta el alba...

Pero siempre se frustraban sus planes. Siempre caía enfermo y se perdía los festejos. Pero esta vez se sentía diferente, se sentía fuerte. La compañía de Katsuki le daba ánimos. Le daba ganas de explorar el mundo. 

Quería salir al mundo, quería ver las maravillas que Katsuki le contaba cada mañana, los lagos del reino, las montañas que lo rodeaban, los animales de la granja, la pastelería y el pastelero, la herrería y el herrero, el sembradío y el sembrador, la escuela y la maestra, los bailes de la bailarina, los inventos de la inventora. Quería conocer a su pueblo. 

—¿Aún no duerme? —El capitán Aizawa recorría los pasillos del castillo cuando vio su puerta entreabierta y la sombra enorme que proyectaba la chimenea en la pared. 

—No puedo conciliar el sueño. Me siento culpable por mentir en la cena. 

—¿Mentir? —Aizawa entró con cautela en la habitación. 

—El rey All Might me obligó a decir cosas que no sentía... Como decir que no me gustaba Kacchan y que jamás me enamoraría de él. 

—¡Y menos mal que no dijo semejante disparate! —Aizawa lo reprendió —Usted es un príncipe y él un simple guardia. ¡Es imposible! ¡Olvídelo! Además Bakugou no tiene ningún mérito honorario para que obtenga una excepción y pueda convertirse en alguien digno de ser su consorte. 

—¿Consorte? —Izuku se ruborizó al pensar en lo que implicaba un matrimonio, la noche de bodas donde las parejas se abrazaban y se amaban. No sabía cómo funcionaba, pero sabía que era algo muy íntimo. Y pensar en Katsuki de esa manera le hizo chuparse los labios como si tuviera sed de él. 

—Desde que ese muchacho llegó al palacio, usted ha descuidado sus estudios por jugar con él en el jardín, ha dejado de hacer sus tareas por charlar con él en la biblioteca, ha perdido la compostura y el misterio que debe tener un miembro de la realeza —El capitán Aizawa siguió reprendiendo —Se la pasa riendo por los pasillos, saltando a su alrededor como un conejito, incluso se ha atrevido a saludar a sus criados cuando vienen a limpiar su habitación. Se ha comportado como un príncipe caprichoso. 

ᴇʟ ᴘʀɪɴᴄɪ́ᴘᴇ ʏ ᴇʟ ᴄᴀᴢᴀᴅᴏʀ | ᴅɪsɴᴇʏᴡᴇᴇᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora