Capitulo 41

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N.Tom

La fiestas de navidad eran esta noche, como era evidente no pasaríamos navidad con nuestras excelentes y perfectas familias, en cambio tuvimos que quedarnos en el castillo para tratar de cumplir la orden de mi padre, mire a travez de la ventana de la habitación de Lilith como la nieve caía tan delicadamente sobre el suelo, pero la vista mas perfecta estuvo cuando voltee a ver la cama donde Lilith roncaba, la baba se le caía por la mejilla haciéndola ver tan adorable, necesito comprar un aparato muggle que toma fotografías para casos como este, me acerque a ella metiéndome entre las sabanas de seda y rodeándola con mis brazos dandole un beso en la frente.

—Buenos días, ya despierta o inundaras la almohada con tus saliva—

—¿Qué?—dijo un tanto adormilada tratando de abrir los ojos, correspondió mi abrazo momentos después de reaccionar acurrucándose suavemente sobre mi.

Podría despertar con esta chica el resto de mi vida sin quejarme...siempre y cuando no me babee la cara, mi perfecta mañana fue interrumpida cuando alguien toco a la puerta.

—¿Que quieres?—

—Buenos días para ti también, hermanito— dijo Mattheo quien traía café para los tres, se sentó justo a lado de Lilith en la cama lo que me hizo mirarlo con cierta molestia lo que pareció no importarle. —Si sigues frunciendo el señor así podrías romper una nuez con esas cejas—

—Te doy tres segundos o pateare tu trasero fuera de su cama—

—Te ayudo a contar? Porque que comodo estoy aquí— el dejo su vaso en la mesita de noche y entro en las sabanas con ella.

—Mattheo,ahora—

—Ya,ya, no te enojes, de todos modos cuantas veces no estuve aquí,¿sigue guardando los preservativos en el mismo cajón? .— La sonrisa maliciosa de Mattheo era algo que hace mucho no miraba, me estaba provocando y no quería caer esta vez.

—Riddle,largo— le dijo Lilith quien lo empujo fuera de la cama haciendo que se pegara en el suelo. 

—Auch, ahora me duele el trasero,¿será que me lo sobas? fuiste tu quien me empujo—

—Ya terminaste mi paciencia— Tome del suéter a Mattheo hasta sacarlo de la habitación. —No te quiero ver aquí de nuevo— grite antes de azotar dicha puerta y poner el seguro.

—¿Ahora que pasa con tu hermano?—

—Solo esta celoso, como siempre— Le di un sorbo a mi café el cual estaba en un vaso color rosa y lo deje sobre el escritorio. —¿No vas a tomar del tuyo?—

—No me gusta tomar el café tan temprano, prefiero el chocolate caliente.—

—En ese caso, ya te lo traigo, mi novia no se quedara sin desayunar— Le di un beso en la mejilla y salí hacia el gran comedor en busca de su bebida, pero cuando regrese comencé a sentirme algo extraño.

N.Mattheo

—¿Se lo diste o no?—pregunto Theodore un tiempo después cuando nos encontramos en los pasillos

—Si,claro que se lo di, no soy idiota,¿seguro que lo hiciste bien? aun no la veo pegada a ti—

—Espero que si, obligue a uno de segundo a ayudarme—

—¿Por que?¿No podias solo?—

—Te recuerdo que ambos reprobamos la clase de pociones--

—Bien pues espero que tu estupido vaso azul estuviera bien—

—¿Azul? No, el rosa es en el que estaba la poción—

—¿Que?— dije alzando ambas cejas

—¿QUIEN MIERDA LE DA EL VASO AZUL A UNA MUJER TENIENDO EL ROSA?—

Los mestizos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora